Capítulo 10- La soledad de las estrellas

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Me pase la tarde recordando como eran los días antes de venir acá, pensaba que estar acá iba a olvidar todo pero me sigue atormentando.
Preferí salir a caminar antes de terminar en una crisis.
La parte céntrica del pueblo son solo cinco cuadras, de fondo la sierra lo demás es bosque y la soledad misma. Era lindo ver como todo seguía en su lugar, la heladería estaba ahí en me dio de tres calles siendo lo más importante del sitio.
Optaba por caminar escuchando música, todo lo que me rodeaba era solo un susurro y me encontraba con mis pensamientos solamente.
Ya estaba atardeciendo y los locales empezaban a cerrar y solo quedaba la luz de la luna y alguna que otra de algún local que seguía abierto.
Con tan solo ver la sierra los recuerdos volvían. Fue tan divertido el día que me perdí cuando subí la sierra, era chica y no conocía mucho del sitio.
Me sentí lo bastante confiada ahora como para saber volver después, era jodido porque la bajada estaba del otro de la sierra y lo único que te rodea eran árboles.
-¿Que tan difícil puede ser?-Me cuestione a mi misma y claro me conteste con la mejor confianza.
Sabía que después iba a tener problemas con mis viejos por volver tarde pero ya estaba caminando ah.
Era fácil subir, tenias que seguir un caminito que iba rodeando la sierra. Era lo único que me repetía.
Cuando estaba por llegar ya tenía que alumbrarme con la linterna del celular para ver donde pisaba.
Aunque valió la pena estar en la sima, se podía ver el pueblo y como las estrellas eran las únicas que alumbraban el sitio. Me sentía en casa y me deprimía pensar en lo demás. Era lo único que daba vuelta en mi cabeza.
Me acoste en un banco de madera mirando las estrellas con la música de fondo que acompañaba todo. El viento se hacía cada vez más notorio y las plantas bailaban a su compás.
La noche estrellada a esta altura de la sierra era simplemente hermosa.
Tararear la letra y mover los pies al compás de la canción sin enfocarme en nada.
Algunas lagrimas se hacían presentes. Y aun así estaba en paz...


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Las horas pasaban y seguía en la misma posición.
Acostada mirando las estrellas.
Estaba en mi mundo, en mi palacio mental que no llegue a escuchar los pasos que se iban acercando.
La oscuridad y la luz tenue no ayudaban a distinguir quien era.
-¿Qué carajo haces acá?- fue lo único que dijo mientras se iba agachando hasta quedar a la altura del banco. Moví la cabeza hacia la atrás chocando miradas con él.
Me sentía en la película de Spiderman.
Se quedó a centímetros sin apartarse, se podía sentir su perfume desde acá...

𝕷𝖔𝖘 𝖗𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝖆𝖑𝖒𝖆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora