Príncipe Caprichoso •|KTH|• [+18] [EN PROCESO]

•03• Cinta robada

Dedicado a Jeon_sofia325 (tu sorpresita UwU)
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– ¿No vas hablar? –el pelinegro habla por fin luego de aquella acción tan feroz de su parte–

¿Y yo?

Yo era un poema, y no de los lindos, más bien no me podía creer lo que había pasado. Aunque me ardía el labio no podía emitir palabra alguna, estaba demasiado sorprendida.

– ¡Suélteme pervertido! –si, eso fué lo único que pude decir–

– Valla, me impresiona que después de decirte quién soy todavía osas a insultarme. –su mano acaricia mi pelo mientras aún me sujetaba por la cintura–

Noto que todavía no estaba en las mejores condiciones y es cuando me separo de él velozmente.

– En estos momentos me importa una mierda quién sea usted, o en el estatus en que se encuentra. Usted es una persona muy atrevida y botarate. –digo con molestia– No me vuelva a tocar en su vida.

– Ja, ¿crees que te haré caso? –preguntó él con arrogancia mientras se acercaba otra vez a mi–

Me sigo sintiendo nerviosa.

– Pues más le vale. –es impresionante como puedo decir aquellas palabras sin que se me corte la voz. Me impresiono a mi misma.–

Doy media vuelta, tratando de salir de aquel lugar para ir a mi casa, dónde ahora mismo podría estar leyendo un libro y no aguantando a este chico.

Escucho al pelinegro hablar con un tono burlesco– Eres una ardilla muy enojona y atrevida. –ignoro su comentario y continúo mi paso, pero su voz hace que me detenga y me vire– Gooru. –miro directamente sus ojos– Nos vemos pronto.

– Si me disculpa, en mi opinión, creo que no nos volveremos a ver más. –hace un movimiento con su cabeza–

– Eso ya lo veremos. –guiña su ojo y se vira para sentarse en la misma posición de antes–

Maldito idiota.

(...)

Habían pasado varios minutos desde que salí echando humo del castillo. Mientras cada pisada fuerte que daba en lo único que pensaba era en ese idiota.

¡Ese era mi primer beso!

Y ese príncipe caprichoso me lo robó.

Podía afirmar que sentía un sabor a galletas horneadas en mi boca, y todavía podía oler un perfume completamente extraño para mí, pero aún así olía exquisito. Así olía aquel príncipe llamado Taehyung, por ende sus labios te dejaban sabor a galletas.

Ardía un poco mi labio, pero eso no era un impedimento para que maldiciera a miles de cosas. Sin darme cuenta ya estaba cerca de casa, a pocos metros de ella. Sin embargo el mundo no pudo esperar mi llegada a casa, porque en ese mismo momento empezaron a caer gotas del cielo, y no era una llovizna suave, parecía que se hiba a caer el cielo encima de mi. Corrí lo más que pude para llegar a la puerta de mi casa, al estar frente de ella la toqué, al instante el rostro de mi prima Soohyun se asomó.

– ¡Que te enfermas Gooru! –tomó mi brazo y la jaló hacia adentro–

– Oh, llegaste hija. –esta vez habló mi papá acercándose a mi junto con el resto de mi familia–

– ¿Cómo era la salud del rey? –preguntó mi tío preocupado–

Oh, es cierto, no puedo contarle a mi familia lo que pasó hace una hora. Aunque todos seamos unidos y nos tengamos mucha confianza sería vergonzoso contarles lo que pasó. Por ello, aunque me sienta aún más extraña, tengo que mentirles.