05 - Bromita

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Sentí que la noche paso demasiado lento, vi como los rayos del l sol comenzaba pasaban atreves de la ventana, aun me costó mucho el poder dormir al igual que la vez que dormimos en aquella montaña, nunca había dormido en otro lugar que no fuera  mi hogar, se sentía extraño, supongo que es solo cuestión de tiempo para acostumbrarme, además me preocupa el hecho de que hoy será mi primer día de trabajo, el pensar que tal vez no lo haría bien me ponía muy nervioso ya que no estoy acostumbrado a ningún tipo de trabajo en realidad, pero aun así quiero dar lo mejor de mí.

Dirigí mi vista hacia Kenai que dormía como un bebé,  parece que él no tiene problemas al dormir fuera de casa y por lo visto aun no tenía intención alguna de levantarse por sí solo, así que me vi en la necesidad de levantarlo yo, para que llegáramos a tiempo a la hora acordada con las señoras madrigal, no quería llegar tarde, no quería dejar una mala impresión en nuestro primer día.

Mocoso, levántate- comencé a mover su brazo, no quería ser brusco con él, pero el wey no se levantaba, al contrario solo se  acomodaba más-

Que te levantes te digoooo- comencé a empujarlo con los pies un tanto fuerte para asustarlo y ver si así se levantaba pero nada, estaba más tieso que un pedazo de pan en la madrugada-

Bien, tú lo pediste -lo termine empujando provocando que se cayera de la cama para dar en el suelo y segundos después escuche como me insulto para levantarse del suelo y mirarme-

¿Te caíste?-pregunte aguantando la risa-

No, me gusta saludar al suelo antes de hacer mis deberes- me miro serio mientras masajeaba uno de sus brazo-

Hay que ir con las señoras madrigal, tenemos que apresurarnos si no queremos llegar tarde.

Ambos nos dimos un baño para arreglarnos, desayunar de las mismas arepas que compramos el día de ayer por la noche, una para cada quien, cepillarnos y finalmente ir a ver a Vicente para darle de comer las cuatro arepas que quedaban y darle algo de tomar porque uno como quiera pero la criatura es criatura, nos despedimos de él para finalmente dirigirnos hacia la casa de los madrigal.

¿Qué tarea harás?- me pregunto el pelinaranja sin voltear a verme, dándome la oportunidad de elegir primero-

Ayudare a don diego -le respondí rápido sin pensarlo dos veces, prefiero ensuciarme de tierra que ver a ese chico que tiene de nombre Camilo, ¿para qué voy a estar en el mismo lugar en donde vive una persona a la que no le agrado?, ya es mucho con vivir en el mismo lugar.-

Bien, entonces yo me encargo de la casa.-finalmente me miro pero un poco confundido- ¿estás seguro de que quieres ese trabajo?

Más que seguro-le sonreí para luego ver al igual una sonrisa saliendo de sus labios-

Finalmente llegamos a la casa de los madrigal, fueron cuestión de segundos para que la puerta se abriera para ver a toda la familia salir con dirección al pueblo, claramente como era de esperarse, pasó Camilo frente a nosotros y  solo me miro para rodear las pupilas de sus ojos para seguir con su camino así quedando solamente la señora pepa y la señora alma frente a nosotros.

Bien, si ya saben que trabajo va a realizar cada quien, el que se encargara de casita entre conmigo y el otro siga a pepa -nos miró la señora alma para dirigirse a su casa-

Yo solo me dispuse a seguir a la señora pepa hasta llegar al lugar de los cultivos del que se encargaba el señor diego, el cual era ENORME, me explico lo que debía, hacer lo cual era demasiado al menos para una sola persona, me mostro donde se encontraba cada cosa, al igual de que el señor diego llegaría después y me conto que ese trabajo solía hacerlo Isabela pero después de lo que paso con el encanto, cosa que no entendí bien a que se refería, solo lo hacía cuando era necesario, mientras tanto se realizaba manualmente,  finalmente se despidió deseándome suerte.

A Su Merced - (Camilo Madrigal X Male Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora