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5. Viejas conversaciones.

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―Estaba teniendo un gran sueño, espero que esta llamada valga la pena.

Eleanor escuchó el bostezo de parte de Effie al otro lado de la línea y rio. Estaba sentada en una banca cerca de una cabina de teléfono y estaba ansiando conseguir un lugar donde echar su siesta de los domingos en la tarde. Había almorzado en la cafetería, pero si se quedaba más terminaría pidiendo todo lo del menú y ya solo le quedaban tres dólares. Necesitaba ahorrar y la comida era una tentación muy grande para ella.

―Necesito que me dejes quedarme en tu casa, hasta esta noche.

―¿Por qué?

―Porque Annabel está en la mía.

―No me jodas.

―Fue lo mismo que yo dije.

―¿Qué hace ahí? ¿Por qué? ¡Éramos muchos y parió la abuela!

―Ya ves...

―Bien, ven a casa, quédate lo que necesites, pero esta noche invité a Wyatt a una tormenta-nocturna-de-ideas con Margaritas como combustible para la imaginación porque tenemos que terminar nuestro ensayo pronto, así que el único requisito para poner tus sucias y peludas botas Ugg's en mi humilde morada es la eterna promesa de embriagarte hasta vomitar tus sesos.

―¿Cómo sabes que estoy usando botas Ugg's?

―No lo sabía, ahora lo sé.

―El sexto sentido de Effie.

―El trasero predecible de Eleanor.

―Estaré ahí en cinco.

―Te espero con ansias, mi dulce miel.

Eleanor colgó la llamada y se dirigió hacia el departamento de Effie. Normalmente, iría con los Abbadie, pero no tenía ganas de recordar que también tenía una gemela que estaba en su casa, invadiendo y contaminando su espacio personal. Annabel había formado parte importante de todas las desgracias de su vida, excepto la más reciente. Eleanor trató las primeras veces de no echarle la culpa, de pensar que su hermana era un ser humano que merecía perdón como todos los demás, pero no era algo que le resultara fácil; Annabel era difícil de querer. Tal vez sí, dentro de ella, aún recordaba y apreciaba todos los momentos buenos que tuvieron como hermanas, pero la pregunta era, ¿los recordaba Annabel? ¿Le importaban más que ganarle a Eleanor? Porque nunca lo había demostrado y hasta que no lo hiciera, Eleanor no encontraría una razón para perdonarla.

Effie le abrió la puerta y la recibió con una taza de café bien cargado. Si algo sabía Effie que a Eleanor le gustaba era el café. El café y el internet. Por lo que rápidamente ella buscó su propia comodidad en la habitación de Effie, con su laptop sobre el regazo. Entró en su vieja cuenta de Facebook; cuando empezó a ganar fama en las redes sociales, creó un Facebook para mantener a sus fans alejados de los vergonzosos comentarios de sus amigos y familiares. Esa cuenta la había desactivado y se había quedado con la vieja, ahí abrió el chat de Sullivan. Lo había estado leyendo una y otra vez durante los últimos meses. Ni siquiera sabía por qué, simplemente le traía buenos recuerdos y la hacía sentir tan mal y tan bien al mismo tiempo.

08/04/2013 4:30AM

Eleanor Piper:

Lo digo en serio.

E. Sullivan:

No puede ser en serio porque yo lo confirmo; no es en serio. No puedes seguir pensando que no eres suficiente. Para mí o para todo el mundo; eres suficiente, Eleanor. Eres incluso mucho más.

Eleanor Piper:

¿Y qué pasa si me siento así? Insuficiente.

E. Sullivan:

Eleanor, cántame una canción [The Extras #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora