En algún momento tenía que volver a casa. Luego de pasar la noche en vela, borracha, con un montón de borradores bajo su estómago, Eleanor se levantó a sí misma del sofá de Effie, aunque la estaba matando el dolor de cabeza. Emborracharse dos noches seguidas no es algo que ella hiciese a menudo, pero se sentía bien cambiar la rutina de lo que era su monótona vida. Miró a Effie, con las piernas abrazadas, sentada en el sillón a su lado y luego a Wyatt, sobre su estómago en la alfombra. La noche anterior no habían parado de escribir palabras hermosas y desechar ideas horrorosas para su ensayo, el resultado hizo a Eleanor llorar. Sobre todo porque habían escogido su deprimente ruptura para inspirarse, Effie le rogó de rodillas, pero ni siquiera era necesario, Eleanor asintió porque quería ver todo su dolor convertirse en algo hermoso como solo lo que ella sabía que Effie era capaz de crear.
Pensó que su madre debía estar preocupada, estaba de vacaciones y siempre quería verla en la mañana, decía que si el desayuno era la única manera de verla feliz con una taza de café en la mano, valía la pena estar arriba temprano. Su madre realmente trataba de ser relajada, siempre haciendo chistes, despreocupada, no alterándose por absolutamente nada. Eleanor creía que era una forma de mantener el equilibrio en su mente. Si actuaba como si todo fuese bien, tal vez las cosas realmente se tornarían mejor.
Sin embargo, no creía que Annabel se tornase mejor en algún momento. Todo lo que quería era ir a casa, darse un baño y recostarse un rato hasta que fuese medio día para tomar su turno en la tienda de discos, pero realmente no tenía los ánimos para toparse con Annabel. Pero se resignó, se levantó y pasó directamente al baño de Effie, solo cepilló sus dientes con el cepillo que Effie guardaba especialmente para ella, volvió a la sala y cogió su chaqueta del perchero, luego caminó hasta Effie y le besó la mejilla ruidosamente.
―Lesbiana ―susurró Effie antes de acomodarse en el sillón hacia el otro lado―. Adiós.
―Adiós ―dijo Eleanor y salió de allí.
Hubiese deseado que el camino a su departamento fuese más corto, tal vez así hubiese tenido tiempo de echarse para atrás, pero antes de que siquiera lo pensara, ya estaba frente a la puerta. Suspiró y tomó sus llaves, tardándose en abrir la puerta. Cuando por fin estuvo dentro, se encontró con Bubba tratando sentado en el sillón haciendo un crucigrama.
―Oh, volviste... ―Buba sonrió sin dejar de mirar el periódico―. Pensaba que este berrinche iba a durar un poco más.
―Algún día voy a mudarme ―espetó Eleanor, pasando de él hacia la cocina, tocó la cafetera y efectivamente estaba caliente, como le gustaba―. ¿Está aquí? ―preguntó.
―No, salió con tu madre. ―Bubba se volteó y la miró sobre el hombro―. Se cortó el cabello, lo pintó de negro y tiene un piercing en la ceja, no se parece en nada a ti, lo juro, puedes estar tranquila.
―Así que ahora sabré cómo vería si fuese punk ―murmuró Eleanor, extendió la mano para tomar una taza de la alacena para servirse mucho café―. Que interesante ―murmuró dejando caer el café sobre la taza, ese era un sonido que la relajaba en todos los sentidos. Suspiró inhalando el aroma del café recién hecho―. ¿Trajo noticias?
―No, realmente, se está tomando un receso de la academia. ―Bubba se encogió de hombros, luego miró a Eleanor con una sonrisa―. Quiere redimirse contigo, Eleanor. Nos lo dijo.
―¿Y eso por qué? ―Eleanor bufó―. ¿Estuvo a punto de morir o algo y eso la hizo apreciar más la vida o qué sé yo? ―Apoyó su mano sobre el mesón y se llevó la taza a los labios, dándoles un largo sorbo, luego dijo―: Tienes que haber pasado algo terrible para que recapacitase acerca de lo idiota que ha sido.
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Eleanor, cántame una canción [The Extras #1]
RomanceA Eleanor Piper le gusta cantar y lo hace como los ángeles. Tras una caída mediática y nuevos desafíos por delante, descubre que con talento y esfuerzo puede recuperar la fama arrebatada.
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