Eleanor, cántame una canción [The Extras #1]

8. Si los niños fueran una canción.

Eleanor se cubrió más con la manta del sofá del departamento de los gemelos Abbadie, esta noche se estaría quedando con ellos porque tampoco quería volver a casa; para Eleanor ya era costumbre huir de los problemas, jamás le gustó la confrontación, si alguien se metía con ella reaccionaría ignorándolos por completo. A la única persona a quien realmente le dio pelea había sido Lennox, solamente porque él tenía una manera increíblemente sarcástica e insoportablemente inteligente de insultarla y todo lo que decía, por absurdo que fuese parecía tener un punto y una razón, por lo que Eleanor reaccionó ante él con palabras inteligentes para contrarrestar su supuesta sabiduría. Lennox era como la persona perfecta con quien involucrarse en una pelea de palabras.

―Eleanor consiguió una cita hoy ―anunció Riley, acurrucándose contra el hombro de Eleanor mientras removía las palomitas en el cuenco sobre su regazo, Eleanor notó el brillo en los ojos de Ramsey cuando volteó sonriendo como si le hubieran dicho "chico caliente a la vista"―. Con un bombón, ¿Sabes quién es Lennox Kendrick?

―No, ni idea.

―Pues no importa, porque está muy bien y la invitó a salir. ―Eleanor rodó los ojos ante la insistencia y la emoción de Riley, pero no iba a gastar su tiempo en corregirla, puesto que odiaba tener que hacer eso y sabía que le tomaría muchos intentos antes de convencer a Riley, Ramsey y Effie de que las cosas no eran como ellos mismos se las pintaban―. Tal vez Eleanor consiga salir de su pequeña cueva de tristeza y despecho.

―Lo dudo. ―Effie bufó mientras masticaba maní y recostaba la cabeza de las piernas de Ramsey, con la mirada fija en el televisor frente a ella―. Eleanor está cerrada a nuevos horizontes ―comentó como si estuviese harta del asunto, pero luego se irguió como si hubiese tenido una fantástica idea―. Oigan, mi tía Margot, la superrica tía Margot, me dio hace tiempo unos cupones para una demostración de esos masajes especiales... ya saben... ―Effie levantó ambas cejas con una sonrisa pícara de esas que dejaban claro que tenía una idea perversa―. Son cuatro, para mis amigos y yo, dijo ella... la tía Margot es bastante rara.

―¿En serio hay lugares... de esos? ―preguntó Eleanor, totalmente incrédula.

―Si existe Disneyland ¿Por qué no un lugar como ese? ―preguntó Ramsey entre risotadas―. Yo me apunto ¿Quién más?

―Dios... hay que probar de todo en esta vida ¿Eleanor? ―Riley la miró mientras levantaba la mano.

―Mmh... ―Ella rio solo pensando en lo bochornoso de la idea―. Mi libido está un poco apagada.

―Por no decir muerta ―bufó esta vez Ramsey―. Cariño ¿Cuántas veces te acostaste con Sullivan? ¿Dos, tres en dos años de relación?

Eleanor rodó los ojos; siempre la molestaban con lo mismo. Ella sabía que en la cama no habían sido precisamente muy activos, no pensaban en eso cada cinco segundos porque ellos disfrutaban el uno del otro en silencio y con música, con charlas largas y profundas y a veces, solo en silencio. Estaba consciente de que les había hecho falta acción, pero siempre había planeado una noche solo para ellos, precisamente para acabar con ese problema. Sin embargo, Ernest no la dejó llegar a pensárselo con seriedad.

―Fueron dieciocho veces ―habló Eleanor sacudiendo la cabeza, sus amigos estallaron en risas; ella realmente había contado sus encuentros y ciertamente no podía decir que ninguno había sido totalmente maravilloso e inolvidable, ni siquiera su primera vez, que resultó ser bastante incómoda para ambos―. Nosotros simplemente...

―No eran compatibles en la cama, acéptalo, Eleanor ―espetó Effie levantando su cabeza de las piernas de Ramsey para recostarse en el sofá, de brazos cruzados inclinando su cabeza para mirar a Eleanor fijamente―. ¿Alguna vez llegaste a casa y lo viste y en ese instante deseaste arrancarle la ropa inmediatamente y saltar sobre él?