Eleanor, cántame una canción [The Extras #1]

9. Trato hecho.

―Por lejos, la mejor cita de mi vida ―bufó Eleanor sarcásticamente mordiendo el sándwich de 30 cm que, sorprendentemente, Lennox sí pagó para ella.

Se encontraba sentada en el asiento del copiloto del Corolla de Lennox, aparcado frente a Subway. Para el almuerzo todas las mesas estaban llenas, por lo que no hubo más opción que quedarse en el auto con el refresco recargable en el portavasos. Por lo menos tenía portavasos. Eleanor no quería admitirlo, pero la compañía de Lennox no le molestaba en lo absoluto llegado ese punto del día.

―Oye, creo que está saliendo muy bien ―dijo él sonriendo mientras quitaba el papel que envolvía su sándwich―. Así que, Eleanor Rigby, cuéntame sobre ti.

―Creí que ya lo sabías todo sobre mí ―espetó acomodándose en el asiento, recostando la cabeza y subiendo los pies al salpicadero mientras reclinaba el asiento―. ¿Te molesta si me acomodo así? En el auto de mi tío siempre voy de esta manera.

―Para nada, te ves bien de esa manera, quédate así. ―Él mismo reclinó su asiento un poco hacia atrás―. Y respecto a saber todo sobre ti, bueno, siempre hay algo que internet no te dice sobre las personas.

―A ver ¿Qué tanto sabes sobre mí? ―Ella lo miró y sonrió como si le estuviera ofreciendo un reto.

―Sé que tienes veinte años, que tu nombre es Eleanor Greta Piper, que te encanta cantar y que lo haces muy bien, por mucho que duela admitirlo. ―Eleanor rio ante esa aclaración, pero el continuó hablando―: Sé que una de tus mejores amigas es Effie Miller, que tu tío es el bajista de The Plumbers, pero eso poca gente lo sabe, que eres una chica muy bonita e inteligente para haber salido con un idiota como Ernest.

Eleanor se quedó mirando hacia su sándwich con nostalgia. Ella quería llamar a Ernest un idiota, quería odiarlo y decir "estoy mejor sin él", pero no es que estuviese mejor sin él, simplemente las cosas eran tan monótonas sin él, tan aburridas y no es que él hubiese sido la persona más divertida del mundo o que hubiesen sido una pareja que se arriesgaba a cosas nuevas todos los fines de semana; pero Ernest era cómodo, familiar y seguro. Ellos tenían una rutina para el trabajo y para simplemente pasar el rato, desde las fiestas hasta solo estar en casa y aunque a Eleanor jamás le pareció aburrido, ahora comenzaba a sospechar que a él se le hacía aburrido todo el tiempo. Tal vez ella había pasado por alto su cara de aburrimiento mientras veían una película en su casa como todos los viernes o cuando hacían las compras o cuando salían a correr... tal vez él realmente se había aburrido. Ahora que miraba hacia atrás, no podía evitar sentirse como una estúpida.

―¿Y qué más quieres saber? ―soltó ella de repente, sin mover un músculo de su cuerpo más que su boca.

Lennox la miraba fijamente y ella lo sabía, no contestó por unos segundos, cuando lo hizo no parecía estar bromeando.

―¿Qué piensas de mí hasta ahora? ―murmuró.

Eleanor se volteó a verlo con una pequeña sonrisa. ¿Qué podía decir de Lennox que no hubiese dicho ya? La obstinaba, pero tanto como lo hacía, también se encargaba de mantenerla entretenida y realmente no podía decir que no la estaba pasando bien.

―Pienso que eres un fenómeno ―respondió ladeando la boca.

―Un "fenómeno" tipo me gusta combinar los refrescos de diferentes sabores y adoro Star Wars y las convenciones de nerds o tipo "fenómeno sexualmente" de los que te dicen: quiero que me azotes y uses un strap-on para mí, nena. ―Casualmente bebió de su refresco sin siquiera sonreír, como si realmente estuviese esperando una respuesta coherente.

Eleanor frunció el ceño y luego rio.

―¿Y yo qué sé? Podrías ser ambos.

―Tienes razón. ―Lennox soltó la pajilla de sus labios y le dio vueltas con el dedo sobre el vaso―. ¿Qué opinas sobre el strap-on? ―Levantó su mirada con una sonrisa pícara que le hacía sentir a Eleanor un diminuto pellizco en el vientre, no lo suficientemente fuerte para considerarse atracción sexual concretamente.