XXIII

962 210 246
                                    

Meta para actualización: cuando se cumplan, la actualización no tardará más de 12 horas.

100 votos, 110 comentarios.

.

Ni-ki caminaba dando vueltas en su habitación, hace solo una semana era heterosexual, ahora era bisexual, esperen, ¿Le gustan las mujeres? ¿Cuándo dejaron de gustarle las mujeres? o más bien ¿Cuándo empezaron a gustarle las mujeres?

Había tenido incontables novias, pero con ninguna lograba sentir ese pequeño "algo", siquiera con Eunha, eso lo tenía pensando ya unos días.

¿Le gustan las mujeres?

No, no le gustaban las mujeres, eran lindas, pero no le gustaban, pero no aceptaba ser gay ¿Porqué? si siempre defendió a Sunoo de los chicos que lo criticaban por ser gay, siempre lo apoyó, siempre le dijo que no era malo ser como es, ¿Entonces porqué no puede aceptarlo?

Pero, debía aceptarlo, se lo prometió a Sunoo, le prometió que se esforzaría porque salgan adelante, pero él era el único estancado, Sunoo le dio otra vez su corazón, no podía decepcionarlo.

Si no le gustaban las mujeres ¿Qué le gustaba? ¿Los hombres? sí, pero había un hombre en específico que le gustaba, su perdición tenía nombre y apellido, era Kim Sunoo, su mejor migo, aquel con hermosa sonrisa, sus ojos hermosos de color sol, su pelo rosa suave y ondulado, sus mejillas y labios siempre rosados, su hermosa nariz y esa bella cintura que solía abrazar con frecuencia.

El timbre de su casa sonó, no sabía quién era, así que salió de sus pensamientos y abrió la puerta dándose cuenta que Sunoo era quien estaba afuera, con una bolsa de hielo encima de su ojo.

-¿Qué pasó?- Ni-ki lo dejó pasar de inmediato tomando aquella bolsa de hielo dejando ver un pearcing en la ceja del menor -Wow... quiero decir... no te queda mal, en realidad nada mal, o sea, te queda muy bien... bastante bien.

Se puso nervioso, en su pensamiento interno descubrió que Sunoo era el único ser viviente que podía decir "me gusta", era Sunoosexual.

-Sé que me queda bien, todo me queda bien- trataba de ocultar su nerviosismo por esos cumplidos que Ni-ki le dio.

Ahora ambos estaban nerviosos frente al otro.

-Quieres... ¿Tomar algo?- Ni-ki habló cohibido, sabía que ambos estaban nerviosos, ahora que sabía que Sunoo le gustaba, que la persona que le gustaba, la persona que le encantaba estaba frente a él.

-Claro- sus mejillas estaban rojas, no podía controlarlo.

.

.

-No, espera, se va a caer- Sunoo acomodaba cojines en su "fuerte super genial" que formaron con sábanas, cojines y almohadas en la sala de Ni-ki.

Los padres del mayor no regresarían en unos días, era su aniversario de boda y  fueron a una playa solo ellos dos.

Eso dejaba aquella casa solamente para Ni-ki, bueno, ahora solo para Ni-ki y Sunoo.

-Si ponemos esto aquí.. y jalamos esto se acomoda así- Ni-ki sujetaba unas escobas, usando los palos para sostener la sábana.

-Espera, no jales eso hasta que yo te di-- Sunoo cayó al suelo cuando el mayor jaló una sábana donde él estaba parado, cayó sobre cojines, no dolió, pero aún así, Ni-ki se preocupó.

-¿Estás bien? lo siento, debí--

-Claro que estoy bien, tonto- jaló su mano para que Ni-ki caiga junto a él, cayendo encima de él.

-Tu lo pediste... ¡Cosquillas!- empezó a tocar esas partes que a Sunoo le provocaban risa en demasía, su pancita, cuello, cintura, todos esos lugares.

-B-basta- reía en su lugar, tratando de escapar pero no le quedaban energías -¡Detente JAJAJA!- tomó su mano alejándola de su cuerpo haciendo que Ni-ki pierda el equilibrio y colocara sus manos a los costados del rostro de Sunoo.

Pasó tan rápido, Sunoo estaba debajo de él con sus mejillas rojas y una sonrisa en el rostro, su mano izquierda entrelazada a su derecha, apresando su cuerpo colocando sus manos a los costados.

Ni-ki volvió a sentir "ESO", sintió sus orejas calientes y pronto otras partes de su cuerpo reaccionaron haciéndolo separarse de Sunoo.

-¿Qué fue eso?- Sunoo rio sentándose en su lugar, o sea, en las piernas de Ni-ki.

-Me gustas...

Sunoo se quedó paralizado.

-Pero... no estoy listo para decir que soy... gay- miró el suelo -lo siento, dije que me esforzaría pero--

-No, está bien-  lo abrazó -está bien que tengas miedo, que te sientas confundido o hasta molesto.

El pelirosa se separó del abrazo.

-No hay nada que temer, yo estoy aquí.

En verdad me gustas tanto.












Cami~

Adolecent - SunKi♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora