Algún día.. ; HIATUS.

El pequeño Kageyama.

Kageyama Tobio, un niño de siete años el cual se encontraba jugando con los pocos peluches que se encontraban en su habitación. Gracias a que su madre no podía salir de la casa y su papá volvía tarde a la casa, no había mucho tiempo de comprar cosas como juguetes para el, pero cuando podía su padre le traía uno que otro juguete.
Su padre era raro, solía encerrar y hacer cosas horribles con su madre que más de una vez le había tocado ver y aunque con el era bastante amable, a veces su mirada daba miedo. Solía ser cariñoso y le daba las cosas que podía.
Por el lado de su madre no tenían mucho contacto, parecía ser odiado por ella. Una vez lo intentó golpear pero fue detenida por su padre.

— ¡Te detesto, Tobio! — Elevó su mano para golpear a su hijo. —

El golpe no le llegó ya que el padre de Tobio terminó ahorcando a la mujer, llevandosela a la habitación de ambos.

— Ush, mujer estupida. — La tiró contra la pared. — ¡No vuelvas a tocar a mi hijo!

— ¡L-Lo detesto! ¡el fue producto de una violación tuya! será igual que tu.. lo odio.

Kageyama se quedó escuchando todo desde su habitación, era normal escuchar eso, escuchar los gritos, golpes, etc.. para el, eso era el amor verdadero, sus padres se amaban.
Como era de noche, lo único que hizo fue a irse a dormir ya que mañana tenía su primer día de colegio y estaba emocionada pero a la vez nervioso, entraría a mitad de año y todos se conocerían entre ellos, le costaba hacer amigos.

Se despertó con la dulce voz de su padre y el olor de su desayuno, ya era de mañana y debía ir al colegio.

— Tobio ~ ya es hora de ir al colegio, despierta y come tu desayuno. — Dejó la bandeja de comida en sus piernas.

— Mh.. — Frotó sus ojos y se dió un pequeño estirón. — Gracias por el desayuno papá, se ve muy rico. — Habló para así comenzar a comer.

— Disculpa por lo de ayer, tu mamá ayer se pasó pero ya recibió su castigo. — Acarició su cabello. — Y recuerda, lo que sucede en casa se queda en casa.