Capítulo 10: ¿Quién soy?

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Capítulo 10:
¿Quién soy?

Estoy casi segura de que todo fue un sueño, no hay otra explicación para mí que eso

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Estoy casi segura de que todo fue un sueño, no hay otra explicación para mí que eso. Un sueño extraño y bastante agradable, porque me sentí tan bien en ese mundo boscoso dentro de la montaña. Ahora la pregunta es, ¿cómo regresamos? ¿En qué momento?

Desperté hace unos minutos y me di cuenta de que estoy en la habitación que me fue asignada en la corte de verano. La sensación de haber tenido un sueño vivido me envolvió como una manta, así que cierro los ojos para intentar estar allí de nuevo, en ese maravilloso lugar. Retomar el sueño de ser posible, por más que lo intente no lo consigo.

—¿Te haces la dormida? —la voz de Mafer es demandante. Hace pocos minutos ella no estaba en la habitación, el hada de fuego es silenciosa... Ah, cierto que cada vez es más fácil para ella materializarse en un sitio a su conveniencia. Algo le molesta, y puedo jurar que estoy involucrada.

Abro los ojos, se encuentra parada y de brazos cruzados al pie de mi cama. Un emblemático vestido en un tono rojizo resalta su mirada, y acaricia su silueta. Un vestido a medida. Se ve regia y hermosa. Además de bastante molesta.

—Sí, eso intentaba —me cubro el rostro con el brazo. De esa manera evito encuentra encontrarme con su dura mirada, además que será más fácil mentir si sus preguntan van dirigidas a la búsqueda de Idris. La existencia de los Duant sigue siendo confidencial, Mafer no necesita distracciones. Es una reina con obligaciones a las que se está adaptando, y bueno di mi palabra de mantener la boca cerrada, el mayor tiempo posible. —Sabes, se toca la puerta antes de entrar.

—No tuve que usarla —replica ella.

—Es de mala educación y eres una reina, tienes que poner el ejemplo.

—¿Cómo se le llama mentirme a tus amigos?

Uf, golpe bajo. Nunca tuve muchos amigos y ahora parece que tengo demasiados.

—¿Mentir? Estoy segura de no haber mentido —la escucho chasquear la lengua. —Quizás ocultar una que otra información, pero eso no es mentir.

—Tú si me vas a decir lo que está pasando —dice, dejando claro que no espera un no o excusa en respuesta. ¿En qué estado habré regresado? Es obvio que ni Suri, ni Cris han hecho comentario alguno sobre lo que me ocurrió en el valle.

—¿Qué pasó? —despabilo y me siento. En ocasiones es mejor fingir demencia.

Una de sus cejas se arquea casi llegando al nacimiento de su cabello. Es un poco exagerado, pero ¡Caray! Eso es arquear una ceja. Y obvio, está muy molesta.

—Yira, no te hagas la desentendida. Que sabes muy bien qué te estoy preguntando.

Pues sí, me imagino hacia donde quiere llegar.

—En realidad no.

—¿A no? —niego manteniendo mi fachada de seguridad. Ella da dos pasos a la derecha y luego a la izquierda, y se detiene para dar una dura mirada. —Entonces, explícame por qué llegaste embarrada en lodo y... qué es eso que tienes en el brazo.

Encantus. Alas condenadas (libro 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora