De nuevo lo estaba mirando, estaba tranquilo, prestando atención a la clase, tomando uno que otro apunte, se veía simplemente hermoso a su parecer.
Taeyong era el mejor de la clase y ocupante de uno de los primeros puestos entre los chicos más guapos de toda la escuela, era deseado por algunos, odiado por otros, pero al fin y al cabo era un chico ejemplar que los profesores adoraban. Yoonoh no pudo evitar caer ante los encanto naturales con los que contaba este chico unos días mayor que él.
Lo miraba todo el tiempo que podía durante clases, de igual forma no podría verlo luego de que el horario escolar terminara y todos fueran a casa, lo cuál lo entristecía un poco. Sí de por sí lo único qué hacía era admirarlo desde lejos, que le quitaran eso simplemente lo frustraba.
Tomó su lapiz y escribió en la esquina de una de las hojas de su cuaderno.
"Hoy, como todos los días, te ves hermoso y yo solo puedo admirarte desde mí lejanía."
Con una leve sonrisa dejó el lapiz en su lugar y se dispuso a prestar un poco de atención a su clase, no quería reprobar en un futuro y que sus padres se enojaran con él por eso.
