El fin de semana Yoonoh no salía a ningún lado a menos que Doyoung le invitara a ir a alguna parte, pero aun así prefería muchas veces quedarse en casa, era su lugar seguro.
Mientras estaba recostado en la cama mirando el techo, empezó a tener de esas reflexiones que todos hacemos en algún momento sobre nuestra vida o algo reciente que pasó, en su caso era el comportamiento de su enamorado.
Taeyong había estado bastante ¿al pendiente? De él, como si estuviera vigilándolo. Debía admitir que le daba algo de miedo, debía tener cuidado, pero era casi inevitable querer demostrarle afecto a su mayor, quería abrazarlo mucho y también darle besitos, desgraciadamente no era posible.
Estaba entrando en un estado de confusión y desesperación, en ocasiones estuvo al borde de tirar todo y gritarle sus sentimientos a Taeyong, pero lograba controlarse. Doyoung también le apoyaba en eso de confesarse, que no tuviera miedo y dejara que pasara lo que tenía que pasar, de igual forma Taeyong no era el único hombre del mundo que se adaptase a sus gustos, empezaba a sospechar de que él sabía algo debido a la extrema seguridad con la que le contaba eso.
Ahora quería intentar ser un poco más afectivo, pero sin sobrepasar la línea de amistad, al igual que intentar ganarse el corazón de Taeyong, así fuera de a poco quizá algún día conseguiría que correspondiera sus sentimientos. Después de pensarlo un poco se decidió por hacer eso, no sabía de dónde sacaría la confianza para hacerlo, pero de igual manera lo haría, su personalidad debía cambiar, él debía cambiar.
