Capítulo 7

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Aún intentaba idear una estrategia para poder llamar la atención de Milo Schizas. Se llevó sus manos a la sien tratando de pensar mejor en lo que haría pero ninguna idea se le ocurría.
Por fortuna Shura se encontraba en la ducha, mientras que Camus seguía en la sala tratando de pensar en un plan para acercarse con Milo.

De pronto su celular comenzó a vibrar acompañado del tono de llamada, se emocionó bastante al ver que era una llamada por parte de su pareja
Deslizó el botón verde para aceptar la llamada y lo primero que escucho fueron los halagos de Kardia.

— Como le fue a mi amado y adorado rubí en su viaje... Llevo toda la tarde pensando en ti; no sabes cuánto me haces falta.

Camus se sonrojó al instante después de escuchar los halagos de Kardia — Muchas gracias por preocuparte por mi mon amour, yo también te extraño y ahora no se como empezar con este caso sobre Schizas.

— El Cid dió la orden que si en dos semanas no logras infiltrarte en su organización lo mejor será que alguien más te ayude.

— ¿Si no logro hacerlo a quien mandarán?

Cuestionó Camus intentando pensar quien podía ser el que manden para ayudarlo para infiltrarse en el caso

— Aún no lo sabemos, solo El Cid mencionó eso... Aunque haría lo posible por ser yo quien vaya.

Camus dejó escapar una sonrisa tierna, Kardia sabía cómo darle ánimos en momentos así, además que se preocupaba mucho por él.

— Espero que logre hacerlo antes de tiempo. Quiero regresar lo más pronto posible a tu lado y seguir con nuestros planes.

En ese preciso momento el francés escucho que Shura estaba terminando de bañarse, el ruido del agua había disminuido, ya no tardaba en salir.

— Debo terminar la llamada mon amour, Shura ya no tarda en salir y debemos idear una estrategia para entrar al sitio donde se le ha visto a Schizas en las noches.

— Descuida primor cuídate mucho y recuerda siempre que te amo.

— Yo también te amo y cuando regrese volveremos a seguir con nuestros planes.

Camus terminó la llamada justo en el momento que Shura salía usando solamente una toalla enrrollada en la cintura, podía observar su torso totalmente descubierto, su piel reflejaba algunas ligeras gotas; además de aquellos cabellos cortos azabache pegados a su rostro, no pudo evitar intentar mirar para otra dirección que no se tratara del español.

— ¿Ya estás listo Camus?

— ¿Listo para que?

— Está noche comienza la búsqueda de Schizas.

Camus sacó su celular para buscar la fotografía que logró tomarle a las evidencias que El Cid les había mostrado.
Necesitaban el nombre de ese centro nocturno donde se le ha visto salir al miembro de los Polux.

"El Santuario" era el nombre de aquel centro, Camus tenía la ligera sospecha que ese sitio seguramente lo usaban para poder lavar sus fuertes entradas de dinero.

— ¿Donde se encuentra este sitio? — Cuestinonel joven francés mostrando la foto que tenía en su celular.

— Saga y los suyos tienen su negocio a las afueras de la ciudad entonces — Sonrió ladino el español alejándose poco a poco para retirarse a su habitación — Puedes irte preparando... Debes lucir como todo un dulce pecado que sin duda Schizas quiera probar.

El galo soltó un poco de aire para tratar de calmarse, necesitaba estar totalmente relajado para poder acercarse a ese rubio que sin duda sería un enorme paso intentar acercarse.







Media hora después ambos se formaron para poder entrar a ese club nocturno, la fila era demasiado larga.
El sitio era muy demandado por los servicios que brindaban, entre ellos se podía contar con bebidas alcohólicas de la mejor calidad, cuartos dónde podían hacer todo lo que se les viniera en gana y así mismo con música en vivo, las drogas también eran el principal punto por el cual muchas personas jóvenes se daban a la tarea de convivir en ese lugar.

La fila poco a poco comenzó a ser más fluida, ahora se encontraban a unos cuantos metros de ingresar por aquella puerta donde quizá logren encontrar a su principal sospecho.
Shura tomó de la mano a Camus, aunque de manera inmediata el francés quería soltarse de aquel agarre.

— Al entrar no te separes de mi, ten cuidado con todo lo que te ofrezcan, recuerda que llevas un micrófono escondido y si te sientes en peligro no dudes en mencionarlo, estaré cerca de ti.

— Lo mejor será que tú y yo les hagamos creer a toda esta gente que somos pareja — Susurró Camus esperando no ser escuchado por los demás.

Aunque para esta solución Shura dejo escapar una risa tierna, de haberlo conocido antes sería el afortunado de tener el amor de aquella belleza escarlata.

— No me sueltes y sígueme la corriente.

Al llegar justamente en la puerta un sujeto de tez morena y sobre todo muy alto los detuvo para poder inspeccionarlos.
Aldebaran no noto nada malo en ellos, retiro el seguro de la cadena para permitirles el paso sin problema alguno.

— Eso fue fácil — Susurró Camus sin soltarse de la mano con Shura mientras caminaban por ese largo pasillo obscuro que los guiaba hasta el final rodeado de luces neon.

— Recuerda que tenemos que estar cerca de Schizas, seguramente si te ve no dudará en querer acercarse a ti.

— Seguramente le gusta mucho que cedan ante sus encantos.

— Lo averiguaremos está noche, vamos al área de bebidas... Yo invito la primera ronda.

Shura fue guiando a Camus entre toda la multitud que se encontraba en la pista de baile, la música sonaba demasiado alto y el olor a cigarrillos inundaba cada espacio de ese lugar.
Cuando tomaron asiento ambos ordenaron bebidas preparadas, aunque a Camus comenzaba a incomodarle las miradas de algunos presentes.
Había quienes lo observaban por la belleza que irradia y otros más con otros planes para nada agradables para el español.

Shura se dió cuenta de la situación, extendió su mano para invitar a bailar a Camus, aunque el francés en ese sentido no era perfecto para poder bailar con alguien más, agradecía las veces que Dégel le dió algunos consejos cuando las misiones requerían bailar con sus objetivos.

— No vayas aceptar nada extraño de los demás — Susurró Shura tomando a Camus de la cintura, sin querer le dió un movimiento repentino pegando su cuerpo al suyo.

La música incitaba a bailar de un manera distinta a la que Camus estaba familiarizado, esto no se trataba de baladas románticas, más bien el momento se trataba de encender el libido de sus parejas .

Poco a poco se dejó llevar pasando sus brazos al cuello del español, mientras los dos se movían poco a poco frotando sus cuerpos comenzando a despertar sensaciones en su interior.

— Ya lo ví — Susurró Shura mirando a las escaleras que se situaba a la derecha.

El francés levemente desvío su mirada para poder verlo, justamente se encontraba bajando las escaleras mientras se acomodaba el saco que llevaba puesto.
Sintió un ligero cosquilleo porque había encontrado a su objetivo... Ese hombre con tan solo sonreír hacía estremecer a cualquiera.

— Lo tenemos...

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