Capítulo 9

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La música de fondo era adictiva, la obscuridad de la pista le daba el toque perfecto para ese momento.
Las luces neón iluminaban el lugar acompañado de un ligero humo que se usaba para los efectos especiales.

Se encontraba justamente en medio de sus objetivos, al parecer todo le estaba resultando demasiado fácil; si seguía a ese paso muy pronto regresaría a Francia antes de lo previsto para seguir con aquellos planes que tenía junto a Kardia.

— De dónde eres lindura — Susurró Milo tocando la espalda del pelirrojo al ritmo de la música.

— No pareces ser de estos lados — Habló Saga tomando el mentón de Camus con rudeza obligandólo a mirarlo a los ojos.

Camus se quedó callado unos momentos, no sabía que responder pero de manera inmediata la voz de Shura se hizo presente por medio de los auriculares.

Menciona que eres un estudiante de intercambio, di que eres francés pero estás estudiando en una de las universidades de esa ciudad.

— Yo en realidad soy un alumno de intercambio... Soy francés — Respondió Camus intentando controlar su respiración agitada.

Si bien esos hombres eran demasiado atractivos, el hecho de que pasarán sus manos sobre su cuerpo al ritmo de la canción no ayuda en mucho por qué aquellos toques lo hacían imaginarse a su pareja.
Mientras no hablara sobre su actual pareja todo le saldría a la perfección, después de todo ese trabajo solo era profesional y uno de los puntos más importantes es no mezclar los sentimientos con el trabajo.

— La elegancia de Francia en nuestro país, sin duda son hermosos — Halagó Saga acomodando su cabeza en el hombro de Camus.

Ante este suceso Camus simplemente cerró sus párpados mientras dejaba que esos atractivos hombres hicieran en gana todo lo que deseaban con él.
Los roces de sus cuerpos despertaban inconscientemente el libido del francés, sin querer llevó una de sus manos al pecho del rubio quien no le quitaba la mirada de encima.

— Debes saber que alguien como tú no se me va tan fácil.

— No soy un trofeo que quieras alcanzar — Le contestó Camus sintiendo como las manos de Saga lo tomaban de la cintura sintiendo un bulto rozando con su trasero.

— Estaremos detrás de ti — Susurro Saga deleitándose del aroma que desprendía ese largo cabello rojizo, tenerlo de esa manera detrás de él se prestaba para poder seguir repartiendo besos en su cuello.

Milo tomó las manos del francés lentamente al ritmo de la música y los elevó un poco sobre su cabeza, aprovechó ese momento para rozar levemente sus labios con los de Camus.

Los tienes a los dos, busca alejarte un poco para ver qué tanto interés tienen en ti. La conexión me falla demasiado, espero que no suceda algo malo.

La voz de Shura nuevamente sonaba por medio de los auriculares, aunque la curiosidad por saber que más podía pasar en aquella noche a lado de los líderes más buscados.

— Eres un dulce pecado que muero por probar — Habló Milo entre ese roce de labios con Camus — Cuando alguien es mi objetivo no lo suelto hasta tenerlo bajo mi dominio.

— No soy de los que ceden tan fácil a un casualidad... Permiso.

Rápidamente Camus se liberó de los toques de esos enigmáticos hombres y se dirigió a la barra nuevamente para esperar la siguiente orden de Shura.

Milo le dió un ligero codazo a Saga para que nuevamente se fueran detrás del francés y pasar una noche de pasión y deseo juntos como la mayoría de las noches.

— Es difícil el francés — Respondió Saga entregándole un sobre con un poco de polvo blanco — Ya sabes que hacer.

— Está noche no se nos va y lo sabes — Le dió un guiño a Saga, se acomodó el saco de su traje y pasó sus manos sobre su larga y alborotada cabellera rubia para acercarse nuevamente a la barra con el joven que le robó el aliento en esos momentos.

— Quisiera ser tu compañía esta noche.

Cuando escuchó esa voz a lado suyo de manera inmediata alzó su mirada para encontrarse con esos zafiro que hace momentos atrás lo hicieron perder la razón en esos momentos de baile.

— Agradezco tu oferta pero mi pareja me espera — Contestó Camus buscando con la mirada a Shura para que le diera la siguiente orden.

Ante esto Milo dejó escapar una gran carcajada que llamó la atención de los presentes que se encontraban cerca de ellos — Creo que no entendiste ¿Verdad preciosura?

Sin que Camus se diera cuenta, Milo le hizo una señal a bartender para que le hiciera un favor como todas las noches, aprovechando que el francés miraba para otra dirección le dejo el sobre que le dió Saga momentos atrás para seguir con su objetivo.

— Claro que comprendo tus intenciones... Quieres que esté a la disposición de tu amigo y de la tuya pero no soy así.

Nuevamente el bartender se acercó para entregarles dos vasos de cristal, aunque Milo ya sabía cuál era el vaso que le correspondía al francés.

— Te invito unos tragos Camus — Le acercó el vaso hasta quedar frente al francés esperando que este aceptara sin problema alguno.

Camus analizó el vaso por unos momentos aunque se maldecía internamente no colocarse ese esmalte que alguna vez El Cid les dió; uno que al meter el dedo en la bebida si este cambiaba de color es por qué aquellas bebidas preparadas con alcohol llevan un ingrediente extra que dale su seguridad.

— Gracias Milo — Le contestó tomando el vaso entre sus manos y le dió un trago deseando que no tuviera nada malo.

El rubio estaba a punto de romper la tensión entre los dos cuando un grupo de encapuchados entraron al centro nocturno llevando armas en sus manos apuntando a los presentes sin remordimiento alguno.

— ¡Despejen a la gente! — Exclamó Saga sacando una pistola mientras buscaba refugiarse entre la multitud que corría a una zona mas segura.

— Maldita sea — Murmuró Milo sacando su arma que guardaba en un bolsillo de su saco y después tomó al francés del brazo para protegerlo.

— ¿Que sucede? — Cuestionó Camus estando detrás del cuerpo de Milo.

— No te muevas hermosura, es la gente de Aioros.

Al escuchar esto, Camus se llevó una mano a su boca asombrado, además de conocer a los principales sospechosos de los Polux ahora tendría la primicia de conocer al bando enemigo.

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