Parte 14 - Final

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Madou-san y Amon Kotaro no estaban arrepentidos, decían que sólo habían hecho su trabajo, y uno muy bueno al acabar con Ciempiés. Washuu-san los felicitó personalmente, para luego entrevistarse con Arima. El investigador vestía de luto, y estaba acompañado de su hijo, Sasaki, que callado, manipulaba la máscara que Kaneki usaba. Washuu-san habló un poco con Sasaki y luego le pidió a una secretaria que se llevara al niño para hablar con Arima. Una vez solos, Arima sonrió:

-Hace tiempo -dijo- que deseaba hablar con usted.

***

En el pasillo, cerca de una máquina de dulces, Shinohara-san, en compañía de Suzuya, se encontraron con Sasaki, que trataba de alcanzar un botón de la máquina.

-Hola, pequeño Sasaki -saludó Shinohara, pero al instante, el niño lo miró asustado, dando un paso atrás. Los investigadores se sorprendieron al ver en el cuello del niño, a manera de bufanda, la máscara de Kaneki.

-¿Dónde -se acercó Suzuya- está Arima-san?

-Juuzo, no lo asustes -dijo Shinohara, y miró al niño-, ¿cómo estás, Sasaki?

El niño señaló hacia arriba, las oficinas principales.

-Papá -continuó Shinohara- está con el jefe, eh? ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está mamá-ciempiés?

La frustrada mirada de Sasaki se inundó de lágrimas de coraje pasivo, esa forma de ser que había aprendido de Kaneki. Al ver a los investigadores no pudo evitar recordar la forma en que habían peleado, pero lo que en verdad le molestaba era que ellos también eran palomas, los mismos humanos que habían matado a su madre.

-No nos temas -dijo Juuzo sonriendo-, nadie va a last...

De pronto estaba molesto, pero su gesto aun siendo de una ira incontrolable, seguía con un aire tierno.

-¡Ustedes -los señaló dando un paso atrás- no querían a mi mamita, ¿acaso no es culpa suya? ¿Ustedes no le dijeron que mi mamá estaba allí?

-¡No! -rió Shinohara, restándole importancia a la acusación- Madou-san y Amon-kun lo...

-¡Malo! Todos los investigadores son malos, mataron a mi mamita, hicieron sufrir a mi papito, y a mí también, ¡todos aquí son malas personas! ¡Malos!

-Es nuestro trabajo...

-¡Mi mami no era una mala persona! Era bueno, y siempre decía que todos podían vivir en paz, pero mintió, todos ustedes son malos.

-Sasaki.

Arima estaba en la entrada del pasillo, seguido por Marude-san, Akira Madou, y Urie-san. Al ver a su papá, Sasaki corrió a sus brazos, rodeándole el cuello con sus bracitos al tiempo que se escondía en su hombro.

Sin decir nada, Arima no se detuvo hasta llegar al elevador, aunque al abrirse, quien salió fue Amon acompañado de Takizawa, quien apenas sabía rumores de lo sucedido con Ciempiés, por lo que se sorprendió al ver al niño.

Amon lo miró sorprendido, no imaginaba verlo allí, no en ese momento, así que quiso decir algo, pero Arima no se lo permitió. Entró al elevador, presionó un botón, y, mirando a cada investigador en silencio, las puertas se cerraron.

Cuando por fin salieron del edificio, Arima y Sasaki se alejaron en auto.

***

Llegó la noche, tan silenciosa como una brisa. En el departamento, Arima estaba sentado en el sillón, mirando un portarretratos. Allí estaban él y Kaneki, una semana después de conocerse, abrazados, en el café Anteiku.

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