¿Alguna vez han sentido como si su corazón se renovara? es un sentimiento peculiar, como si su corazón mudara de piel, una piel endurecida y podrida a una vista algo más dulce y delicada, un nuevo corazón que puede estar listo para volver a dar nuevos sentimientos y nuevas vivencias junto a los demás, Cody pudo sentir eso mismo aquella semana de suspensión de la escuela, su hermano lo trataba mejor, hablaban, compartían sus problemas e incluso llegaron a llorar juntos, Cody ya podría confiar en él de nuevo, la parte difícil fue cuando tuvieron que explicarles a sus padres todo los sucedido, como ambos padres trabajaban en la misma empresa no se encontraban mucho tiempo en casa, se la pasaban viajando y solo llegaban a casa muy de vez en cuando, todos los años de maltrato y todo lo que le pasó aquel día de la suspensión de Cody, con un nuevo rayo de esperanza sus padres comprendieron todo, y no solo eso, sacaron a Cody de esa escuela tan horrible, lo llevaron con un psicólogo y hasta ayuda con sus golpes en el cuerpo, era ya un nuevo Cody, con nueva sonrisa y nuevos amigos en su nueva escuela, se llevaba mejor con su hermano y bromeaban bastante, aunque no se libraba de uno que otro calzón chino cuando molestaba de más a su hermano, era una vida nueva y nada podría salir mal a partir de ahí, ¿verdad?
Un fin de semana por la mañana en la casa de los hermanos, Cody desayunaba tranquilamente mientras veía a Arthur moverse por toda la casa hablando por teléfono.
- Ey Cody - hablaba Arthur mientras iba entrando a la cocina - Tengo que salir rápido para verme con mi equipo de fútbol, así que le he pedido a la tía que venga a cuidarte un rato, ¿está bien? - Cody asintió con la cabeza, el que viniera su tía implicaba que sus primos vinieran también, un fin de semana jugando con ellos también sería divertido para Cody, hace tiempo no veía a sus primos que tienen su misma edad y se llevaban bastante bien.
Después de un rato, la tía llegaba a casa, una tierna señora como cualquiera que se vea por un barrio alto; señora regordeta, de tez blanca y rizos dorados, con unas chapas rosas pintadas y un labial rojo radiante, con unas gafas redondas y un traje rosa parecido a un Chanel, pero sabemos que es una imitación barata, accesorios como anillos, brazaletes, pulseras y un collar de perlas adornan su ya peculiar aspecto.
La tía abrazó a ambos hermanos y les daba un beso en la mejilla, detrás de la señora pasaban dos delicados chicos, piel blanca, cabello rubio despeinado, ojos claros como el agua y llevando ropa corta para el calor que hacía, eran los hermanos Samuel y Samir, los gemelos Sam-Sam como les llamaba Cody, se lleva bastante bien con ellos y desde la última vez que los vio fue en vacaciones pasadas, notó que sus primos dieron un estirón y que adaptan el engaño de vestirse iguales, típico de los gemelos en series o películas.
Arthur se fue corriendo porque se le hacía tarde, los niños se quedaban en la sala viendo la televisión, la tía se sentó en el sillón y en un abrir y cerrar de ojos, la señora cerró los ojos y se quedó dormida, muy dormida, nada podría despertarla llegado a este punto, por lo cual, los chicos se escabulleron al cuarto de Cody en puntillas, llegando al cuarto, los tres chicos se empujaban levemente, reían y empezaban con una pelea de almohadas entre Cody contra los gemelos, bien se pudo estar defendiendo hasta que llegaron al final de su pelea, riendo y sintiéndose vivos.
- Eso fue lo mejor que he pasado en mucho tiempo - decía Cody - ¿Quieren jugar algún juego de mesa? - Decía mientras se levantaba hasta llegar a su estantería con varias cajas de juegos.
- Podemos subir la apuesta - Decía uno de los gemelos - Juguemos dos juegos a la vez, tú contra nosotros - Bien se puede confundir quién es el que habla cuando están los gemelos juntos, incluso se escucha su voz igual, podría haber hablado primero Samir, o quizá Samuel, no tendría importancia para ellos - Y podemos aumentar la apuesta para verse más interesante - Uno de los gemelos sacó de su bolsillo un billete, el valor debía ser alto también pues Cody aceptó de inmediato, aunque se dió cuenta tarde, él no tenía dinero con el cual apostar.
- Buenoooo... Pero no tengo dinero- Decía Cody dejando los diversos juegos de mesa en el suelo, los gemelos se miraron y por su sonrisa parecía que tenían un plan - Entonces tenemos una idea. Decía Samir agarrando uno de los juegos de mesa más conocidos - Y ya que has aceptado, no te podrás negar - Decía Samuel Agarrando el juego de cartas de cuatro colores - si pierdes una ronda debes ir quitándote una cosa de ropa - Decían juntos los gemelos - Si al final te quedas en calzoncillos, te haremos un gran calzón chino - obviamente Cody se lo pensó un momento, no sería la primera vez que estuviera en poca ropa con sus primos, habían nadado juntos en el pasado por lo cual no era tan raro, pero volver a que le hagan calzón chino le generaba una pequeña alerta - Bien, acepto, pero si les gano a alguno me darán el dinero y les haré yo el calzón chino - Decía Cody preparando ambos juegos de mesa, era bastante bueno en los juegos pero los gemelos eran astutos, quizá intenten hacer trampa pero Cody estaría muy atento a que no ocurriera.
Los gemelos se miraron de nuevo, solo unas palabras cortas y supieron negociar - Tienes exactos 8 cosas de ropa, al igual que nosotros - tomando las cartas de colores y poniendo las figuritas de metal en el otro tablero - Si solo ganas una vez sería muy aburrido, así que si dejas a alguno de nosotros en calzoncillos te ganas el billete - Una apuesta arriesgada, pero tendría los suficientes juegos de mesa para que en algún momento Cody pueda ganar, y así empezaron a jugar.
Cody empezó con buen pie, ganando tres partidas iniciales, por lo cual ya podía diferenciar a los gemelos Sam-Sam; Samir se había quitado ambos tenis y Samuel se quitó la playera y su camiseta blanca, viendo su cuerpo flacucho y blanquecino, Cody se estaba confiando, ese fue su gran error, cambiaron de juegos de mesa y ahí fue donde todo iba mal, Cody perdió una, dos, tres, cuatro, cinco veces seguidas contra los gemelos, ahora solo estaba en calzoncillos y sus calcetines, obviamente sus primos eran astutos al escoger los juegos donde podrían hacer trampa, con el corazón en el pecho, Cody estaba inquieto, no quería perder, pues sabía que quizá lleguen a ser muy pesados con humillarlo por bastante tiempo, no se dejaría ganar tan fácil contra los burlones de los gemelos, que parecían disfrutar ver a Cody en poca ropa, pero con entusiasmo llegaría a ganar en los juegos.
De nuevo otro cambio en los juegos de mesa, dados, billetes de papel, palillos, cartas, de todo estaba por la habitación ya con varias horas encima por los juegos, los gemelos estaban cada uno con sus calzoncillos blancos y un calcetín gris, en cambio, Cody ya solo estaba con sus calzoncillos azules, si lograba ganar una vez más, ganaba la apuesta, pero si perdía se acababa todo, estaría a merced de alguna broma de sus primos, no podía quedarse de brazos cruzados, pero ahora, para la ronda final, utilizó su último recurso, dos tableros de ajedrez para ganarles a sus primos, jugando con ellos al mismo juego podría ganarle a alguno, pues Cody era bastante diestro en este juego de mesa, cosa que sabía que los gemelos solo eran novatos en esto, las piezas se movían, el sonido de los tableros chocando con las figuritas, jaque, movida, toma de piezas, incluso iban casi sincronizadas las partidas, pero al final, Cody escuchó unas palabras que no pensó escuchar de voz de los gemelos Sam-Sam: "Jaque mate"
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Cansado de ser YO.
Ficção AdolescenteCody es un chico Nerd al cuál la mayoría de los bullys se divierten de humillarlo, sin embargo, se siente ya aburrido con esa vida.