2 | No cambies de canal (60s)

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Murdock dormía plácidamente en su habitación hasta que las pesadillas comenzaron a hacerse presentes. No eran recuerdos, ni nada tangible, nada que pudiese reconocer salvo oscuridad que le llevaba pesadez al pecho. Conforme su presión arterial se aceleraba y su respiración se volvía hiperventilación, su corazón dio un vuelco y despertó bañado en sudor.

El pelirrojo sostuvo su cabeza unos segundos y escuchó un ruido en la otra habitación. El corazón de Matt volvió a galopar atemorizado.

—No, no, no —era Frank quejándose en agonía—. Tengo, ten-... debo atraparlos.

Matthew caminó en su pijama por el pasillo que separaba ambos cuartos, trataba de recordar si habían bebido demasiado o qué podría afectarle tanto al dormir pero nada llegaba a su mente. Nada en específico salvo ese dolor.

—¿F-frank...? —preguntó abriendo la puerta, asustándose cuando este brincó fuera de su cama gritando— ¿Qué te pasa? ¿A quién debes atrapar?

El rostro perplejo del ex-marine se desvaneció, pasando a ser una despreocupada sonrisa—: Soñé que me perseguía una hamburguesa gigante, ¡qué extraño!

Aquellas carcajadas nuevamente se manifestaron pero lo que destanteó al pelirrojo fue un sonido externo, como botes de basura removiéndose.

—¿Escuchas eso? —le preguntó.

—¿Qué pasa? ¿Las voces volvieron, amigo?

Murdock negó con la cabeza, era como si algo se golpeara con fuerza y sonidos metálicos movieran el bote de basura. Era el sonido exterior aunado a madera golpeándose.

—Creo que solo estoy algo dormido, volveré a mi habitación —anunció Matthew saliendo de su habitación— ¡Que esta vez seas tú quien atrape a la hamburguesa!

La mañana se asentaba y Matthew bufó cansado, había pasado la mayor parte del tiempo recogiendo la basura. Maldijo por lo bajo y pasó una mano por su sudorosa frente. No había descansado correctamente después del incidente de Frank y prefirió trabajar en el jardín antes que cualquier cosa.

Mientras plantaba un rosal en el jardín, dejó la pequeña pala en su flanco izquierdo. Ordenó la flor monocromática dentro del agujero de tierra y la asentó con cuidado. Buscó la pala y no estaba donde la había dejado, tanteó el suelo y no la encontraba.

Pero, ¿qué...?, se preguntó.

Risas ajenas nuevamente se manifestaron, burlándose de su inhabilidad para encontrar la pala. Entre los arbustos un sonido salvaje se produjo, huyendo del sitio.

—¿Esa no es mucha flor para ti, macho man? —exclamó una mujer pasando por la calle. Su sola presencia generó risitas y vitoreos en las voces que Murdock escuchaba.

—Oh, ¡Buenos días! —respondió el pelirrojo—. Realmente no tengo idea de si lo estoy haciendo bien. Soy Matthew, por cierto.

—Claro que lo haces bien, demasiado a mí parecer. ¿Rosas así junto a violetas asá? Debes de ser diseñador de interiores... El nombre es Agnes, querido —se presentó la mujer tras bromear, examinando al hombre de pies a cabeza— No recuerdo haberte visto por aquí, ¿es verdad?

—Debe ser extraño porque yo no recuerdo haber visto nada nunca —sonrió por alguna razón—. Tiene razón, nos acabamos de mudar.

La pelinegra se carcajeó, mirando hacia ambos lados antes de cambiar su desplante a uno amenazante—: Eres alguien extraño. No sé qué demonios haces aquí , pero más vale que no ocasiones problemas.

WandaVision [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora