5 | En un episodio muy especial... (80s)

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Matthew se acomodaba en su cama tras haber despertado, tosía repentinamente y no podía dejar de estornudar. Al parecer, la tarde en el balneario le habría cobrado su salud. Aunque no era más que una fiebre y gripa, de acuerdo al pequeño y cero por ciento profesional diagnóstico de Frank, quien lo dejó dormir un poco más y decidió encargarse del desayuno.

Aunque, al final, ni siquiera pudo dormir más porque los bebés de los vecinos no paraban de llorar. 

—Bien hecho, Matt, te enfermaste en menos de una semana—exclamó el pelirrojo hacia sus adentros, apenas había logrado conseguir un trabajo y ya tendría que ausentarse.

Murdock escuchó los pasos de Frank acercarse a la habitación por el pasillo y sonrió al escuchar el tintineo de cubiertos.

Wakey, wakey —murmuró el pelinegro, adentrándose al cuarto lentamente y manteniendo el equilibro en aquella bandeja que cargaba— Oh, ya estás despierto. Preparé el desayuno.

Frank dejó la bandeja junto a la mesa de noche y sonrió al ver a Murdock despeinado y con los ánimos tan bajos. Acercó una taza de café caliente al pelirrojo y la puso en sus manos, añadiendo que tuviera cuidado porque estaba caliente.

—Panqueques —sonrió Matt aún cansado y ligeramente gangoso por estar enfermo—. Siento que ni siquiera puedo pronunciarlo bien.

—Al menos descubrimos que te enfermas tanto como escuchas —bromeó el pelinegro.

Matthew rio con sarcasmo y bebió de la taza de café. Frank caminó hacia la ventana y el otro pudo escuchar en sus pasos que llevaba sus zapatos para la oficina, además el sonido del reloj a la muñeca lo delataba.

—Vaya, estás vestido —señaló Matt que el pelinegro llevaba ropa para ir a trabajar a la oficina.

—Si quieres me desnudo —bromeó girando sobre su propio eje y mirando a Murdock por unos segundos, quien tartamudeó hasta responder.

—Me refiero a que... ¿vas a trabajar hoy? 

—Ah, sí —remedió Frank—. Llamaron de la oficina, hay algunos asuntos que resolver.

El pelirrojo asintió y procedió a desayunar lo que el otro había cocinado. Sonrió al probar los panqueques con miel pero la energía se desvaneció del hombre y simplemente empezó a remover la comida con el tenedor. 

Para Matt, enfermarse atraía ese festival de condescendencia y lástima, aunque una parte le decía que los cuidados de Frank provenían de sentimientos diferentes a aquellos. Y eso le daba problemas, porque detestaba cuando la gente se empeñaba en hacerlo sentir inútil aún cuando eran gestos fáciles de percibir como amabilidad, pero con Frank simplemente buscaba su atención.

—¿A qué se debe ese puchero? —preguntó— ¿Acaso no te gustan los panqueques?

—No es eso, claro que me gustan —respondió Matt con una sonrisa floja—. Y más sabiendo que te tomaste el tiempo de cocinar para mí, lo haces mejor que yo.

—Bueno, tu lo has hecho por mí desde hace tiempo así que debía devolverte el favor.

Matt no quería estar solo aquél sábado, sabía bien a quién quería como compañía incluso si no estuviese enfermo.

—¿Tal vez puedas hacer algo más por mí para que después te devuelva el favor? —inquirió Matthew 

—¿Traerte agua? ¿Prepararte un baño? ¿Algo de sopa? —preguntó Castle con una sonrisa— Lo que quieras, solo dime.

—Que te quedes conmigo hoy.

Matthew agachó la mirada y el pelinegro se acercó, se sentó al borde de la cama junto a él. Miró su rostro y repasó la forma en que este le suplicaba que se quedara junto a él. Retiró la bandeja y los platos.

WandaVision [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora