Tiempo atrás, antes de que Frank y Matt fueran algo salvo personas que se encontraban juntas en soledad... pero después del incidente del cementerio y una que otra salida social que a veces se convertía en vigilantismo en equipo, el pelirrojo abogado se cuestionaba un par de cosas... sus dudas ya ni siquiera eran débiles, era una pregunta en específico... ¿se atrevería a hacer lo que su mente le pedía hacer o no?
Pero en esa noche en particular, ambos regresaban al apartamento que ahora ambos compartían. Entraron ruidosamente por la puerta, tambaleándose porque iban algo tarde. Habían planeado solo pasar un rato en el bar antes de regresar y alistarse para una noche de golpear criminales. Sin embargo, una ronda de billar llevó a otra así como las bebidas se vaciaban y el tiempo pasó sin que se dieran cuenta. Por eso la prisa.
Frank sabía donde estaban guardadas sus armas y el billyclub de Daredevil, así que mientras el otro buscaba los trajes en el clóset, el otro desplegaba las armas en la mesa de la sala y las armaba con velocidad. Las luces del apartamento estaban apagadas, por si algún ojo intruso se asomaba por las ventanas descubiertas. Aún así, las luces enrojecidas del anuncio LED exterior iluminaban solo lo suficiente para permitirle a Castle ver la sombra de Murdock cargar con la ropa de El Castigador y del diablo de Hell's Kitchen.
Matt no debía decir nada para hacerle saber a Frank que su ropa estaría en el sofá y el ex-marine no necesitaba escuchar del abogado que necesitaba el talco en el cajón del librero para ponerse el traje de kevlar. Porque se habían acostumbrado a la rutina, sabían qué necesitaba el otro y simplemente se ayudaban.
Sí, habían veces en las que discutían y forcejeaban con molestia. Pero eso pasaba sobre todo cuando tenían los trajes puestos. Y después estaban momentos como aquél, en la ínfima brecha de tiempo en la que ambos ciudadanos se preparaban para convertirse en los temerarios vigilantes de aquél lugar. El fragmento del día en el que ambos se desnudaban en la oscuridad para vestirse con lo que realmente eran: aquellas criaturas nocturnas que, juntas, salían al mundo salvaje.
Aquella vez, Frank no había podido evitar observar la forma en que Murdock esparcía talco en su cuerpo semidesnudo, dejando una mínima humareda a su alrededor que se pintaba en rojo con la luz que se colaba por la ventana. Matt no podía negar que sabía que Castle le miraba, tampoco podía negar que le gustaba que lo hiciera. Dejaron lo que estaban haciendo, sin decir palabras se acercaron.
Murdock había pensado en ello anteriormente, había decidido que lo iba a intentar. Pero no sabía que el otro ya tenía bastante convicción respecto a lo que quería, por eso su sorpresa cuando Castle fue el que se inclinó hacia él.
El pelinegro sentía un calor emanar de su piel; y por más que ambos se repitieran que se debía a embriaguez, ambos sabían perfectamente que no habían tomado alcohol con la excusa de que más tarde patrullarían.
Esa noche, efectivamente, no patrullaron más allá del dormitorio.
Con el paso del tiempo, las ventanas ganaron cortinas y la sala perdió al hombre que dormía en ella porque la cama principal se había vuelto territorio compartido, terreno neutro en el que no entraban Daredevil y The Punisher... solo Murdock y Castle.
Una solución jodidamente esquizofrénica y tal vez algo rebuscada, pero era solo efecto placebo porque eventualmente las diferencias que alguna vez tuvieron pasarían a segundo plano. Aquello que les unía era más fuerte y más importante que lo que les separaba.
Les había tomado su tiempo entenderlo, aceptarlo, creer en ello. Pero dicen que la paciencia recompensa, por eso era gratificante para aquellos solitarios que sentían haber vivido una eternidad en espera de algo más, de alguien más.
Y eso explicaba por qué a Murdock no le importó caminar por todo Westview cuando Frank no regresó aquella noche de Halloween. Sentía que aquella pieza faltaba. Eso explicaba porqué Castle luchó con toda su alma para regresar a Matt. Sentía que lo perdería.
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WandaVision [Fratt]
ФанфикTras el blip, Wanda Maximoff se dio cuenta de que todo lo que alguna vez tuvo y amó estaba perdido. Toda esperanza, amor y felicidad se le había sido arrebatada cruelmente. De ese dolor, nació algo inconsciente: una respuesta involuntaria para copar...