3 | Ahora en color (70s)

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Matthew estaba sentado en el sillón de la sala, pretendía ordenar algunos objetos de la mesa de centro pero en realidad estaba esperando a que el teléfono sonara. Aún existía un poco de esperanza.

Castle había salido inmediatamente después del almuerzo para salir a pegar carteles sobre el animal perdido. No habían encontrado a Max y eso había afligido a ambos. 

—¿Lograste pegar los carteles sobre Max? —preguntó el pelirrojo a Frank, quien entraba a casa con pocas noticias.

—Sí —explicó el pelinegro algo exhausto pues pasó parte de la mañana caminando—, pero dudo que podamos hacer algo, ¿y si su familia lo encontró?

—Frank, el perro llevaba dos días merodeando fuera de nuestra casa —dedujo—. No creo que tenga familia.

Castle ladeó la cabeza y después se dio cuenta de lo que Murdock estaba haciendo en la sala, estaba esperando. El pelinegro lo observó, no quería quebrarle los ánimos con las posibilidades.

—¿Aún esperas a que te llamen del balneario? —preguntó—, ¿los mismos que no pidieron nuestro número, Matt?

El pelirrojo bufó y asintió—: ¿Tan ridículo es que aún tenga algo de esperanza? Además, no recuerdo si estaba en mi expediente. Tal vez y tenga suerte...

La expresión de Castle era indecisiva, pero decidió que mentirle a Murdock podía ser un error—: Tal vez no llamen, y debes estar listo para ello.

Matthew se dejó caer en su asiento—: Entonces está decidido, estoy destinado a ser un amo de casa.

Frank rio con descaro y negó—: Ya pescarás algo, Matt.

—Pescar... ¡pescado! —balbuceó el otro— Podríamos comer eso esta tarde.

—¿Crees que sea buena idea? Es algo difícil de cocinar —replicó Castle no muy convencido con la idea..

—No lo hagas, Frank, no tú —se quejó el pelirrojo con desdén.

—¿Qué? —levantó sus hombros en confusión.

—Subestimarme.

Frank analizó las expresiones del otro, desde la noche anterior había despertado una chispa en él, no precisamente por los colores vibrantes que habían cobrado vida ante sus ojos, sino por la persona que tenía frente a él. Se preguntaba cuánto pasaba dentro de su mente a pesar de que no podía entenderlo, pero quería hacerlo.

—No me refería a eso, es solo que hay muchas cosas que no sé —bufó tras tratar de explicar los nudos en su mente—. Ya no sé que quiero, pero sé que me gustaría que comamos fuera este día. Tú y yo.

—¿Como amigos? —preguntó el pelirrojo, pensando en los cuestionamientos que ultimadamente se le habían presentado.

Frank notó algo en la pregunta de Matthew, algo que lo empujaba a negar pero asentir, a nombrar el vínculo que los unía.

—Como dos tipos en los suburbios, solo Matt Murdock y Frank Castle. Ellos y nadie más.

Murdock asintió, desistiendo de su eterna espera y alejándose del teléfono, consecuentemente acortando su distancia con el pelinegro. El pantalón de pana de Matthew apenas rozaba la mezclilla del de Frank, sus rodillas buscaban juntarse conforme el silencio se hacía entre ellos. El pelinegro tomó un vistazo del hombre frente a él, disfrutando cada centímetro de su piel como si fuese un lienzo tan nuevo y a su vez tan familiar.

—¿Te he dicho que hay algo en ti que no puedo nombrar? —preguntó Frank, sus manos sudaban porque no podía explicar lo que él le hacía sentir.

Al pelirrojo, más que preocuparle la repentina aceleración cardiaca de Castle, le preocupaba un sonido extraño... como si hubiese un animal rasgando la madera de las paredes. Creía haberse olvidado del sonido, ¿no era Max el que hacía los sonidos?

WandaVision [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora