4 | Interrumpimos este programa

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5 años antes...

Todos recordaban dónde estaban cuando el chasquido barrió a la mitad de la población. Personas se quedaron sin familia, pareja, amigos y sin la oportunidad de decir adiós. Una de esas personas fue Matt Murdock.

"Matt", había escuchado el pelirrojo a su mejor amigo susurrar. "¡Matt!"

Foggy hiperventilaba conforme su piel se convertía en granos de polvo, disolviéndose en el aire.

"¡Foggy! ¿Qué sucede?", preguntó Murdock. "¡¿Karen?!"

Era indescriptible lo que el pelirrojo percibía: lo que alguna vez había sido su amiga, se había convertido en un fantasma que dejaba este mundo. Nelson se desmoronaba en sus brazos, demasiado asustado como para poder hablar, demasiado atónito como para poder despedirse. Y, como si nunca hubiese habido prueba de su existencia, Matt se quedó solo en esa oficina.

No habían respuestas a sus llamados, solo las respiraciones y latidos de sus amigos que se desvanecían con el viento. Matthew trató de saber qué sucedía y no le tomaría mucho descubrir el infierno que se libraba alrededor del mundo.

Los sonidos de Nueva York cayendo en el caos sobrecargaban los sentidos del abogado, escuchaba llantos y lamentos de inocentes, escuchaba gritos, golpes y la destrucción de la ciudad. Sin embargo, aquello que permanecería junto a él sería el silencio de sus amigos, su única familia.

Cuando medio universo fue desvanecido, Frank Castle se encontraba en la casa en que alguna vez acostumbró vivir. En la que vio sus hijos crecer hasta que no pudieron hacerlo más, en la que veía a su esposa por la mañana cuando los rayos de sol acariciaban su cabello. Una vida distinta, ajena al caos que se sucedía fuera.

Para Castle, desde hace mucho no quedaba nadie en su vida, nadie que realmente se sintiera como un hogar. Ni siquiera en su casa se sentía bienvenido, la lúgubre morada solo le recordaba sus fallos y todo lo que había perdido. Sin embargo, su corazón aún latía aunque careciera de razones porqué; su mente seguía funcionando, aunque solo fuesen sobre-pensamientos y muchos "qué tal si".

El paso de los días y las declaraciones de fuentes oficiales como la sede de Los Vengadores y algunas organizaciones gubernamentales, trajeron al pelinegro la verdad del destino de aquellos que habían desaparecido.

No pudo evitar en una de sus únicas amistades: Karen Page. Quería buscarla y asegurarse de que estuviese bien, a salvo; sabía que ese abogado idiota podía mantenerla segura pero no de algo de aquella magnitud, ¿quién podría?

La duda llevó al ex-marine al departamento de la rubia, cerrado con llave; la necesidad de respuestas lo hizo buscarla en su lugar de empleo, las oficinas de "Nelson, Murdock & Page", las cuales estaban cerradas hasta nuevo aviso; el último sitio que quedaba por buscar era la vivienda de ese abogaducho de doble vida.

Allí la puerta también estaba bloqueada pero, a diferencia de en el apartamento de Karen, allí si respondieron al llamado. Aunque no de la forma esperada.

—Por favor, no quiero visitas —respondió un grito molesto y debilitado por las paredes que los dividían.

—Si no abres la puerta la voy a derrumbar —dijo Frank sin subir la voz, sabiendo que el pelirrojo del otro lado le escucharía.

La voz grave y amenazadora del pelinegro obligó al pelirrojo a levantarse de su lugar y deshacerse de los candados en la puerta para dejarlo entrar.

Castle intentó adaptar su vista al adentrarse al oscuro apartamento, notando las cortinas cerradas y que Murdock estaba algo descuidado. Barba crecía, andaba en pijamas y se cubría con una aparentemente andrajosa bata. Estaba deshecho.

WandaVision [Fratt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora