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Era una nueva mañana para la familia Madrigal, Maribel se levantó tan enérgica y sonriente, como había sido después de haberse liberado de un peso tan grande, además ese día tenía que apresurarse y ayudar en las tareas, debido a que ese día se haría una gran cena para celebrar la relación entre Dolores y Mariano, a penas bajo escucho a su madre Julieta comenzar los preparativos para el desayuno y las arepitas que daría en el pueblo para curar las enfermedades y heridas que debieron haberse acumulado en la semana.

-Hola Mamá.-

-Buenos días Mirabel.- La mujer le dió un beso en la mejilla a su hija.

-Ve a despertar a Bruno, ya vez que eres la única que puede entrar a su habitación. - Desde que Bruno salió de las sombras, era Miribel la que mejor se llevaba con el, la habitación de Bruno cambio mucho desde su regreso, a pesar de que continuaba aislada, está se dividía en dos, era realmente espaciosa, y la torre para poder leer el futuro se encontraba mucho más al fondo, pero como todavía no sentía mucha confianza en los demás, la única que veía el espacio donde dormía el lector del tiempo, era ella.

-Tio Bruno, es hora de levantarse.-

-Ah!- Su cuarto siempre tenía media luz, detrás de una cortina de arena, se veía su cama junto algunos muebles donde se quedaban sus pequeños amigos, sus libros y alguna profecia que decidía guardar ya que mostraban eventos relevantes.

-Tio Bruno...-

-Mirabel... Que sucedió?- La morena sonrió al verlo aún dormido.

-Es hora del desayuno.-

-Oh...! Entiendo, entiendo... Gracias Mirabel.- Al verlo levantarse sonrió y salió de la habitación protegiéndose de la arena con una pequeña tabla de madera que llevaba consigo para esas ocasiones.

-Isa... Es hora de levantarse.- Abrió la puerta, la habitación decorada con todo tipo de vegetación, la chica se levantó algo somnolienta, su cabello algo enredado y los ojos pesados.

-Ya voy.- Con eso se quitó las sábanas de encima y la chica de anteojos salió de la habitación, mientras tanto su hermana mayor comenzaba su ejercicio matutino, y el pequeño Antonio salió para alimentar a sus animales, el jaguar realmente iba con el a todos lados, y sobre todo ya no había tantos ataques contra Agustín, el papá de Mirabel, debido a que Antonio le pidió a sus amigos hablar con las abejas al respecto.

-Abuela... Abuela...- Dolores salió algo asustada de su habitación.

-¿Que pasa Dolores?- La detuvo Mirabel al verla alarmada.

-Hay alguien en las afueras del pueblo, su voz nunca antes la había escuchado.- La abuela Alma salió justo cuando Dolores escucho eso.

- ¿Estás segura Dolores?-

-Si, escuche una voz al parecer es una mujer,ella se quejó de las grandes montañas que tuvo que cruzar, y después muchos estruendos, como si algo se estuviera construyendo.-

-Pepa, Julieta, Bruno, Felix, Agustín, vengan un momento, los demás vayan a la mesa, en un momento estaremos ahí.- Con eso todos los mayores dejaron lo que estaban haciendo, mientras los más jóvenes se acercaron a Dolores para intentar calmarla.

-¿Que pasa Madre?- Le pregunto Julieta, la abuela Alma al contar lo informado por su nieta, sorprendió a los tres hijos herederos del encanto, los reunidos no miraron eso con buenos ojos, nadie del exterior había entrado al pueblo, desde que el encanto apareció.

Un nuevo encantó (TN x Camilo Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora