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La chica miraba a la Madrigal de reojo, está le miraba algo curiosa y dudosa de preguntar, más en especifico no dejaba de mirar la lámpara de aceite que brillaba de forma tenue, para no molestar a la morena con su luz en la noche.

-Señorita Mirabel...- La Madrigal se asustó ante el llamado.- Jejejejeje Parece que quiere hacer muchas preguntas.- La chica se acercó sonriendo, se sentó a un lado de ella y le permitió sostener la lámpara en sus manos.

-Wow...- La niña miro detenidamente a la Madrigal, la lámpara emitió luz de forma más intensa, asustando a la de lentes, lo iba a soltar pero la chica lo sostuvo de manera tranquila.

-¿Que fue eso?- La niña le miro de forma sería, pero sonrió para tranquilizar a la dueña de la habitación.

-No fue nada malo, Señorita Mirabel. -Le dijo de manera tranquila. -Digamos que... Sabe reconocer a los de corazón puro.-

-Corazon puro?-

-Bueno, también podría reaccionar así ante las otras personas que poseen dones.-

-Pero yo no poseo ninguno.- Dijo Mirabel algo... Incómoda al respecto.

-Puede platícarme un poco más sobre eso, también puede desahogarse si así lo desea.- Dijo la chica sonriendo, Mirabel le contó la historia del encanto familiar, lo había sucedido con la vela, lo que hizo su tío, y como regresaron las cosas a la normalidad.

-Increible...- Dijo la chica al escuchar tal historia. -Pero Señorita Mirabel... No se ha dado cuenta de lo que usted hace?- La de anteojos le miro sin entender.

-Puede sostener la lámpara conmigo?- Mirabel lo hizo sin entender, la chica cerró los ojos por un momento a lo que su acompañante la miro aún más confundida, cuando la chica los abrió, miro detenidamente a la dueña de la habitación, entre sorprendida y maravillada de lo que encontró.

-Ahora entiendo...- Dijo la chica sonriendo.

-Yo no estoy entiendo nada.-

-Señorita Mirabel... Usted es más especial de lo que usted se imagina... No necesita ningún don, el mayor don que se le pudo otorgar, es el gran corazón que posee... El amor que por su familia siente.- Mirabel no pudo evitar sonreír, pero a punto de llorar, ¿Cómo era posible que una extraña, le hubiera dicho en un rato, lo que tardo años que su familia le dijera?

-Dije algo malo?- Pregunto al ver las pequeñas lágrimas que se deslizaron por las mejillas de la Madrigal.

-No... No... Es que...- La chica le abrazo entendiendo, la Madrigal le abrazo con fuerza, realmente esperaba que la chica se quedará en el pueblo.

-El tener una habilidad, que te ayuda a hacer cosas sin igual, es maravilloso... Pero... Cuando haces grandes cosas, siendo lo que se consideraría común... Es extraordinario...- Le sonrió limpiando un poco sus mejillas. -Por eso, a los de un corazón tan grande... Se les entrega el mayor poder de todos... Aunque no se entiende de inmediato.-

-Gracias...- Ambas se sonrieron, antes de escuchar el toque de la puerta, tenían que salir a cenar.

Después...

"No me imaginaba algo así...", pensó la chica al verse en la reunión, de todas las señoritas Madrigal, Isabela era algo vanidosa pero su excentricidad en lo que sentía, era palmado por la vegetación que surgía con sus emociones, Luisa se valía mucho de su fuerza pero tenía un corazón amable, era realmente conciente de lo que su fuerza podía hacer.

Pero lo de Mirabel, le sorprendió bastante, tenía que comenzar a desarrollar una teoría de inmediato, del por qué... Eso es la curioso, el porque... Y, dónde estaba... Ya que... Era conciente de que ella no conocía de este tema.

Un nuevo encantó (TN x Camilo Madrigal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora