9. Corazón a la deriva

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[Este capítulo tiene una especial dedicatoria a @evelin_agreste, muchas felicidades por tu cumpleaños, espero que la actualización te guste <3]




9. Corazón a la deriva

Somos hijos de un dios menor
Sin respeto por las reglas del juego
Que se absorben como polos opuestos

Lucero (Corazón a la deriva)


El veinticuatro de diciembre por la mañana, Inko y Toshinori aparecieron de nueva cuenta en casa, despertando a Izuku con el sonido de la puerta del frente

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El veinticuatro de diciembre por la mañana, Inko y Toshinori aparecieron de nueva cuenta en casa, despertando a Izuku con el sonido de la puerta del frente. El peliverde se levantó con fatiga, escuchando las voces de sus padres desde el piso de abajo, siendo recibidos por Tenko que ya estaba atendiendo la tienda.

Se tomó su tiempo para levantarse, sintiendo la pesadumbre en sus brazos y el entumecimiento que se iba desvaneciendo poco a poco, era una mañana fría. La noche anterior, Tenko y Rumi los encontraron a él y a Kacchan acurrucados viendo su tercera película de la tarde, claramente nadie fue a la tienda ese día.

Katsuki se fue un rato después de que la tienda cerrara, aunque sospechó que fue por la llegada de Tenko y su novia.

El estupor de la mañana lo abrumaba, podía sentir el frío que se colaba a través del vidrio de la ventana y deseó poder estar más cálido, solo que las cobijas de su cama le parecían demasiado insulsas. Después de haber sentido el calor de Katsuki contra su cuerpo, con la taza de chocolate entre sus manos, no quería sentir nada más que eso.

Suspiró sus ensoñaciones, no podía permitirse quedárselas.

Le pareció complicado saber que era algo que estaba destinado a pasar y aun así seguir siendo paciente.

la vibración de su teléfono celular entre las sábanas lo hizo terminar de despertarse, buscando desesperado el aparato en la cama, esperanzado de que fuese Katsuki pidiéndole que se fuesen juntos a alguna aventura extraña, así que cuando apretó el botón de contestar, ni siquiera se fijó en el nombre del registro.

— ¿Kac...?

— ¡Izuku! — Gritó Ochako desde el otro lado de la línea.

— O-Ochako... — Dijo, mucho menos emocionado — Que sorpresa...

— Lo dices como si no fuésemos mejores amigos.

Hubo una pausa, Ochako tenía un punto y no pudo evitar el sentimiento de culpa que le trepó por el pecho. Había estado tan ocupado teniendo aventuras extrañas y divertidas con su ex bully/crush de secundaria que ni siquiera se acordó de su grupo de amigos.

Un lugar sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora