6. Rueda mi mente

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6. Rueda mi mente

Dicen tus ojos algo...

Muero de curiosidad...¿Cómo mirarte siempre?¿Cómo saber a dónde vas?Dicen tus ojos algo...Muero de curiosidad...

Sasha Sokol

—    Sasha Sokol

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Una lágrima recorrió la regordeta mejilla de Izuku cuando el padre de Neil descubre el cuerpo de su hijo en el estudio.

Katsuki no llora, esa escena le puede, ama Dead Poet Society, aunque ese momento siempre hace que quiera cerrar los ojos o mirar para otra parte. Pero esta vez, decidió que vería la escena completa después de apreciar el rostro lloroso de Izuku, esta película definitivamente lo ponía muy sensible.

Dead Poet Society fue el cierre de oro para este maratón de películas que comenzó con The Breakfast Club, seguido de Sixteen Candles, luego Pretty in pink y, finalmente, la que estaba por terminar.

Viviendo en un lugar como Cronwell, Katsuki le tomó cierto aprecio a este tipo de películas, el cine en el pueblo también daba estos maratones de filmes de los ochenta y noventa, le gustaba imaginarse siendo parte de alguna de estas. A veces era Johnny Lawrence en Karate Kid, o a veces Ace Merrill de Stand By me, siempre dependía del cretino que quería ser ese día.

¿Y ese?

Ese en particular, le hubiese gustado ser John Bender y pensar en Izuku como Claire Standish, porque jamás se cansaría de hacer referencias a su película favorita que, de hecho, resultaba ser la película favorita de Izuku también, debía recordarlo.

Izuku se incorporó en cuanto los créditos finales aparecieron en la pantalla, dejando que Katsuki deseara que no lo hiciera, porque habían estado juntos desde que comenzó la proyección. La bolsa vacía de palomitas yacía en el tablero del auto, y los dos vasos vacíos en los portavasos, en cualquier circunstancia, Katsuki habría hecho un escándalo porque ensuciaban su auto, pero decidió que por hoy estaba bien.

— ¿Qué hora es, Kacchan? — Preguntó Izuku.

A estas alturas, las personas en los autos empezaban a movilizarse, tratando de salir del estacionamiento. Con un suspiro relajado, Katsuki volvió a acomodarse en el asiento del auto esperando a que los demás asistentes se adelantaran y dejaran el camino más despejado para él.

— Las dos de la mañana, nerd.

Al igual que él, Izuku también se acomodó en el asiento, visiblemente sin ninguna prisa y Katsuki estuvo tentado a inclinarse a buscar sus ojos. No sería la primera vez, era una técnica que funcionaba, sus parejas siempre caían ante el gesto, dándole un beso en los labios como recompensa, un beso que seguramente desembocaría a él manejando directo a casa.

Un lugar sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora