12. Formas de amor

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12. Formas de amor

Formas de amor
Un sentimiento
Con dos acentos,
Formas de amor
Que conocemos
Tan sólo tú y yo

Caló (Formas de amor)


Había besado a Izuku en su auto, después de llevarlo al campo de flores que reservaba únicamente para su propia melancolía, ahí donde procuraba dejar sus ensoñaciones y amores frustrados, porque el pequeño peliverde tonto fue el primero en tener p...

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Había besado a Izuku en su auto, después de llevarlo al campo de flores que reservaba únicamente para su propia melancolía, ahí donde procuraba dejar sus ensoñaciones y amores frustrados, porque el pequeño peliverde tonto fue el primero en tener pantalones para besarlo, cuando se suponía que debía ser él.


Pero estaba bien.


Besar a Izuku fue tal y como siempre lo imaginó, era igual que regresar a casa. Si, era eso, los labios de Izuku Yagi eran como su hogar.

Siendo alguien que prefería permanecer al margen de todo lo demás, el contacto con los demás era mero entretenimiento. Fuera de su grupo de amigos, todos los demás no eran otra cosa que simples extras en la película de baja calidad a la que llamaba vida.

¿Pero Izuku? Dios, ese chico había salido de algún filme de John Hughes, se atrevería a decir que era cualquiera de los personajes interpretados por Molly Ringwald, así de puro y adorable. No podía pensar en el pequeño tonto de otra forma que no fuera así, porque él siempre era el pelmazo que babeaba por la chica bonita.


Chico bonito, chico bonito.


Muy bonito, debía agregar.


Después del frenesí de labios, Katsuki tuvo que hacer acopio de todo su auto control para no tomarlo ahí mismo, en el medio del campo, porque esas mejillas rojas y cabello desordenado, junto con los ojos perdidos de gozo, hacían que quisiera comerse a Izuku enterito. Cualquier otra persona no hubiese sobrevivido, Katsuki se habría cogido a su acompañante sin importarle nada, pero el peliverde era harina de otro costal.


No lo devoró porque primero quería charlar con él.


Izuku Yagi valía más que un simple orgasmo, por él, estaba dispuesto a muchas cosas, pero primero debían tener una plática como gente civilizada. Así que, ahí estaba, de camino de regreso a casa de los Yagi porque llevaría a Izuku a El Gato Tuerto, en Dolly.

Llamar a Eijiro fue una de las cosas que se le pasaron por la mente cuando regresó a casa la noche anterior, porque estaba volviéndose loco de saber que había besado a Izuku Yagi después de toda la mierda que arrojó hacia él, pero se abstuvo, quería charlar con el peliverde antes de saber si podía contarle o no a sus demás amigos. Si le preguntasen a Katsuki, él diría que no le dijeran a nadie, no porque le diera vergüenza su relación sino porque quería tener a Izuku para él solo, aunque fuera un poco más.

Un lugar sin nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora