Capítulo 4: Inaceptable

1.9K 155 35
                                    

A Damian siempre le había estresado recibir rodeos y respuestas inconcretas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A Damian siempre le había estresado recibir rodeos y respuestas inconcretas. Normalmente, cuando eso pasaba, presionaba con dureza a la otra persona. Después de poco, se fastidiaba y dejaba la conversación a medias, alegando que no perdería su valioso tiempo. Dick era testigo de que lo hacía a menudo, y por eso estaba intentando fastidiarlo.

Pero justamente ese día no parecía que aquello fuese a funcionar. Damian no estaba dispuesto a ceder.

Lo miró con templanza y caminó frente a él, paseándose de un lado a otro con un deje de diversión espeluznante. Después usó ese tono de voz propio de un catedrático respetado y, soberbio, completó la frase que Dick no había podido terminar.

—Déjame lo adivino. Ibas a decir que no puedes atarme a ti sólo por amarme más que como a un hermano.

—No iba a decir eso...

—¡Reconócelo por una maldita vez!

Dick ya no sabía cómo iba a librarse de esa situación, pues Damian se veía muy empeñado en que él reconociera lo que sentía. Irónico, porque el menor ya lo tenía más claro que nada, pero quería escucharlo saliendo de su boca por alguna razón.

—Damian, por favor —suplicó, encogiéndose un poco—. Todos están dormidos. No podemos gritar así, hay que...

—¿Qué pasa? ¿Acaso no quieres que se enteren de tu pequeño secreto? —Su tono de voz había bajado un poco, pero para Dick seguía siendo demasiado, más si estaba hablando de esa forma tan explícita—. ¿No quieres que conozcan al verdadero e imperfecto Richard? ¿O es que sólo temes que sepan que el gran amor que siempre alardeas sentir por tu adorado hermanito es algo más?

—Por favor, para de hablar así.

—Cuando lo aceptes será más fácil.

Esa fue la gota que derramó el vaso.

¿Aceptarlo? ¿Fácil? ¿Qué parte de su caótico sentir podía tener la más mínima pizca de sencillez? ¿Y reconocerlo? Llevaba tantos meses lidiando con esa vocecita interna que le gritaba desesperadamente la verdad, que sólo tenía que decirse al espejo «sí, me enamoré de él» para poder dormir tranquilo, pero una parte dentro suyo aún se atrevía a creer que su extraño mal amor tenía vuelta atrás.

A pesar de todo lo que experimentaba cuando estaban juntos. A pesar de que los latidos de su corazón nunca fueron tan rápidos como lo eran con Damian.

Pero precisamente era la intensidad de su amor la que lo volvía peligroso para ambos. Peligroso, nocivo y venenoso. Dick no podía sólo desbordar con libertad todo lo que sentía por él. No podía llegar a abrazarlo y besarlo como si no fueran hijos del mismo hombre, como si tuvieran la misma edad. ¡Carajo, que le llevaba seis años! Era enfermo.

Inoccent 「DickDami」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora