Dick despertó unas horas después, cuando el reloj marcaba las dos de la madrugada, gracias a unos toques en su puerta. Le costó mucho abrir los ojos y moverse. La maldita resaca llegó más fuerte de lo que había esperado, porque no había bebido tanto, ¿o sí?
Apenas recordaba un par de copas al medio día, cuando se encontraba ayudando a Alfred —que fuera el mayordomo de Bruce Wayne no lo condenaba a hacer todo solo— a acomodar la mesa y preparar algunas cosas en la cocina. Dos al terminar, una más al recibir a los invitados. Luego, durante la comida, bebió tres. ¿O fueron cuatro? Finalmente se había tomado otra antes de subir a su habitación.
¿Ocho copas? De acuerdo, sí bebió bastante.
Tocaron de nuevo a la puerta, pero no tuvo tiempo de responder, pues inmediatamente alguien entró sin más ceremonias. Dick se removió en su cama, preparándose para el sermón o el regaño. Lo que le tocara.
—Estoy bien, Tim. No tienes que...
—Cállate, no soy el idiota de Drake.
La voz del moreno lo paralizó. Se levantó de golpe y quedó sentado en la cama con la respiración agitada y el corazón acelerado. Definitivamente no esperaba que él entrara.
Y tampoco lo imaginó, porque jamás tocaba la puerta antes de pasar. Sólo pasaba.
—Damian… Hola —saludó, tragando saliva. Luego, intentando sonar causal, preguntó—: ¿Necesitas algo?
Se relamió nerviosamente los labios, sintiendo cómo su cabeza empezaba a dar más vueltas por el repentino sentón, el susto y ese ritmo cardíaco que, terco, no se calmaba. Por más que intentara, teniéndolo a él enfrente sería imposible. Respira, se dijo a sí mismo. Olvida que es Damian quien está allí.
—No.
Silencio. El monosílabo que el niño dio por respuesta no había hecho más que incomodarlo. ¿Qué seguía? ¡No podía iniciar una conversación! Eso sería con alguno de sus otros hermanos, pero de él debía mantenerse lo más lejos que pudiera, aun si era un acto egoísta privar al otro de sus afectos y atenciones que, sabía, necesitaba.
Quizá era por eso que Damian no le ponía las cosas fáciles y siempre lo buscaba con tanta insistencia. No le permitía esconderse, ni de él ni de sí mismo.
Era como si, inconscientemente, buscara joderlo. Justo como en ese momento, que lo miraba con tanta serenidad e intensidad sin siquiera darle una simple explicación.
¿Qué hacía en su habitación, en primer lugar? No era que le molestara que lo hubiera despertado —en algún momento tendría que pararse por algo de comer—, pero no era prudente meterse en la cueva del lobo cuando este tenía una fuerte resaca. Siempre podía cometer alguna estupidez de la cual pudiera arrepentirse luego.
Aunque tampoco podía culparlo. Él no sabía su secreto. Nadie, realmente. Y era mucho mejor así.
Reprimiendo una mirada significativa, se llevó los dedos a la sien. Algo le decía que esa iba a ser una escena complicada. La mirada de Damian, aunque innegablemente preciosa, no le daba un buen presentimiento.
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Inoccent 「DickDami」
FanficTodo el mundo tiene altas expectativas sobre el buen Richard Grayson. Su familia, sus amigos. Él es la persona en la que todos confían sin dudar, pero ¿qué pensarían si se enteraran del insano amor que siente por su hermano más pequeño? ¿Qué pensarí...