8. Brian

616 66 35
                                    


- Oh, no, no, no. ¿Joaquín? - Dijo Brian caminando hacía el baño.

- ¿Ves lo que haces, tonto?

- Oye, yo no lo hice por lastimarlo.

Me puse de pié y caminé hacía el baño, golpeé en la puerta suavemente.

- ¿Joaquín?

No hubo respuesta.

- Joaquín, arregla lo que hiciste.

Brian rascó su nuca y se acercó también.

- ¿Joaquín? Nene, lo siento, ¿Me perdonas? ¿Puedo comprarte unas donas para que me perdones?

Nada.

- Brian, recuérdame ¿Porqué vivo contigo?

Brian hizo un puchero, volví a golpear en la puerta, la ducha fué abierta, lo entendí cómo un claro "Lárgate".

- ¿Ya desayunaron?

Brian negó con la cabeza.

- Bueno, vé y prepárale a Joaquín el mejor puto desayuno de la historia, y cómprale esas donas, ya sabes, chocolate y fresa.

Brian asintió y salió casi corriendo sin decir nada más.

- Joa, ábreme, mi amor. Sé que no estás dentro de la ducha, el agua está golpeando en el suelo, Brian se fué, ¿Puedes salir?

- No.

- ¿Porqué no? Bebé, ven, ¿Estás llorando?

- No.

Mentira, su voz sonó claramente en medio del llanto.

- Mi cielo, cosita preciosa, ábreme. Ó me voy a poner muy triste.

El silencio reinó en ambas partes, pude escuchar el cerrojo de la puerta y ésta se abrió, entré al baño y Joaquín estaba allí, con sus ojos rojos y sus mejillas mojadas por las lágrimas.

- Joaquín...

Joaquín se acercó a mí poniendo su cabeza sobre mi pecho y rodeándome con sus brazos, los sollozos hacían que su cuerpo temblara y podía sentir mi camisa húmeda, lo abracé con fuerza y acaricié su cabello con dulzura mientras lo dejaba desahogarse. No sé si Joaquín podría ponerse así por una inocente broma por parte de Brian, pero apostaba todo a que no.

- Desahógate, mi vida, yo estoy aquí para ti.

Joaquín lloró varios minutos que a mí me parecieron horas, las horas más largas de toda mi vida. Todo el tiempo acaricié su cabello y lo sostuve con fuerza, se me hizo eterno hasta que sus sollozos se silenciaron, se alejó y se limpió la nariz y los ojos.

- Lo siento.

- No, no te disculpes, corazón. Está bien.

Besé su frente.

- Todo está bien, lindo, ¿Qué pasa? ¿Quieres contarme? No es por lo de Brian, ¿Cierto?

- No es nada, Emilio, es que yo soy muy llorón.

- No es cierto, mi angelito, ¿Qué pasa?

- No quiero abrumarte con mis cosas y mis historias tristes.

- Tú no me abrumas, bonito, nunca podrías abrumarme. Puedes confiar en mí.

- Yo... no quiero hablar.

- Está bien, lo entiendo, hermoso. Voy a ayudarle a Brian con el desayuno ó vá a quemar la cocina.

Joaquín sonrió débilmente y asintió, besé sus labios cortamente y salí del baño, bajé a la cocina, Brian ya había ido por las donas y unas cajas de avena.

Angelito De La Calle // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora