Capítulo 21 - Los rumores eran ciertos

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Mira, Kyojuro - dijo Akaza señalando aquella horrible imagen.

Rengoku miró asustado lo que estaba pasando, sentía que los gritos se le metían en lo más profundo del tímpano, y aunque había gente cerca de aquel callejón nadie hacia nada por ayudar a la pobre chica, que no tendría más de 15 años, siendo abusada por un hombre mayor mucho más grande que ella.

El Pilar ardió en furia y sacó su katana provisional dispuesto a matar a aquel hombre, preparándose para saltar sobre él, pero Akaza lo sostuvo inmovilizándolo.

¿¡Qué haces!? ¡hay que ir a ayudarla! - le dijo Rengoku confudido por su comportamiento.
No, Kyojuro, normalmente mataría a ese cabrón y me lo comería... - fue interrumpido por Rengoku
¿¡Y entonces por qué cojones no haces nada!? - le miró furioso.
Porque quiero que veas cómo son tus queridos humanos - Akaza lo miró a los ojos serio.

Rengoku sintió un fuerte dolor en su alma, era verdad, sus ojos se abrieron como platos y sintió una mezcla entre furia, decepción y odio. Akaza tenía razón y se lo acababa de demostrar de la peor forma posible, pero no era el momento de darle vueltas, tenía que ir a ayudar a aquella chica.

Por favor, suéltame, deja que la ayude - dijo nervioso casi al borde de las lágrimas.

Akaza no le respondió, simplemente lo tenía agarrado obligándole a ver todo ese sufrimiento. Quería que comprendiese que los humanos solo se destruían a sí mismos.

¡Akaza, por favor! - dijo enfadado - no me hagas esto...
Lo siento, Kyojuro - dijo Akaza tratando de sonar lo menos apenado posible, no quería hacerlo, pero era necesario.

Kyojuro empezó a darle cabezazos en la boca esperando que lo soltase, pero Akaza solo intensificó su agarre. Aunque se revolvía no podía hacer nada, sentía que eso lo estaba matando por dentro.

¡Estate quieto, joder! - dijo Akaza perdiendo la paciencia. Rengoku dejó de oponer resistencia en ese momento.
Eres un hipócrita... - Akaza sintió ira recorriendo su cuerpo al escuchar esas palabras - ¡dices que no somos capaces de ayudar a los demás pero tú estás ahí parado sin hacer nada solo para beneficiarte!

Al segundo Kyojuro sintió que ya no estaba siendo agarrado, se giró, Akaza había desaparecido y se escuchó un fuerte golpe. Miró hacia donde estaba la chica y estaba Akaza sujetando por el cuello a aquel despreciable humano. Estaba lleno de furia, las palabras de Rengoku le habían tocado en lo más profundo del orgullo. Con un fuerte golpe clavó la cabeza de ese hombre en el suelo haciéndola explotar por el impacto. Miró hacia arriba para encontrarse con los asustados ojos de Rengoku, Akaza tenía la mirada llena de odio en ese momento.

Gr-gracias - dijo la chica entre lágrimas tapándose al ver que el demonio lo había salvado.
No deberías andar sola por aquí, podría haber sido mucho peor - se acercó a ella y se agachó ofreciéndole su mano para ayudarla a levantarse.
No era mentira... - dijo al aceptar tomarlo de la mano.
¿Qué? - preguntó confundido.
Eres el demonio de los rumores, el que aparece en callejones para evitar que asalten a las mujeres - dijo ella asombrada.

Kyojuro lo escuchó todo y era verdad, él también había oído sobre esos rumores pero no les había echado cuenta pensando que los demonios no podían ser buenos, que sería la invención de algún niño. Tapó su boca confundido, no podía creerlo.

Vuelve rápido a tu casa, no volverán a asaltarte - dijo Akaza seriamente saltando de nuevo al tejado, sin cruzar su mirada con Rengoku.

CUANDO EL SOL Y LA LUNA SE UNEN - Akaza × Rengoku +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora