『3』

2.2K 269 38
                                    

-Ahora sí- Jeongyeon cargaba como un costal a una pequeña Nayeon con el cabello mojado y una expresión claramente molesta.

-¿La bañaste?- La líder reía a carcajadas hasta el punto de casi ahogarse.

-¡Incluso me mordió!- Mostró su antebrazo con la clara marca de los incisivos de Nayeon.

Jihyo estaba tumbada en el suelo, tratando de detener el ataque de risa que estaba teniendo en ese momento.

-H-Hay que aprovechar q-que se deja bañar- Decía intentando recobrar el aliento.

-¡¿Se deja?! No se deja ¿qué parte de que me mordió no entendiste?-

-Suéltame- Chilló la pequeña.

-¿En serio tengo que llevármela a ella?-

-Si quieres puedes quedarte y bañar a las otras cinco-

-¡Tengo hambre!- Se escuchó el berrido de Momo.

-Y a una Momo de nueve años hambrienta-

Jeongyeon abrazó a la niña con dientes de conejo.

-Nope, si ya es insoportable con veinticinco cuando tiene hambre. Prefiero a la caníbal presumida-

-Bien-

Jihyo le pasó una mochila.

–Ahí está todo lo que puedas necesitar para el cuidado de la pequeña Nay–

–¿Cómo un bozal? O ¿Quizás un tranquilizante?–

Jihyo la miró con un ceja alzada. Ignoró por completo sus palabras y se acercó a la niña que todavía era cargada como un costal.

Le puso una mascarilla y una gorra.

–Será mejor que te quedes con esto, si alguien llega a reconocerte estaremos en problemas– Miró a Jeongyeon– Tú también, ponte algo más–

La mayor bufó, volviendo a su habitación aún con Nayeon en brazos.

–¡Mami! Ya me bañé– Sana apareció por la puerta de la cocina, vistiendo una prenda exageradamente grande.

–¿De dónde sacaste eso?–

–¡De tu armario!–

–Y de todo lo que había... ¿te colocaste lo más grande que encontraste?–

La pequeña dejó ver un puchero.

–Es cómodo y calientito–

Jeongyeon volvió a la cocina, ahora Nayeon venía detrás de ella agarrada de su mano.

–Listo ¿Qué tal me veo?– Llevaba una bufanda, una boina, gafas y su mascarilla, todo para ocultarse.

–Bien, perfecto–

–¡¿Ya podemos salir?!– Habló Nayeon emocionada.

–Sí– Jihyo afirmó– No olvides comprar suficientes cosas para comer– Le dijo a Jeongyeon– Y ropa, también, algo que les quede–

–¿Me prestas tu auto?–

Jihyo lo pensó un segundo. Su precioso "bebé", en manos de alguien más y sin ella ahí para supervisar. La idea no parecía excelente, podía ser muy recelosa con su auto.

–Vamos, tendremos mucho cuidado ¿verdad conejita?–

Nayeon asintió con fuerza.

–Bien– Suspiró– Pero tú, pequeña, vas atrás y tú, maneja con cuidado... Donde algo le suceda a mi auto.–

Un "pequeño" problema divido en 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora