Capitulo 5: Charles

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Eran las siete de la mañana y yo seguía mirándome frente al espejo el gran moretón que me había dejado el golpe de ese ladrón, no tenía idea de cómo ocultarlo ya que no había rastro de maquillaje en mi casa y camino al instituto no hay lugar para pasar a comprar, solo me quedaba esperar a que nadie se dé cuenta lo cual es muy poco probable, me queda mentir como siempre.

Soltando un suspiro resignado debido al gran hematoma en mi pómulo bajo las escaleras con mi mochila en mano y me dirijo a la cocina a buscar algo de desayunar, lo primero que logro ver es a mi mamá, sirviéndose una taza de café, junto a esta hay cuatro tostadas y a su lado un vaso grande de leche de frutilla y yo sonreí, adoro la leche de frutilla.

-Hola cariño buenos días, siéntate- dice con la taza de café entre las manos apuntando a la silla vacía frente a ella.

-Buenos días mamá- digo dejando la mochila en la silla junto a mí.

-Ten, dos de esas tostadas son tuyas y te serví de tu leche favorita- dice entregándome las tostadas, pero cuando estaba a punto de tomarlas entre mis manos me mira fijamente con el ceño fruncido- ¿Qué te pasó ahí? - dice apuntando hacia mi mejilla, mierda.

-Oh, iba caminando mirando el celular mientras y se me atravesó un poste de luz- digo con una sonrisa inocente, esperando a que se tragara la vil mentira que acababa de decirle.

-Tonto, en el botiquín de mi habitación hay una pomada para que te eches ahí- dice antes de tomar su teléfono y ponerse de pie en cuanto lee un mensaje.

-¿Ya te vas? - le digo mientras comía una tostada.

-Si, tengo que estar en el hospital en quince minutos así que si quiero llegar a tiempo tengo que irme ahora- dice tomando su bolso- Ah y Charles, no hables con la boca llena- dice, trago la bola de masa que se había formado en mi boca y le sonrió inocente. - Adiós cariño- dice dándome un beso en la frente y camina hacia la puerta principal.

-Chau, cuídate - digo cuando está abriendo la puerta para irse. Saco mi teléfono del bolsillo para ver la hora, aun me quedaban veinticinco minutos antes de que comenzaran las clases así que tengo tiempo para tomar desayuno. Terminando de comer salgo de casa con mi mochila y casco, hoy no quiero tomar el autobús, así que voy a ir en la motocicleta, antes de sacarla le destapo la matrícula y me dirijo al instituto.

Dejo la moto en el estacionamiento de la escuela y saco mi teléfono del bolsillo para ver la hora, bien, llegué cinco minutos antes de que comenzaran las clases.

-Hola Rogers- digo con un asentimiento de cabeza al portero de cincuenta años.

-Hola muchacho, que bueno que hoy no llegas tarde- dice con tono de burla, yo solo le doy una sonrisa simpática y entró al lugar.

Entro al salón y miro hacia mi puesto donde resalta el cabello de una pelirroja teñida sentada al lado de mi asiento mirando fijamente su celular, camino hacia ella y me siento a su lado junto a la ventana, dejo mi mochila sobre la mesa ocupándola de almohada y apoyo mi cabeza sobre esta mientras miro fijamente a la pelirroja.

"Al límite"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora