Compartir una paraguas

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Dedicado a _Kathe_beifong_

Es posible que existieran pocas situaciones en las que Katai pudiera decir que odiaba a Kunikida, pero en esta ocasión lo despreciaba profundamente.
— ¡No! — gritó sin dejar de aferrarse (con fuerza que ni el mismo estaba seguro de dónde había sacado) al marco de la puerta, mientras el ex maestro lo jalaba para sacarlo de la casa,— ¡Tienen que fumigar! — reclamó Kunikida como si estuviera peleando con un niño pequeño,— ¡Puedo vivir con ellos! ¡Es su ambiente natural! —.
En contexto hacía unos días, una plaga de insectos había azotado la casa de katai, en una situación normal el ex maestro habría detenido esa situación antes de llegar al punto de tener que llamar a un exterminador pero tuvo tanto trabajo en la agencia que no pudo dar sus respectivas vuelvas para darle una profunda limpieza a la casa de su amigo, que sino fuera porque los vecinos amenazaron con llamar al casero y hacer que sacarán a patadas a Katai, es que el detective pudo ir a ver qué pasaba y por consiguiente sacarlo de esa casa y dejar a los trabajadores hacer su trabajo. Eliminar esa plaga.

— ¡Katai! — gritó Doppo antes de abrir su cuaderno, de una página salió una bomba de gas sommiero y luego la activo, los segundos en dónde Tamaya quedó dormido fueron suficientes para sacarlo, con Yoshiko a su lado, parecía casi un secuestro, pero nadie dijo nada.

***

— ¡¿Buscas matarme?! — aparte de sacarlo de la casa, le quitó a su amada Yoshiko para llevarla a lavar y tener en la pulcra e inmaculada casa de Kunikida,— No busco matarte, lo están limpiando en la tintorería de siempre, confías en que ellos cuidarán a Yoshiko — intentó hablar con su amigo,— ¡¿Qué te hice yo?! — sabía que el otro tenía sus razones pero no quería entender ninguna, Yoshiko era su hogar, el sitio donde podría esconderse ante los problemas, era como el caparazón de una tortuga, el lugar donde esconderse como un cangrejo ermitaño, su sitio seguro que era suyo, hecho para esconderse y vivir ocultó en lo que el peligro pasaba, por ejemplo estar a solas con Kunikida en su casa,— ¡¿Cuándo me has visto sin Yoshiko?! — lo cuestionó, sin su amado Futón no podría hacerle frente a los sentimientos que tenía por Kunikida, sin su escondite temía que la verdad se supiera, estaba al descubierto sin su protector— Bueno... Nunca... Pero... —.
— Exacto — reclamó antes de prepararse para salir, necesitaba poner distancia entre Kunikida y Él, necesitaba a Yoshiko,— ¡Katai esto es completamente ridículo! — intento razonar con su amigo, pero si Katai decía que no quería hacer algo entonces no lo hacía, pero si se le metía en la cabeza hacer algo tampoco era posible detenerlo, como ahora que solo salió corriendo.

***

El reporte del clima había dicho que sería una semana de lluvias realmente fuertes, pocos eran los autos que transitaban, a lo mucho un par de taxis que debido al clima ya no aceptaban y no había casi ningún cliente, había varios negocios que seguían abiertos pero posiblemente ya iban a cerrar como los demás, se tendría que estar loco para salir con tal lluvia, como ahora mismo lo estaba haciendo Katai.
El agua lo golpeaba en la cara, la lluvia era fuerte y hacía imposible poder ver de forma correcta el camino, además que todo estaba tan resbaladizo, un paso en falso y caería por la pendiente,“ Yoshiko... Te necesito...” pensó alternado, su respiración estaba acelerada por la actividad física, el agotamiento de alguien que nunca había hecho ejercicio en su vida hizo que sus pasos fueran aún más torpes haciendo que su pie se resbalará,— ¡Ah! — gritó antes de cerrar los ojos y prepararse para el impacto, pero algo lo detuvo, es más sintió un fuerte jalón haciendo que se fuera de espaldas antes de chocar con un cuerpo extraño, “ Que sea un asaltó” rogó mentalmente antes de escuchar la voz de su salvador,— ¡Nunca sales de tu casa maldito Hikomori y el único día que lo haces me causas un sin fin de problemas! — gritó Kunikida, traía consigo una sombrilla para cubrirse de la lluvia aunque parecía que no había hecho su labor debido a que el idealista salió corriendo,— ¡Tenías que salir corriendo así! — se quejo con molestia antes de que Katai se despegará, se dió la vuelta para verlo, sabía que si salía corriendo haría enojar más a Doppo, “ Nunca lo ví tan molesto” pensó mientras escuchaba todas las quejas del ex maestro,— ¡¿Qué pasó por tu cabeza al salir de esa forma?! ¡Pudiste sufrir un accidente! — los regaños eran cada vez peores, sentía como si su madre lo estuviera regañando,— ¡¿En qué pensabas?! ¡Contesta! — sinceramente no esperaba una respuesta por parte de Katai, quería gritarle hasta quedarse afónico, se asustó cuando lo vio salir corriendo de esa forma de su casa con esa lluvia cayendo.
— Yoshiko... — dijo por lo bajo Tamaya se sentía completamente expuesto y sabía que merecía todos esos gritos, no pensó las cosas, desde el otro día en que volvió a pensar más a fondo sobre los sentimientos que tenía sobre Kunikida y se diera cuenta por milésima vez que nunca podrían estar juntos de esa forma, era un completo desastre, eso explicaba que permitiera a los insectos crecer dentro de su hogar, quería estar lejos de Doppo unos días pero llegó antes, lo saco de su hogar, de su futón y lo llevo a tener que pasar varios días con él, era algo completamente fuera de su zona de comodidad, solo quería estar dentro de Yoshiko y nunca más salir.
— No debí tomarlo sin tu permiso — susurró Doppo haciendo que su compañero saliera de sus pensamientos,— Estaba hecho un asco tu futón, pero era tuyo... No tenía derecho a llevármelo... No sin antes avisarte — se disculpo lo más apenado posible, sabía que había hecho demasiadas cosas sin decirle a Katai, movió muchas de sus zonas de confort y aunque tenía motivos para hacerlos tal vez debió ser un poco menos brusco como le solían decir sus compañeros,— Lamento salir corriendo y causar tantos problemas... — agregó Katai, se sentía tonto por hacer todo eso, era un adulto, no un niño que necesitaba su mantita,— Llamé a la tintorería antes de salir, si llegamos en los próximos díez minutos dijeron que nos darían tu futón ya limpió —.
— ¿¡Enserio!? — la mirada de felicidad de Katai hizo sonreír a Kunikida, “ Bueno al menos ya no está enojado conmigo... ” susurró antes de comenzar a caminar con Katai a su lado,— ¿No trajiste otra sombrilla? — cuestionó,— No puede... Tal vez si alguien no hubiera salido corriendo, apenas si pude llevarme mi cartera... Además que una sombrilla es más grande que mi libreta... — explico, era algo difícil caminar ya que Kunikida iba más rápido que Katai,— Nos van a cerrar — se quejo con molestia, haciendo que Tamaya pensara que otra vez iba a gritarle pero no fue así, tomo la mano del usuario de futón para así hacerlo caminar a su ritmo.

“ No te hagas falsas ilusiones...” se dijo Katai al mismo tiempo que pensaba en lo cálida y fuerte que era la mano de Kunikida, “ Aún así se siente bien... No tiene nada de malo disfrutar este momento... ” se dijo con alegría al mismo tiempo que buscaba seguirle el paso a Doppo, “ Es Katai... Es Katai... ” se repetía una y otra vez intentando apagar el sentimiento extraño que crecía en su pecho por tener que tomarle la mano a su amigo y al estar tan juntos en aquel diminuto espacio como era aquella sombrilla que los protegía de la lluvia.

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