Dualidad.

207 31 0
                                    

Mientras Kyoka configuraba el piloto automático, Izuku hacía una transfusión de sangre azul después de todo lo que había perdido en ese enfrentamos con Twice. Tomó ese tiempo para leer sobre Shigaraki. Las primeras páginas del archivo eran rutinarias como la descripción de su modelo pero, mientras más avanzaba más cosas comenzaron a salir a la luz. Uno de ellos fue que el era el primer Autómata que no fue activado hasta hace cinco años así como el segundo Autómata: Izuku Midoriya. La entrada siguiente, fue escrita por Toshinori:

"Tomura Shigaraki e Izuku Midoriya, los primeros Autómatas después de que me hiciera con la fórmula de la vida más allá de la barrera de agua. La peculiaridad de ambos, es el que comparten un mismo "cerebro", por lo que jamás deberán estar juntos. Si llegarán a "evolucionar", si llegarán a soñar, tener emociones, tener lo humano, sería desastroso para toda la humanidad. No por qué se acercaría a ser como nosotros, si no por qué buscarían tenerlo todo.

Cómo humano no puedo permitir que eso pase pero, como científico, quiero ver hasta donde pueden llegar. Hasta donde puede llegar su IA. Tal vez es solo el miedo a perecer lo que me llevo a darle solo cinco años de "vida" a cada uno de los Autómatas. ¿Habrá consecuencia alguna por jugar a ser Dios? Ya es demasiado tarde para preguntarse eso cuando he vivido más cien años.

Estoy seguro que cometo un error, no debí jugar con algo tan hermoso como la vida. Espero que cuando llegue mi muerte, pueda ser perdonado por los pecados que he cometido. Mis queridos Autómatas, cargan con una maldición que yo mismo les he impuesto y por eso, me disculpó".

- ¿Izuku? - Preguntaba Kyoka observando al peliverde. - No te ves muy bien.

- Acabo de enterarme que Shigaraki y yo compartimos un mismo "cerebro". - Dijo Izuku decaído. - No podemos estar juntos y menos ahora...

- ¿Por qué? - Cuestionó la pelimorada preocupada.

- Tengo sueños, últimamente he experimentado muchas emociones. Toshinori temía que algo como eso sucediera. - Fue la contestación.

- Escúchame, Izuku. - Dijo Kyoka tomando el rostro del Autómata. - Que compartan algo, no significa que sean iguales. Nadie es igual, sea humano o Autómata.

No sabía lo que era, pero Izuku sentía tranquilidad y felicidad al tal punto de sonrojarse. Al voltear, ambos notaron a Toga que se desplomó en un callejón. No fue por su falta de equilibrio e Izuku lo sabía. La replicantes se encontraba con su cabeza abajo la cual levantó para notar a los dos. La pelimorada no sabía que estaba pasando pero el peliverde se arrodilló para estar cerca de ella.

- Creo que esto es todo. - Dijo Toga casi sin fuerza.

- Así que por eso te uniste a está loca cruzada. - Comentó Izuku.

- Nunca me había puesto a pensar como no somos más que algo desechable, algo reemplazable.

- No lo somos, Toga. Tal vez seamos herramientas pero, para aquellos a quienes ayudamos, por siempre estaremos en su memoria. Los recuerdos son irremplazables.

- Empiezo a ver... Por qué tú eres tan diferente a él... Él desprecia la vida... Tú... Tú la adoras...

Y, con esas últimas palabras, Toga Himiko cumplió su servicio y se desactivo. Izuku se sintió triste, no podía ocultarlo. Kyoka observaba esto pues sabía que en algún momento, al peliverde le sucedería lo mismo. No había tiempo que perder y ambos lo sabían.

Aunque Izuku también sabía que el lugar a donde se dirigían era uno muy peligroso para Kyoka. En ese momento tomó una decisión importante. El peliverde le pidió que tomara a Toga y fuera a la tienda de conveniencia y llamara a los encargados de recoger a los Autómatas que terminaban su servicio. Mientras eso sucedía, el Autómata tomó el auto dejando a la pelimorada entendiendo que era una distracción para ella. La chica lo observaba de manera triste y que pudo leer los labios del Autómata diciéndole: "lo siento".

- Se que están ahí. - Dijo Kyoka llorando.

- Solo venimos para llevarte. - Mencionó Kirishima dejándose ver.

- Saben que puede morir ¿Cierto? - Cuestionó la pelimorada.

- Él lo entiende. Deberías hacerlo también. - Contestó Bakugo fríamente.

Izuku había llegado a la barrera de agua. Una gran cascada que se convirtió en esa tremenda barrera debido al cambio de la tierra al no tener un sol o luna visible. El peliverde de adentraba en ella y, a contra parte de la ciudad oscura, ese lugar tenía un color amarillento, era parte de la ciudad de Tokio pero que ahora está en ruinas. Una vez descendió, se dirigió al único lugar que destacaba de entre todo ese color amarillento, uno donde se veía una luz azul brillando.

Desde Tokio Con Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora