4. Nick, mi vecino

169 17 15
                                    

Nick

Investigué todo lo que pude sobre mi esposa, dónde estuvo, cuándo llegó, por qué llegó. Antes de estar en el pueblo no hay mucha información, lo único que sé es que Sarah fue incluida en un experimento, uno llamado Proyecto B. Estoy muy molesto, ella es a la tercera persona de mi entorno que meten en uno de estos proyectos malditos. Pareciera que me lo hacen a propósito y la verdad no suena tan descabellado, es muy sospechoso que a mi alrededor las personas solo sufran. Me frustra, me frustra no poder hacer nada por las personas que amo. Quizás si nunca hubiera entrado en la C.E.E.R esto no estaría pasando, pero no puedo quejarme por las acciones de mi pasado, debo preocuparme por el ahora y ese es Sarah. La haré cambiar de opinión y la sacaré de esta mierda.

Es de mañana, Sarah sale de su casa todos los días a la misma hora. No puedo molestarla a cada rato, así que ya es momento de hacer mis ejercicios matutinos de siempre. Tengo que mantenerme en forma para enfrentarme a lo que sea.

Me encuentro distraído haciendo abdominales, me agarra calor y me quito la camisa. Increíble, no me vendría mal un poco del frío de aquella montaña, pero esa cosa ya está muy lejos de aquí. No puedo creer que la extrañe. Me levanto, pongo la remera en mi hombro y voy a por un poco de agua en mi heladera. Giro mi vista, por lo tanto me encuentro en la ventana a Sarah, así que la saludo, alzando mi mano. Ella se sobresalta, luego cierra su cortina.

Cochina.

Me río y sigo con lo mío.

Sarah

¿Cómo se atreve a saludarme? ¡Yo no estaba espiando!

Ignoro mis pensamientos y me preparo para otro día de trabajo. Agarro mi cartera, entonces me dirijo a hacer mi caminata hasta el edificio principal de la C.E.E.R, aquí en el Prizrak. Camino tan solo una cuadra, pues me cruzo con Nick. Ya tiene puesta su remera otra vez ¿En qué estoy pensando? Frunzo el ceño.

—No me molestes, la última vez tuviste suerte de que no le avisara a los guardias que estabas aquí.

—No lo hacía. —Sonríe—. Me estaba dirigiendo a comprar. Acabo de salir de mi casa, nada más, pero ya que hablas de tus guardias, deberías presentármelos. Digo, si quieres que tenga una charla con tu Vadik, ¿no? Quizás me convences, más si me acompañas.

—No es "mi" Vadik, solo es mi jefe, el actual director de la C.E.E.R, pero si así dejas de molestarme, de acuerdo.

—Sabes que eso no va a pasar, sin embargo acepto tu invitación de acompañarme.

—Yo no te invité, lo hiciste solo.

—Claro, como tú mirándome por la ventana, en verdad no estabas observándome. —Mueve las cejas.

—No —digo cortante.

—¿Conociste a alguien mientras viviste aquí?

—Mejor cállate y vamos. —Comienzo a avanzar y camina a mi lado.

—¿Eso es un no? —Enarca una ceja.

—¿Por qué iba a hacer eso?

—No sé, ¿contención? —Se lo piensa.

—Puedo controlar mis emociones yo sola, no necesito que nadie me reconforte, gracias.

—Bueno, pero un oído amigo siempre se necesita.

—Yo no —expreso cortante.

—Qué cambiada estás —opina.

—Estoy muy bien, gracias. —Vuelvo a cortarle la conversación, entonces seguimos en silencio el camino.

Llegamos delante de la edificación de la C.E.E.R y Nick mira hacia arriba. Hace un chiflido por lo alta que es, sin embargo vuelve al tema de antes.

—Así que cambiaste toda tu vida, tu casa, tus familiares, todo, por este edificio. —Lo señala—. Es lindo, ¿eh? —Se ríe.

De algún modo quiero reír, pero no lo hago. Los chistes tontos de Nick me hacían gracia antes, ahora no puedo prestarle atención. Avanzo a paso veloz, ignorándolo, y él me sigue.

Terminemos con esto, que se encargue Vadik. 

Lealtad Alterada (R#15) [Lealtades #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora