• Madarame Shion •

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Capítulo I

— ¿Cómo soy tan estúpido? —
Con el uniforme puesto y ordenado, esperaba paciente fuera de la escuela donde estudiaba (...)
Tenía una migraña desde ayer, ese cabezazo que había recibido fue mucho más molesto de lo que creía. Mala idea subestimar a una chica.

— ¿Quieres una Aspirina? —
(...) se quedó parada frente a él, cruzada de brazos y alzando una ceja tras escuchar las quejas del rubio.
Sin embargo, de su bolsillo, sacó una tableta completa de Aspirinas.
— Toma, puedes quedartelas.—

— ¿Te estás burlando de mí? —
Por impulso, iba a decir algo más pero su corta razón le trajo la consciencia.
No debía olvidar jamás que se encontraba con la hermana menor de su superior Kakuchou y prioridad exclusiva de su presidente, Izana.
— Gracias. . . —
Aceptó murmurando entre dientes y sacó una de las pastillas, dejándola caer dentro de su boca.
— Vamos, se nos está haciendo tarde.—

— Ya voy, ya voy.—
(...) terminó de guardar algunos materiales dentro de su mochila e inició su rumbo camino a casa.
— Por cierto, aún no me haz dicho tu nombre.—

— Me llamo Shion.—
Respondió sin mirarla, solo quería llegar pronto a la residencia Hitto. Sería bastante malo que alguno de la pandilla lo vieran cuidando a la princesa menor de Tenjiku.
Debía proteger su reputación y mando dentro de la organización.

— Caminas muy rápido.—
(...) intentaba seguirle el paso pero no.
Alcanzó a tomarle del brazo y paró en seco, clavando los talones al suelo. Después de la clase de gimnasia y su taller deportivo, quedó más que cansada.
— E-espera un poco.—

— Tss. ¿Quieres que te cargue también? —
Obvio, no tenía paciencia. Ni con ella ni con nadie. Hizo una mueca con los labios y su mirada se tornó opaca.

— Si, cargame.—

— . . . ¿Eh? —

— Cargame.—
Volvió a repetir (...)
No tenía porqué aguantarle esas actitudes tan desagradables. Después de todo, el estaba cuidandola bajo órdenes.

— Increíble.—
El soltó un suspiro y se puso en cuclillas frente a ella esperando que se acomodara en su espalda.
Aunque lo bueno de esto, es que tardarían menos en llegar a destino.

Ella no tardó mucho en colgarse en su espalda, abrazándolo por el cuello para sujetarse.
— ¡Vamos! ♡ —

Shion pasó ambos brazos bajo las rodillas de la chica con tal de tener un soporte. Y debía admitirlo, sus muslos eran sumamente suaves.
— Estás muy desabrigada, tienes las piernas heladas.—
Fue lo único que se le vino a la cabeza para que no estuviesen en silencio.

— Olvidé mis medias en casa.—
Apoyó la cabeza en el hombro de Shion, la temperatura corporal de él le ayudaba a mantener el calor, además porqué no decirlo, olía de maravilla.

— Voy a comprarte unas, ¿Sí? —
No recibió respuesta alguna y solo asumió. Podía sentir la suave respiración de (...) sobre su nuca, le tenía los pelos de punta.
Un suave sonrojo apareció en su rostro, agradecía de manera interna que las calles estaban vacías a estas horas.

Ella había caído dormida al sentirse despreocupada gracias a Él, Shion, el mejor guerrillero que tenía Tenjiku.

Pasaron 15 minutos cuando Shion tocó el timbre de la residencia Hitto y esperó con paciencia, aún cargaba a la chica en su espalda pero tampoco tenía la intención de despertarla.

— Vaya, no te tardaste nada en traerla.—
Kakuchou abrió la puerta principal, recibiendo a su guerrillero que traía a su hermana menor.
Él la cargó, quitándole la responsabilidad a Shion por hoy.
— Oi, (...), despierta.—

— ¿Hmmm? ¿Ya llegamos? —
Se frotó los ojos con ambas manos y bostezó. Fue una sorpresa de que ya estuviera dentro de casa.
Le sonrió a su hermano y se despidió del rubio con una mano.
— Gracias por lo de hoy, nos vemos mañana.—
A penas comenzaba la semana, no tendría idea de cómo sería la continuación de los siguientes días ni tampoco quería imaginarlo.
(...) se encerró en su cuarto, se quitó el uniforme escolar y fue directo al baño.
Pensaba en silencio mientras pasaba la esponja jabonosa sobre su piel, por cada rincón. En parte sentía vergüenza por haberse quedado dormida sobre ese chico pero por otro extremo, el viaje fue más corto, no quería escuchar más de sus quejas. Todo era tan extraño y complejo de digerir.
Negó con la cabeza desviando sus pensamientos y terminó de bañarse, le rugía el estómago.

— ¿(...)? ¿Comiste algo? —
Gritó Kakuchou desde la cocina mientras cortaba variadas frutas.
Siempre ha sentido que debía cuidar de su hermana en todo ámbito, ella era tan despistada así que asumió que no había comido nada.
Llenó un recipiente con la fruta cortada en trocitos y lo dejó sobre la mesa.

— No, no he comido nada.—
Respondió bajando las escaleras en dirección a la cocina. Traía una toalla en la cabeza y la pijama puesta.
Se sentó en la mesa y devoró su merienda en cuestión de segundos.
— ¿Que hay de cenar? —

— No lo sé, aún no he revisado que hay en el refrigerador.—
Kakuchou aprovecho de colocarse el delantal, atado a la cintura y rebuscó entre los estantes.
— Mañana debes ir al mercado, podrías ir con Shion después de clases.—
Intentó disimular su risa y cerró los ojos para evitar reírse.

— ¡A-ah! Puedo ir sola. . . —
Su cara quedó de color rojo. Tenía más que claro qué, a partir de ahora, iba a convivir con el chico guerrillero muy seguido.

— ¡Mírate! Estás toda roja.—
Kakuchou apunto al rostro de su hermana y se fue acercando a ella para corroborar que era cierto. Aunque sus nervios podían notarse a kilómetros de distancia.

— ¡No es cierto! —
Temblaba en vergüenza y se tapó la cara.

— ¡Que si! —
Insistió jugando con ella.

— ¡Que no! —
Negó en todo momento. Se iba a levantar pero su hermano mayor la atrapó en sus brazos, siendo recibida con cosquillas.

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