; [To be continue. . . ] ; Anime boys.-

• Izana Kurokawa •

Capítulo 1

🎴

— A partir de hoy, serás mía.
¿Entendido? —
Izana tenia una tremenda sonrisa dibujada en el rostro y sus pupilas dilatadas al máximo. Aún tenía a la chica en contra de la pared, apretaba su piel de manera posesiva y pasó la punta de la lengua sobre su nuca.
Es más, ocupaba las mismas palabras que ocupaba Mikey cuando se adueñaba de alguien.

— No creo que sea una buena idea.—
(...) ahora entró a un limbo.
Hace meses que había sentido una atracción escondida por Izana, la manera en que manejaba a sus subordinados y no dudaba en crear planes malévolos; pero ella era una infiltrada de la Tokyo Manji.
No podía, simplemente no podía aceptar esta propuesta.

— Alto ahí, gatita.—
Deslizó sus manos hasta el área de sus caderas y desde allí, por todo su vientre. Pegó sus labios sobre la oreja de (...) y susurró.
— Recuerda que tú único deber es acatar y cumplir con tus órdenes.—

Cualquiera podría entrar y cortar la tensión con un cuchillo de mantequilla.
Las piernas de (...) flaquearon ante los métodos básicos de seducción de Izana. Sentía el aire pesado y respiraba muy lento.
— Órdenes de Mikey, no tuyas.—
Pero, ante todo, le sería fiel a su presidente. A su primer amor.

Estás actitudes prendían el ego de Izana, verla retorcerse bajo su cuerpo pero aún con sus ideales en mente le parecía sumamente perfecto.
La quería para él, está decidido.
— (...), ahora estás bajo custodia de Tenjiku.—
No le dió ni un segundo para que reaccionara.
Tenía escondido un collar en el bolsillo de su pantalón, una delgada cinta de cuerina con una argolla justo en medio. Rodeó el cuello de la chica y ajustó la hebilla a medida.
— Veamos si realmente le interesas a Mikey.—
Dijo eso último con un tono de burla y le besó la mejilla.
El presidente de Tenjiku se retiró de la oficina y cerró la puerta con fuerza, generando un estruendo.

(...) soltó un suspiro largo. Intentó hacer memoria de cómo terminó siendo la infiltrada de la Tokyo Manji y ahora, capturada por Tenjiku.
Los hermanos Haitani entraron para buscar a la chica y guiarla hasta la salida. No la iban a tener retenida, el caos se formaría cuando los miembros de la Tokyo Manji la vieran con ese dije de Tenjiku colgando en el cuello.

— Más te vale volver mañana, Izana quiere verte.—
Ran habló desde la puerta.

— Sí, que flojera ir a buscarte.—
Respondió Rindou agotado y bostezó cubriéndose la boca.

La tarde era fría y la luna se asomaba por el horizonte.
El viento golpeaba sus mejillas sonrojadas, pensar en la escena tan comprometedora que tuvo con Izana. . .
Su respiración.
Su perfume.
¡Sus caricias!
Que molesto. Que molesto admitir que le gustó vivir aquello.
El retorno a casa era incómodo, sabía que tenía que presentarse frente a Mikey para dar la información que había recolectado.
Llegó al patio principal en el lugar de encuentro, los demás capitanes ya estaban reunidos y discutiendo sobre temas triviales.
Pero había uno que frunció el ceño a
penas (...) ingresó al recinto.
El vicepresidente.
Draken.

No tardó mucho en acercarse hasta ella y paró en seco cuando vió a la chica con ese dije colgando.
— ¿Y eso? —
Alzó una ceja sacado de sus casillas y se agachó para ver directo a los ojos de ella.

— Esto. . . Uhm. . . —
¿Que iba a responder? ¿La verdad? Si decía la verdad, iba a quedar como una debilucha.

— ¿Esa rata te comió la lengua? ¡Habla fuerte y claro! —
Draken no tenía paciencia.
El interrogatorio iba a comenzar.