5. EN EL SÓTANO

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Joshua fue sentenciado por un juez de menores a permanecer en un centro de rehabilitación juvenil. Sin embargo, por ser todavía un niño lo enviaron a un orfanato, donde le permitirían asistir a una escuela cercana. Debía seguir un estricto programa de formación académica, y además asistir a sesiones de terapias de la conducta.

El orfanato se encontraba ubicado muy cercano al distrito comercial del centro de la ciudad. Era un viejo edificio de ladrillos rojos de dos pisos, al cual se entraba través de un par de escalinatas opuestas que desde la acera ascendían hasta la puerta principal. Sobre las ventanas sobresalían pequeños dinteles de teja que recordaban las pestañas sobre los ojos. Al parecer, el edificio había albergado en un pasado a la sede de una escuela de artes.

Una pequeña sala de estar con un par de poltronas y una mesa de centro antecedía a una amplia estancia, que contenía tres grandes mesas de comedor de ocho puestos cada una, cubiertas por manteles a cuadros. Una alacena adosada a la pared contenía una vajilla con numerosos platos y tazas. En un salón adyacente había mesas y sillas individuales hechas de madera. Adosados a las paredes, se veían unos estantes con gran cantidad de libros. Las ventanas estaban cubiertas por sencillas cortinas traslúcidas que permitían la entrada de la claridad del día. La cocina y un depósito de víveres quedaban al fondo del pasillo.

Una larga escalinata de cemento y pasamanos de hierro ascendía hasta la segunda planta, conformada por un amplio salón. Cinco pares de camas literas tendidas con sábanas blancas intercaladas por pequeños escaparates individuales de latón, se alineaban a cada lado de la estancia. Una serie de ventanas de hierro se abrían a lo alto de las paredes laterales. El pasillo que se formaba al centro del salón conducía hacia un gran baño común al fondo de la estancia, con varias duchas y lavamanos y cuatro cubículos individuales para las pocetas. La habitación del administrador se encontraba en una esquina del extremo anterior del piso, que colindaba al frente con la calle principal. El espacio abierto de la otra esquina lo ocupaban un juego de estar con un sofá, una butaca reclinable, un televisor y una mesa de ping-pong.

La casa servía de hogar a una docena de chicos entre catorce y dieciséis años. La mayoría eran muchachos de la calle, rudos y violentos, provenientes de familias de bajos ingresos. En su mayoría habían soportado vejaciones y violencia en su entorno. Joshua resultó ser el menor de todos ellos.

─Esta es tu cama, y ​​ese es tu casillero, ─le señaló Roger, el director del orfanato a Joshua─. Solo compórtate bien y no tendrás ningún problema aquí.

Joshua asintió en silencio. Un par de chicos de aspecto rudo lo miraban sentados en sus camas. Otro salió del baño con una toalla blanca a la cintura.

─Desde cuando las chicas son aceptadas en este orfanato, ─dijo el muchacho, quitándose la toalla y poniéndose unos calzoncillos, mientras miraba al recién llegado.

Será mejor que tengas cuidado con John, ─le advirtió Roger mirando al chico con severidad─. Otra queja, y te enviaré al juez. Déjame decirte que esto es un paraíso comparado con un centro juvenil. Créeme, no querrás ir allí.

Roger era un hombre negro, alto y robusto, con el pelo rizado y canoso y una barba delgada, dura y de carácter estricto. Él mismo había crecido en las calles, por lo que sabía que tenía que imponer una disciplina dura e inflexible para poder controlar a esos niños. Sin embargo, su costumbre de sentarse en las noches y noches frente al televisor con un paquete de cervezas para ver deportes según la temporada, junto con una sordera crónica, permitía que los muchachos burlaran esa disciplina con frecuencia.

Los chicos tenían sus propias reglas y su propia jerarquía grupal, en la que los recién llegados tenían que seguir la voluntad de los más antiguos o de los más rudos. El liderazgo cambiaba continuamente, ya que la mayoría no permanecía mucho tiempo en ese orfanato. Algunos huían, mientras que otros eran trasladados a diferentes centros juveniles.

CLARO DE LUNAWhere stories live. Discover now