El chirrido de las gomas contra el pavimento era casi el único sonido que quería escuchar. Doblaba con brutalidad, no pasaba el cambio a uno menor ni amagaba a acercarme al freno. Solo pisaba el acelerador una y otra vez, sintiendo la adrenalina correr por mis venas al mismo ritmo que los latidos salvajes de mi corazón.
Pero todo dura poco pensé, frenando de golpe en la entrada del lugar abandonado. Dejé caer mi cabeza contra el asiento, cerrando los ojos y respirando un par de veces, esperando lograr calmarme. Todo lo que esperaba, es que él no estuviera allí.
Bajé del vehículo, cerrando la puerta y caminando hacia dentro de las ruinas, sacando un cigarro de uno de los bolsillos del saco. Lo prendí y di la primera calada cuando ya llevaba varios pasos dentro del lugar, y llevé una mano a mis labios para permitirme hablar al ver la gran mesa llena de gente, alzando una ceja con expresión poco sorprendida.
-Vaya, Ran, Rin, creí haberles aclarado que si Bonten se quedaba fuera de nuestros asuntos, nosotros haríamos lo mismo. Una oferta de negocios no es exactamente ignorar nuestra existencia, ¿no crees?- volví a llevar el cigarrillo a mis labios, ignorando al pelirrosa que había aparecido de entre las sombras para apuntarme con un arma.
-Hermanita, te recomiendo escucharnos, sabes que Sanzu no es alguien que pueda controlarse- me giré hacia el pelirrosa, dedicandole una sonrisa ladeada y largando el humo en su dirección, a lo que él me devolvió la sonrisa, sin bajar el arma.
-Vamos, ¿no les parece que estamos grandes para seguir con estas guerras de pandillas?- pregunté con burla, volviendo a mirar a la mesa, permitiendome escanearla ahora y dandome cuenta que en una de las sillas se encontraba Kokonoi, con expresión conflictuada.
Suspiré luego de desviar la mirada, dando una calada aún más larga, y volviendo a mirar a Ran.
-Bien, ¿qué quieres?
•••
Esperé a que todos se fueran, justificandome con que tenía una llamada que atender primero, y que podían irse sin mi.
Cuando en realidad no quería manejar en frente de un Sanzu armado.
Pero supe que le había dado la oportunidad perfecta a Kokonoi, al verlo apoyado sobre mi auto. Tenía una sonrisa de lado, mientras mi rostro permanecía sin expresión alguna, y mientras caminaba lentamente en su dirección, me frené en la columna que estaba en frente, apoyandome de lado sobre ella.
-Los detalles de presupuesto que tengas que arreglar con nosotros puedes hablarlo con mi asesor. Rindou tiene su número- contesté, sabiendo que tenía que ser la única razón de trabajo por la que estaría esperando para hablarme.
-En realidad, quería hablar contigo- se levantó del auto, acercandose hacia mi manteniendo aquella maldita sonrisa -¿Cuánto ha pasado?¿5 meses? Desde la última vez que...
-No sabes lo poco que me importa- le corté, manteniendome firme en mi posición, a pesar de que ya estuviera a menos de un metro, clavando su mirada en mis ojos como si aquello pudiera convencerme.
-Oh vamos, ¿no me extrañas? Éramos tan buenos juntos...- aquello último salió casi como un susurro, al estar frente a mi, acomodando un mechón de cabello suelto detrás de mi oreja, intentando convencerme aún cuando mis facciones no habían cambiado en lo más mínimo.
Y sin embargo, no podía evitar querer lanzarme sobre él. Pero el veneno se había alojado demasiado tiempo debajo de mi lengua.
-¿Y a quién extrañas más? ¿A mi o a Akane?- su mano se congeló a un lado de mi rostro, su sonrisa dejando de mostrar sus dientes, y la mía surcando mis labios -Uff, di justo en el punto, ¿no es así?
Sonreí e intenté alejarme de él para volver al auto, pero se movió colocandose frente a mi, obligandome a girar y apoyando una mano en la columna, encerrandome y haciendo más notoria la diferencia de altura.
-Vamos, no fue nada, fue solo un desliz. Sabes que me vuelves loco- su sonrisa volvió a aparecer, y también lo hizo la mía.
-¿Cuál de todos? ¿Llamarme Akane mientras lo haciamos, decir su nombre entre sueños, pedirme que me tiñera de rubio...? Puedo seguir si quieres- su mandíbula se tensó, pero continuó de todas formas.
-______, eso ya está en el pasado. Te lo prometo. Ahora solo te quiero a ti- se inclinó lentamente hacia adelante, acortando el espacio entre nosotros, y haciendome más difícil poder aguantarme.
-Pero yo no. No te quiero ahora, te quería hace años, meses. Ahora ya no me sirves- golpee su brazo, obligandolo a hacerme espacio para poder volver a caminar hacia el auto, y esta vez me lo permitió.
-Por favor, _______, ¿vamos a perder lo nuestro solo por eso? Que importa si...
-Obvio que a ti no te importa- lo interrumpí, girandome hacia él una última vez -Era mi corazón el que estaba en juego- le dediqué una pequeña sonrisa, a labios y ojos cerrados, volviendo a girarme.
Di la vuelta para subirme al asiento del piloto, y él me siguió, parandose frente a la ventana cuando ya estaba dentro.
-Ahora tendremos que vernos por trabajo, pero no vuelvas a meterte en mis asuntos personales- y justo cuando iba a prender el motor, me congelé en el lugar al escuchar su voz suave.
-Lo siento- me giré hacia él, notando su mirada afligida, y recordé todas las veces que se había disculpado.
-De igual manera, fue culpa mía- nuestras miradas se conectaron, permitiendome ver sus ojos curiosos, que esperaban una buena respuesta -Por creer que en algún momento pensarías en mi y no en ella.
Y sin más, arranqué el auto, pisando el acelerador y desapareciendo por las calles, viendo por el espejo retrovisor como se quedaba parado en el mismo lugar.
Sin escuchar cuando dijo "Si, lo hago".
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tokyo revengers | one shots
Фанфик𝐎𝐒 | • El que pierde tiene que comprarle más de los peces esos a Mikey • ••• 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 escribo historias cortitas porque no me da la creatividad para hacerlas completas.