8. El bombazo

8 3 0
                                    

Me desperté al oír el tono de llamada de mi teléfono.

Mierda

- ¡ Dónde te has metido ! ¡ Llevo aquí esperando 30 minutos ! - me gritó

- No me grites, acabo de despertarme, en 10 minutos estoy allí - le contesté

- De acuerdo, pero más vale que no tardes

- ¡ Ok !

Colgué y me puse un vestido veraniego de flores y salí todo lo rápido que pude de mi casa.

Aunque mi madre estaba en el porche y me detuvo

- A las 2 pm te quiero aquí, vendrá Daniel a comer - me anunció

- Claro

- No llegues tarde como la última vez y no comas mucho que sino no tienes hambre a la hora de comer

- Que sí mama, ya lo he entendido. Y desde hace años me modero más a la hora de comer

- Ya lo sé, pero me preocupo

- Pues no te tienes que preocupar por nada, lo tengo todo bajo control

Me despedí de ella y salí corriendo porque llegaba tarde.

- Cariño, come más que te estás quedando en los huesos - me decía mi madre

- Hago lo que puedo mamá - aparté el plato con más de la mitad de la comida en el - ya no puedo más

- Hija te lo has de comer, el doctor dijo que si no lo hacías podríamos en riesgo tu salud - dijo mientras me metía una cucharada de la sopa en la boca

- ¡ Pero es que no puedo ! ¡ Si como algo más vomitaré !

Aún recuerdo perfectamente los días que pase en el hospital cuando tenía 13 años. Casi no veía a mi hermana, solo a mis padres.

Estaba obsesionada con ser perfecta, las niñas de mi clase eran todas super flacas y yo era la más gordita, no es que fuera gorda sino que no era como ellas. Empecé a no comer nada y lo poco que comía lo vomitaba. Luego hacia mucho ejercicio por las tardes, cuando mis padres trabajaban, cada semana adelgazaba 5 kilos.

Hasta que un día me desperté y de camino al la cocina me desmayé. Estuve en el hospital un mes y luego estuve 1 año en reabilitación. A día de hoy ya estoy mejor y no he tenido ninguna recaída.

Cuando llegué a la cafetería Alec ya me estaba esperando en una mesa, al lado de la ventana, con un batido de chocolate y un frapuccino de fresa y coco.

- Te estaba esperando

- Perdón - me disculpé

Estuvimos toda la mañana hablando de cómo le habían ido las vacaciones en el pueblo de su abuelo, ya que estuvo 3 semanas y no pude ponerle al día de cómo fue la cena con Daniel.

- Me parece majo, quien diría que yo diría esto - me reí

- Pues la verdad es que yo, aunque no lo parezca tu madre tiene buen gusto, sino no hubiera escogido a tu padre

- Pues sí

Al acabar nos despedimos y fui directa a casa porque se estaba haciendo tarde.

Al llegar Daniel ya estaba allí y lo único que conseguí fue una buena regañina de mi madre.

La comida fue tranquila hasta que mamá dijo que tenían una noticia que darme.

- Cariño, Daniel y yo llevamos saliendo un tiempo y hemos decidido casarnos

- ¡¿ Que ?! - exclamé

- Lo que oyes

- Aún tenemos que hacer un montón de preparativos pero tenemos pensado casarnos el 28 de febrero, hará un poco de frío pero nos las apañaremos - añadió él

No podía decir ninguna palabra, lo único que puede fue salir corriendo escaleras arriba y encerrarme en mi habitación intentando no dar un portazo porque sabía que si lo hacía, vendría mi madre a regañarme.

Conseguí alcanzar el móvil antes de ponerme a llorar.

Alec no respondía, así que le dejé un mensaje en el contestador.

- Hola Alec, perdona por molestarte tanto con este tema pero hoy mi madre me a dicho que se va a casar con Daniel. No sé si quiero que se una a mi familia y forme parte de mi rutina

Apagué el móvil y me quedé tumbada en la cama escuchando música mientras pensaba en como cambiaría mi vida en poco tiempo.

Nada es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora