Me desperté al oír el tono de llamada de mi teléfono.
Mierda
- ¡ Dónde te has metido ! ¡ Llevo aquí esperando 30 minutos ! - me gritó
- No me grites, acabo de despertarme, en 10 minutos estoy allí - le contesté
- De acuerdo, pero más vale que no tardes
- ¡ Ok !
Colgué y me puse un vestido veraniego de flores y salí todo lo rápido que pude de mi casa.
Aunque mi madre estaba en el porche y me detuvo
- A las 2 pm te quiero aquí, vendrá Daniel a comer - me anunció
- Claro
- No llegues tarde como la última vez y no comas mucho que sino no tienes hambre a la hora de comer
- Que sí mama, ya lo he entendido. Y desde hace años me modero más a la hora de comer
- Ya lo sé, pero me preocupo
- Pues no te tienes que preocupar por nada, lo tengo todo bajo control
Me despedí de ella y salí corriendo porque llegaba tarde.
- Cariño, come más que te estás quedando en los huesos - me decía mi madre
- Hago lo que puedo mamá - aparté el plato con más de la mitad de la comida en el - ya no puedo más
- Hija te lo has de comer, el doctor dijo que si no lo hacías podríamos en riesgo tu salud - dijo mientras me metía una cucharada de la sopa en la boca
- ¡ Pero es que no puedo ! ¡ Si como algo más vomitaré !
Aún recuerdo perfectamente los días que pase en el hospital cuando tenía 13 años. Casi no veía a mi hermana, solo a mis padres.
Estaba obsesionada con ser perfecta, las niñas de mi clase eran todas super flacas y yo era la más gordita, no es que fuera gorda sino que no era como ellas. Empecé a no comer nada y lo poco que comía lo vomitaba. Luego hacia mucho ejercicio por las tardes, cuando mis padres trabajaban, cada semana adelgazaba 5 kilos.
Hasta que un día me desperté y de camino al la cocina me desmayé. Estuve en el hospital un mes y luego estuve 1 año en reabilitación. A día de hoy ya estoy mejor y no he tenido ninguna recaída.
Cuando llegué a la cafetería Alec ya me estaba esperando en una mesa, al lado de la ventana, con un batido de chocolate y un frapuccino de fresa y coco.
- Te estaba esperando
- Perdón - me disculpé
Estuvimos toda la mañana hablando de cómo le habían ido las vacaciones en el pueblo de su abuelo, ya que estuvo 3 semanas y no pude ponerle al día de cómo fue la cena con Daniel.
- Me parece majo, quien diría que yo diría esto - me reí
- Pues la verdad es que yo, aunque no lo parezca tu madre tiene buen gusto, sino no hubiera escogido a tu padre
- Pues sí
Al acabar nos despedimos y fui directa a casa porque se estaba haciendo tarde.
Al llegar Daniel ya estaba allí y lo único que conseguí fue una buena regañina de mi madre.
La comida fue tranquila hasta que mamá dijo que tenían una noticia que darme.
- Cariño, Daniel y yo llevamos saliendo un tiempo y hemos decidido casarnos
- ¡¿ Que ?! - exclamé
- Lo que oyes
- Aún tenemos que hacer un montón de preparativos pero tenemos pensado casarnos el 28 de febrero, hará un poco de frío pero nos las apañaremos - añadió él
No podía decir ninguna palabra, lo único que puede fue salir corriendo escaleras arriba y encerrarme en mi habitación intentando no dar un portazo porque sabía que si lo hacía, vendría mi madre a regañarme.
Conseguí alcanzar el móvil antes de ponerme a llorar.
Alec no respondía, así que le dejé un mensaje en el contestador.
- Hola Alec, perdona por molestarte tanto con este tema pero hoy mi madre me a dicho que se va a casar con Daniel. No sé si quiero que se una a mi familia y forme parte de mi rutina
Apagué el móvil y me quedé tumbada en la cama escuchando música mientras pensaba en como cambiaría mi vida en poco tiempo.
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Nada es para siempre
Teen FictionMar era una chica joven, pero llevaba desde el principio de su existencia sin ningún propósito en la vida o eso pensaba ella. Al final del verano, tendría que asistir a una universidad del centro de Madrid. A parte de no saber qué estudiar, ha de in...