Simbiosis (Eruri)

Capítulo 4

Sosteniendo la mano del rubio, permanecen de pie al borde del barranco mientras contemplan los dos autos que se hunden lentamente en las tranquilas aguas. Un eco en lo profundo de su mente evoca las enseñanzas de Kenny sobre ocultar rastros y tacha los diferentes puntos de una lista imaginaria.

-Pronto anochecerá, el pueblo está a una hora o menos de aquí, ¿Qué sucede, Erwin? Has estado muy callado.

-Si un día desaparezco... ¿Vas a extrañarme, Levi? – susurra avanzando despacio y reacciona por el par de brazos que rodea su cintura con fuerza- Envidio a Erwin, puede estar contigo todos los días, yo solo aparezco cuando me necesita... sé que la situación fue peligrosa, no quiero que te lastimen, Levi, pero gracias a eso estoy aquí, ¿Qué sucederá cuando Erwin ya no me necesite? Nunca más podré estar contigo.

-Cara o sello, eso no cambia el valor de una moneda, esto es lo mismo, no importa si estás tú o él, ambos son Erwin, son los dos lados del hombre que amo, el hombre que me trata como si fuera el tesoro más valioso, el hombre que me hace sentir especial y que todo va a estar bien- afirma instándolo a retroceder un par de pasos e inicia un cariñoso beso que es correspondido- Él no es tu rival, han pasado por muchas cosas, pero se tienen el uno al otro, debo admitir que los envidio un poco, he estado solo por mucho tiempo y la única razón por la que no salté de un puente o me corté el cuello fue porque mi mamá deseaba que viva...

-Ya no estás solo, me tienes a mí... a nosotros, nunca te dejaremos, Levi.

-Lo sé, yo también tengo miedo de que esto sea un sueño, no quiero perderte, Erwin... mentí cuando dije que te equivocas al creer que soy lo único bueno que tienes, la verdad es que yo creo lo mismo, no puedo imaginar mi vida sin ti, no quiero una vida sin ti, Erwin... a tu psiquiatra no le gustaría escuchar eso, ya cree que es malo que dependas tanto de mí.

-A la mierda el psiquiatra, somos nosotros los que pasamos por toda esa mierda y gracias a ti nos sentimos vivos otra vez, Levi, puedo imaginar mi vida sin la actuación, sin la compañía de otros, sin el reconocimiento y el cariño de todas esas personas que siguen mi carrera, sin un hogar, sin dinero, pero nunca sin ti, yo tampoco quiero una vida sin ti.

En ese instante las palabras son innecesarias y se apresuran en desnudar al contrario, compartiendo osadas caricias antes de que lo recuesten sobre el pasto. Las ansias lo recorren al percatarse que su pareja esparce una generosa cantidad de bloqueador solar en los dedos.

-No hay lubricante, esto tendrá que bastar.

-Tsk, no soy exigente, mételo de una vez, quiero que me folles.

-Aún no, mi pequeño ángel- canturrea preparándolo pacientemente, obteniendo varios jadeos que provocan un tirón en su entrepierna- Ese puritano no sabe que te encanta que te follen duro, tu cuerpo se contrae de una forma exquisita cuando te corres, ¿Cuántas veces fueron la última vez? ¿Tres? Vamos a romper tu récord, Levi.

-Cá-Cállate y hazlo de una vez, bastard— ¡Ah!

Un preciso roce en su próstata le impide continuar y esa hambrienta boca engullendo su erección eliminan cualquier pensamiento racional. Al cabo de unos breves minutos la estimulación se detiene y esos dígitos son reemplazados por algo largo, grueso y caliente.

-Me encanta lo apretado que eres, Levi, te amo, eres lo mejor en mi vida, eres lo más importante que tengo, eres todo para mí.

Las enérgicas embestidas junto a los mordiscos envían oleadas de placer que lo vuelven incapaz de hablar y rasguña la espalda del rubio, intentando controlar las agradables sensaciones que lo recorren. Apenas comienzan a masturbarlo, se entrega al inminente clímax que nunca llega, ya que cubren la punta de su hombría y lo arremeten con fuerza.