Capítulo 3

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En cuanto el rubio se cansa de golpear el cadáver, se acerca por un costado a jalarlo por la camiseta, apoderándose de esos labios en un pausado contacto que se torna demandante hasta que lo apartan por el pecho.

-¿Por qué dejaste que esa basura te toque? – lo increpa con el ceño fruncido y trata de retomar el brutal ataque, siendo empujado a la pared- Voy a destrozarlo, no te entrometas, Levi.

-Ya es suficiente, lo dejé tocarme porque era la única forma de que baje la guardia, iba a matarlo, pero te adelantaste, oi, estoy bien.

-No quiero que te lastimen.

-Lo sé, siempre me cuidas- afirma quitándole el fierro y lo lanza a un lado de la habitación, disfrutando de esa hambrienta boca que le roba el aliento- ¿Vas a devorarme? Ahora no es un buen momento, esos cerdos de mierda no dudarán en matarnos, hay dos más y una perra que viene en camino.

-Entonces nos encargaremos de esto y luego te follaré, no es justo que Erwin acapare toda la diversión.

-¿Por qué hablas como si fueran dos personas distintas? Ustedes son las dos caras de la misma moneda, la única diferencia es en la cama, él es cariñoso, cuidadoso y apasionado, en cambio tú eres dominante, salvaje y presionas mis límites, eres una maldita bestia, tsk, no te rías.

En un instante lo empotran contra la ventana mientras le abren los botones de la camisa; corrección, se los arrancan de un tirón por la brusquedad de esas acciones. A pesar de que la idea de sexo desenfrenado es tentadora, no es lo que encabeza su lista de prioridades.

-Oi, oi, estás muy sucio, además tenemos que encargarnos de otro asunto.

-Bien, terminemos con esto rápido, quiero devorarte, mi pequeño ángel.

Recogiendo la pistola, se asoma por el pasillo y con un discreto gesto le indica que lo siga. A juzgar por los empolvados o destruidos objetos que descubren, parece que los encerraron en un hospital abandonado. Al detenerse a mitad de la escalera que conduce al segundo piso, escuchan unas voces que no tarda en reconocer y se aproximan con cautela.

-Ese idiota arruinará todo, Thomas, si en vez del pene usara la cabeza nos habríamos ahorrado muchos problemas, sé que es tu hermano, pero siempre hace lo qu—

-Yo controlaré a ese idiota, trae a Lydia rápido, no alargaremos esto más de lo necesario, la desaparición de ese actorcito atraerá mucha atención indeseada, pero si lo hacemos bien, tendremos tanto dinero que no sabremos en que gastarlo.

-Eso espero, ya estoy harto de ese imbécil.

-Vete, Eric, no quiero estar aquí al anochecer.

Una vez que el eco de los pasos se esfuma en dirección a la entrada principal, se escabullen por una de las ventanas al exterior y vigilan al líder de ese grupo, el cual se interna medio kilómetro en el bosque y comienza a cavar a la sombra de un gran árbol.

-Este bastardo es mío, Erwin.

Abordándolo por la espalda, lo aporrea en la nuca con la culata del arma y lo arroja al suelo, rompiéndole la nariz con una patada. Calculando al menos media hora antes de que los otros dos vuelvan, decide tomar la pala, enterrando el delgado borde en el tobillo izquierdo. Ignorando los desgarradores gritos, aplica más fuerza y la arranca por completo.

-¡HIJO DE PUTAAA...! Maldita perra...

-Chillas como un puto cerdo- señala repitiendo el procedimiento en la extremidad opuesta y suspira con los suaves mordiscos- Oi, estoy ocupado, no lo haremos aquí.

-¿Por qué no, Levi? Eres tan sensual, tan erótico, tu caliente agujero me extraña, ¿Verdad? Erwin es demasiado considerado, no sabe que te encanta duro.

Simbiosis (Eruri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora