Simbiosis (Eruri)

Capítulo 8

-¿Terminaste de desempacar, Erwin?

-Sí, amor, me gusta la cabaña, Kenny escogió un buen lugar y es bastante tranquilo, ¿Quieres ir a caminar a la playa? Podemos disfrutar del atardecer- señala rodeando esa estrecha cintura y reparte suaves mordiscos por el cuello, trazando un camino ascendente a esos delgados labios que no corresponden sus acciones- ¿Qué sucede, Levi? ¿Estás cansado?

-No, quiero mostrarte la razón por la que te traje aquí, pero... ahora no sé si hice lo correcto, no quiero que te enfades conmigo.

-Nunca podría enfadarme contigo, amor, nos conocemos hace siete años, somos pareja hace seis y nunca hemos discutido, solo me regañas cuando dejo las toallas húmedas en el suelo después de bañarme.

-Esto es más complicado, Erwin, tal vez me odies.

Esas palabras lo alertan de la seriedad del asunto y sigue en silencio al pelinegro a la cocina, en dónde le revela una especie de compuerta oculta por un extremo de la alfombra. Unas breves escaleras los conducen al sótano y se detienen frente a una puerta de madera.

-Kenny compró esta cabaña porque el pueblo más cercano está a casi un kilómetro, sabes que la discreción es importante en su trabajo, especialmente si se trata de conseguir información, a veces trae a algunos cerdos aquí, la habitación está insonorizada- explica escudriñando la expresión del rubio, una mezcla de incomodidad y molestia que aumentan sus reparos.

-¿Por qué me muestras esto, Levi? No quiero saber lo que Kenny hace aquí.

-Yo también he asesinado y golpeado a muchos cerdos asquerosos.

-No es lo mismo, Kenny lo hace por dinero y placer, tú no tuviste opción, te obligaron a hacer cosas horribles en esa granja... Kenny te enseñó a sobrevivir, nunca disfrutaste lastimar a alguien, no eres como él- replica con el ceño ligeramente fruncido, relajándose un poco con las caricias en sus mejillas.

-Tal vez si lo soy... porque disfrutaría mucho torturar y asesinar al hijo de puta que está ahí.

-¿Qué...? ¿Encerraste a alguien? – pregunta tragando saliva con dificultad y obtiene un asentimiento que lo confunde- No, tú no eres así, Levi, no sé qué te dijo Kenny para convencerte de esto, pero no tienes que hacerlo, te gusta trabajar en la tienda de té, ¿Verdad? Si hay problemas de dinero yo puedo—

-No es eso, Erwin, no me están pagando por esto, no estoy trabajando con Kenny, pero si le pedí ayuda, esto es muy importante... en una semana nos casaremos, por eso quiero darte un regalo especial para marcar el inicio de una nueva etapa, sé que no tengo derecho a tomar decisiones por ti, ni presionarte a hacer esto, pero lo único que quiero es que estés bien, Erwin, que seas feliz.

-No estoy entendiendo, Levi, sé más claro o mejor aún, muéstramelo, por favor.

Con pasos indecisos entra y contiene la respiración por la escena que descubre. Un desconocido permanece desnudo en el centro, una gruesa cadena enganchada a una argolla en el techo inmoviliza sus muñecas y una pelota de goma en la boca convierte sus gritos en inentendibles balbuceos. Lo siguiente que llama su atención es el plástico que cubre las paredes y una mesa de metal con una abultada carpeta marrón junto a diversos instrumentos cuyo propósito es sencillo de deducir.

-¿Qu-Qué significa esto...? ¿Quién es...?

-Su nombre es Darius Zackly, pero para ti es el hombre que ordenó secuestrar, torturar y asesinar a tu padre.

Esa impactante revelación lo mantiene estático hasta que es consciente de las lágrimas que brotan implacables de sus párpados. Durante años fantaseó con el instante en que enfrentaría a la persona que le arruinó la vida; un fantasma sin rostro que perdió las esperanzas de que fuera atrapado.