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—Capítulo 10—

Noticia maravillosa

—"¡Eres un...!"— Joohyun abrió y cerró la boca, su padre sí que sabía dar donde duele.
 
—"¡Cierra esa maldita boca antes de que te la cosa!"— Amenazó el alfa poniendo las manos en las caderas, tratando de mantener sus garras en algún lugar que no fuera la garganta de su hija —"Tu maldito mal genio va a acabar con la paz de esta manada"— el alfa estaba empezando a sentir como un dolor de cabeza se comenzaba a formar justo detrás de sus ojos —"contrólate o has algo, pero deja de desquitarte con todos los que te rodean."
 
Decir que la loba estaba furiosa era decir poco, toda esa situación era como dormir sobre nitroglicerina sobrecalentada, el Alfa debía de estar pateando el culo del centinela que agredió a la mujer, en vez de estarle riñendo por haber puesto al tipo en su lugar.
 
—"Si estoy de buen o mal humor no tiene nada que ver con lo que ese idiota le estaba haciendo a su pareja..." — los humos del alfa bajaron lentamente, en eso, su hija tenía razón.
 
—"Te doy algo de crédito por patear a ese engreído"— aceptó a regañadientes —"pero date cuenta de algo, si yo no hubiera llegado a tiempo, lo habrías matado"— ahora fue el turno de Joohyun de bajarle a su humor, sentándose pesadamente sobre la cama, puso los codos sobre sus muslos y sostuvo la cabeza entre sus manos.

—"Mi loba me está volviendo loca"— se quejó, odiándose a sí misma por tener que admitir que su padre tenía razón.
 
En momentos como ese era cuando Dong más extrañaba a su pareja, usualmente era partidario de partir, golpear o tirar contra una pared a sus problemas o a quién se los causara, pero ante el asunto de su hija y la gata melindrosa no sabía qué hacer. Pasándose las manos por los mechones de cabello negro, los aparto de su rostro, estaba frustrado y odiaba la sensación de impotencia.
 
—"Mira, hija"— se sentó junto a su cachorra, la vieja cama se quejó por el peso de dos cuerpos bastantes solidos —"no creo que esa gata y tu sean una pareja destinada. Ustedes son de especies animales diferentes. Ya es todo un triunfo que lográramos acordar la paz entre las manadas, pero de allí a aceptar a su alfa emparejada con una gata, no creo que eso ocurra. Recuerda que un felino como ella está destinada a darle cachorros a un o una Alfa, el simple hecho de que sean de especies distintas impediría eso. No es natural que una loba y una gata se apareen."
 
Era casi cómico ver a una mujer y un hombre adultos, con esa actitud de niños abandonados, ambos tan parecidos.
 
—"Lo sé papá"— habló Hyun con la vista concentrada en un punto en el viejo piso de madera —"yo sé que estará mejor con los suyos, el detalle está en convencer a mi loba interior de ello"— la pelinegra guardó silencio, qué podía decir a eso.

Ocurriéndosele cambiar de tema.
 
—"El concilio de manadas será en una semana"— le dijo mientras le daba una palmada bastante fuerte en la espalda a su hija, tanta mierda sentimental le ponía de nervios —"quizás encuentres a tu pareja allí."
 
—"Ya la encontré, papa"— le dijo Joohyun, poniéndose de pie, recostando la espalda contra la puerta, se golpeó la cabeza en la madera tratando de calmar a su loba que aruñaba desesperada ante el simple recuerdo de la tierna gatita —"No sé qué estarían tramando los dioses cuando escondieron la mitad de mi alma en alguien, sólo para luego negármelo de esta manera tan cruel. Si tan solo ella hubiera nacido loba, ahora la manada entera estaría celebrando que su alfa estaba enlazada con su pareja escogida por los mismos dioses. Quizás ya estarías anunciando la llegada de nuestros cachorros."
 
—"Las cosas son como son, no hay nada que se pueda hacer... Entre dos especies tan distintas no puede haber cachorros, ese simple hecho demuestra que lo tuyo es un capricho, no designio de los dioses"— le dijo Dong-hae, poniéndose de pie, descansando una de sus pesadas manos sobre el hombro de su hija.
 
Joohyun se hizo a un lado para darle paso a su padre. La loba en su interior luchaba por ser liberada y salir en busca de la felina, necesitaba sentir otra vez a su pareja, escuchar sus ronroneos mientras la penetraba. Había probado el dulce sabor de su sangre al morder el delgado hombro.
 
Esa noche la loba aulló al cielo en una desesperada oración. El corazón del animal llamaba a su pareja sin perder la esperanza. La felina debía escucharla aunque sus naturalezas humanas negaran lo que era una realidad.
 
(...)
 
Seulgi dormía calientita entre las mantas, gracias a los cuidados de Sunmi se había estado sintiendo mucho mejor, siempre tenía nauseas en la mañana, pero al menos lograba retener más comida en su estómago. Lo complicado estaba en que debía esforzarse un poco más para ocultar los síntomas que la separación de su pareja le estaba causando.
 
Quizás si le daba más tiempo al tiempo, sus malestares se pasarían, su gata interior tenía que entender que la loba jamás regresaría por ella y que debía dejar de hacer berrinches de una vez por todas.
 
Estaba en esos decididos pensamientos cuando la escucha, una loba solitaria aullaba a lo lejos. Antes de que pudiera siquiera pensarlo, se encontró a sí misma en su forma felina, por fortuna ya sabía que su animal podía hacerle una jugarreta como esa, así que había dejado la ventana cerrada y la puerta con seguro.
 
Después de aruñar los paneles de vidrio de la ventana de su habitación, la gatita fue a intentar con la puerta. Al ver que tampoco podía hacer nada allí regreso al alfeizar de la ventana y comenzó a maullar bajito mientras su vista se perdía más allá de los árboles del bosque.
 
La noche paso lentamente, la loba aullándole a la luna ausente y la pequeña felina observando el cielo nocturno desde el otro lado del panel de vidrio de su habitación. Seulgi se sintió morir al pensar que así sería el resto de su vida, una constante espera de algo que de hecho jamás llegaría.
 
Cuando el sol rayaba en el horizonte, la gata montesa se arrastró a la cama, tomando su forma humana se escondió bajo las mantas deseando jamás despertar. Apenas caía en lo profundo del sueño, el sonido de la puerta al abrirse le hizo abrir los ojos. Sunmi entraba a hurtadillas tratando de no hacer mucho ruido. Al ver que Seulgi tomaba la manta para taparse hasta las orejas, supo que la chica estaba despierta.

—"Tienes que bajar a desayunar"— dijo Sunmi —"al parecer quieren a toda la familia reunida para hacer un importante anuncio"— una cansada Seulgi se asomó entre las sabanas viendo a su hermana.
 
—"¿Qué quieren esta vez?"— encogiéndose de hombros Sunmi trató de restarle importancia.
 
—"Tu prometida llegará para la cena de esta noche."
 
Esa fue una sorpresa para que el sueño y desgano se le pasara a Seulgi que se levantó de golpe.
 
—"¡Te volviste loca!"— balbuceo incrédula.
 
—"¡No!"– Aclaro Sunmi, sentándose en la cama —"por desgracia no estoy loca. Te juro que a veces siento que estoy en un universo alterno. Un día tengo a mi engreída hermanita, al día siguiente se pierde al caer al río y prácticamente la dan por muerta, luego resulta que aparece pero es un muerto en vida"— recapitulo la felina cruzándose de brazos —"Realmente a veces pienso que sí estoy loca."
 
—"Lo lamento"— habló Seulgi mientras trataba de controlar a su estómago que ya se estaba comenzando a revolver —"te prometo que voy a dejar de auto-compadecerme."
 
Soltando el aire lentamente, Sunmi le prestó toda su atención al rostro pálido de su hermana, a las ojeras bajo sus ojos cansados, pero de todo eso lo que le acabo robando la paz fue ver como las mejillas de la pelinegra se veían hundidas.
 
—"A ti te pasa algo más que un desengaño amoroso"— afirmo la joven posando la palma de la mano sobre la mejilla.
 
—"¿De qué hablas?"— logró preguntar justo antes de tener que salir corriendo al baño, doblándose sobre el inodoro comenzando su rutina de náuseas y vómitos de las mañanas.
 
Sunmi se puso de pie, obedeciendo al impulso de ayudar a su hermana. Al escuchar a la chica en el baño, se quedó petrificada, sintiendo como el miedo comenzaba a recorrerle el cuerpo, su sangre congelarse.
 
—"¡Demonios!... no"— logro balbucear cuando pudo llenar de aire sus pulmones —"esto no es posible..."
 
—"¡Voy a darme un baño!"— grito Seulgi desde el otro lado de la puerta —"Bajo en un momento"— Sunmi, agradeció que la morena no saliera del baño y viera la angustia y preocupación reflejada en su rostro.
 
—"Bien, le diré a Mamá"— se sintió orgullosa de que su voz no temblara —"Te espero abajo, recuerda poner cara de sorpresa cuando papa te de la "maravillosa" noticia."
 
Una vez que estuvo lista, duchada, los dientes lavados y peinadita, Seulgi bajó las escaleras dirigiéndose a la primera planta. Cuando llego al comedor ya sus hermanos, su padre y su madre estaban sentados en la mesa.
 
—"¡Buenos días!" – saludo a todos mientras se sentaba en su lugar habitual junto a Sunmi.
 
Los otros miembros de la familia tenían cara de niños en la mañana de navidad, eso hizo que los bellos de la nuca de Seulgi se erizaran, por suerte ya había cumplido con su rutina matinal de vomitar antes de sentarse a la mesa.
 
—"¿Se puede saber por qué tan contentos?"— se quejó más que preguntar la joven felina. Sus hermanos, Joy, Won-woo y Jennie se sonrieron esperanzados.
 
—"Simple, Seulgi. Hoy llega quién nos va a librar de tu fastidiosa presencia"— Fue la menor de sus hermanas quien hablo, JenJen como le decía su familia. Se lo dijo bromeando y soltándose a reír —"de seguro después de mañana estrenas esposa Seulgi"

𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐄𝐋 𝐋𝐎𝐁𝐎 𝐀𝐓𝐑𝐀𝐏𝐎 𝐀 𝐒𝐔 𝐆𝐀𝐓𝐎| 𝑺𝒆𝒖𝒍𝒓𝒆𝒏𝒆 G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora