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Capítulo 12—

La tigre soltó su agarre del tronco del árbol, cayendo sobre el suelo del bosque. Furiosa busco la pequeña figura de la gatita, estaba cegada por la cólera. La pequeña mierda la había hecho sangrar y la había retado enfrente de la manada entera, era hora de que aprendiera lo que conllevaba ser su pareja.
 
Un rugido de tigre se escuchó desgarrar la paz del bosque. Seulgi paro su carrera entre los árboles, levantando la cabecita peluda trato de ubicar desde donde venía la amenaza. La pequeña felina tenía la seguridad de que si la enorme alfa la atrapaba le haría mucho daño, al principio estuvo cegada por una irracional cólera, ahora su sentido de la auto preservación le decía que huyera lo más lejos que pudiera.
 
Según las leyes animales, si eras tan valiente como para retar a otro, eras también el responsable de defenderte, así que su padre no podría hacer nada para evitar que esa tigre sub desarrollada se la almorzara, sin poner en compromiso la paz entre las manadas.
 
Olfateando el aire, Seulgi sabía exactamente a donde ir. Sacando las garras las uso para aumentar su agarre sobre el suelo del bosque. Debía encontrar a su pareja, ella la ayudaría. La pequeña gatita maullaba llamando a Joohyun, las marcas de olor le dijeron que ya había pasado la frontera de los lobos.
 
Aullidos se escucharon por todas partes, Seulgi estaba segura de que para ese momento no solo la cazaba una enorme tigre y sus subalternos. Debía encontrar pronto a Joohyun, con esa idea fija siguió corriendo, devorando los kilómetros, como alma que lleva el diablo. Jamás había corrido tanto en toda su vida, ni tampoco se había sentido tan cansada. Saltando entre la hierba alta se escondió, mientras trataba de llenar sus pulmones de aire.
 
Fue en ese preciso momento que un terrible mareo regreso, el bosque entero comenzó a girar. Dejándose caer sobre el suelo del bosque, supo que su destino estaba sellado. La tigre estaba muy cerca, podía escuchar como el enorme animal quebraba ramas en su afán por despedazar a la pequeña gatita que la había retado frente a propios y desconocidos. Con una sonrisa pensó que quizás era lo mejor.

....así todo terminaría rápido
 
Un aullido de lobo respondió al rugido del tigre, eso fue lo último que Seulgi escuchó antes de desmayarse.
 
(...)
 
Para Joohyun el maldito día había sido una mierda desde que se levantó, conforme pasaban las horas su loba solo se ponía más rabiosa cada vez. Cuando una hembra le sonría al pasar por la calle camino a la casa de su mejor amigo, la loba gruño advirtiéndole que mantuviera las distancias. No había llegado la hora del almuerzo cuando ya se había peleado con dos centinelas que le preguntaron qué palo tenia metido en el culo. Lo peor de todo es que hasta el mismo alfa de los lobos evitaba encontrarse en la misma habitación que su hija.
 
Conforme el día iba pasando, Joohyun estaba más intranquila. Era cuestión de horas para que la luna estuviera reinando en lo alto del cielo. Los machos solteros sonreían libidinosos a las hembras disponibles, los que estaban emparejados se ponían cariñoso preparando a sus parejas para una noche loca. Solo la joven loba estaba como en el limbo, por un lado no le tentaban las otras mujeres de la manada y por otro su pareja no estaba allí con ella para ayudarle con su problemita en sus pantalones. Eso solo aumentaba exponencialmente su mal humor.
 
A la caída del sol todos los miembros de la manada de lobos se fueron reuniendo en el claro, lejos de las miradas curiosas. Los cachorros más jóvenes, los que todavía no tenían edad de estar en celo jugaban por allí sobre sus cuatro patas, entre empujones y mordidas juguetonas le daban un ambiente festivo al bosque.
 
Los cambia-forma que ya estaban en la edad de jugar a las manitas calientes se veían inquietos, las feromonas saturaban el aire incitando a unos y otros a aparearse bajo la luz de la luna. La loba de Joohyun se revolvía dentro de la humana, esta sería su tercera luna como adulta y la segunda de muchas que pasaría sin su pareja.
 
Las risas y las bromas, el bullicio normal de los alegres lobos, eran como murmullos lejanos para los oídos de la hija del alfa. Apartándose de los demás camino hasta llegar bajo un frondoso árbol, sentándose en una de las raíces gruesas se dedicó a observar la preparación de todos antes de comenzar la feroz carrera a campo traviesa.

𝐂𝐔𝐀𝐍𝐃𝐎 𝐄𝐋 𝐋𝐎𝐁𝐎 𝐀𝐓𝐑𝐀𝐏𝐎 𝐀 𝐒𝐔 𝐆𝐀𝐓𝐎| 𝑺𝒆𝒖𝒍𝒓𝒆𝒏𝒆 G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora