Capítulo 1

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Después de haber barrido y dejado más que reluciente el piso de madera, el solo se encargó de acomodar los muebles en su lugar. Cuando la mudanza había llegado, les pidió a los hombres que traían sus muebles si podían meterlos en la casa, y afortunadamente habían aceptado.

Ahora él solo debía mover cada uno a su lugar.

Lo que más amaba de su nuevo hogar era su estilo rústico. Siempre le habían gustado las cosas así porque le daban una sensación hogareña y cálida, como una bella casa en un campo de flores.

Y hablando de plantas, sus padres se habían encargado de traerlas en auto hasta su casa.

Cuando aún vivía ahí, al menos la mitad de las macetas le pertenecían. El se encargaba de cuidar todas en general.

Sabía de memoria los cuidados que debía tener cada una y usualmente él se encargaba de regarlas. Su madre solía decir que tenía "buena mano" con las plantas.

En su mente ya pensaba en lo hermoso que se vería su patio trasero cuando lo terminada de arreglar.

Termino de acomodar la sala para después sentarse un momento.

Su espalda lo molestaba ligeramente por todo el esfuerzo hecho, pero no era nada que no pudiera tolerar.

Descansaría un poco y después se encargaría de podar el césped y arreglar su nuevo jardín. Pensar en lo hermoso que quedaría lo emocionaba. ¡Ya quería empezar!

Tras 15 minutos de reposo salió con instrumentos en mano. Unas tijeras para jardín, botas de plástico para no ensuciarse y otras herramientas para recoger los desechos.

Comenzó por el lado derecho, cerca a uno de los muros. Podó el césped e idealizo que otras cosas podría agregar a su patio para hacerlo lucir más hermoso. Quizá una pequeña mesa y una sombrilla le sentarían bien. Un lindo lugar para pasar el rato tras una tarde agitada.

Si, ¡iba a ser perfecto!

Pasó al lado izquierdo. Nuevamente su espalda comenzaba a molestarlo por estar tanto tiempo agachado. Para evitar ese problema, y de paso deshacerse de la maleza que había visto invadir un muro, prefirió dejar lo que hacía para después y prestar atención al otro problema.

Una enredadera de espinas de colores rojizos se aferraba a la pared.

Parecía venir de la casa de sus vecinos.

Desde aquel día, no había vuelto a hablar con ellos. Los saludaba de vez en cuando si se los topaba al salir, pero más allá de eso, nada.

Le parecían muy raros. Los solía oír gritarse y discutir, pero no parecía ser nada grave en realidad, e igual los oía reír muy fuerte para su gusto. ¡Podía oírlos hasta su casa!

El punto era que, muy pocas veces la casa estaba en silencio, lo cual le parecía muy raro.

Quizá solo estaba acostumbrado a la tranquilidad de su antiguo vecindario.

Sus padres siempre habían sido muy calmados al igual que las demás personas en la colonia, por lo que, ante este cambio tan drástico le tomaría un tiempo acostumbrarse

Las primeras impresiones sí que importaban y al menos hasta ahora, no creía poder hablar con JiMin de manera normal sin pensar en aquella situación. ¡Ni siquiera quería recordarlo!

Había sido muy incómodo. Le daba escalofríos de tan solo pensarlo.

Se colocó unos guantes para no lastimarse y puso todo su empeño en cortarla, pero la planta no cedía. El único que había salido con rasguños había sido el.

¿Tu esposo es un demonio? ʸᵐ ᵀʰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora