Capítulo 1

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Era una noche lluviosa y fría del 3 de enero de 1954 donde lo único que se oía en la avenida principal de aquel pueblo en medio de la nada misma que se encontraba tenuemente iluminada por pocas farolas a los costados del asfalto eran las llantas de un auto color marrón claro andando a toda velocidad, pero que a causa de las gotas de lluvia cayendo por los vidrios del automóvil dificultaba la visión del conductor al bajar la visibilidad, este revisó el reloj en la muñeca derecha rápidamente que tenía marcando que ya estaban pasando las once y media de la noche volviendo enseguida su vista a la carretera apenas pavimentada y que además debía apresurarse para llegar al centro médico más cercano de la zona; si bien condujo como un loco hacia el hospital del pueblo de esa solitaria avenida tenía conciencia de lo que estaba sucediendo por eso prestaba atención no solo al camino sino hacia atrás atento a cualquier cambio que viera por el retrovisor a lo que en cuanto llegó a su destino después de unos estresantes diez minutos de conducir estacionó el auto de golpe frente a la puerta del establecimiento que por los años parecía algo deteriorada (y tampoco se molestaban de arreglar sea de paso aclarar), bajó de su auto empapándose todo ya que la lluvia había incrementado su fuerza como si fuera todo preparado para que justo comenzara a llover de tal manera en ese momento para correr hasta las puertas abriéndolas de un portazo a la vez que llamaba a la enfermera que estaba de turno esa noche, ¡Oh pobre mujer!.
La joven mujer de cabellos negros alisado se despertó de golpe puesto que estaba muy cansada ya que venía de hace días haciendo guardias en ese horario pero para nada estaba preparada para lo que se vendría (una real anécdota que nadie le creerá ciertamente) y ahora mismo estaba asustada por el estruendo que ocasionó el recién llegado, se movió tan ágil como un gato para preparar una camilla puesto que el hombre se había ido enseguida solo para regresar ahora acompañado por otro muchacho de cabellos azules abultado (el recién llegado también poseía cabellos abultados pero al contrario que el otro estos eran naranjas) que se observaba algo pálido, apenas si podía caminar y mantenerse en pie, aunque no se viera signos físicos evidentes de una gran emergencia si se notaban en su cara y actitud, parecía si ser algo de gravedad. Entre ambos acostaron al mal herido con cuidado, tomar la camilla con precaución y llevarlo por el pasillo velozmente hacia la sala de emergencias, aunque en el camino el chico que estaba en buen estado de salud al parecer le dijo (ordenó) que llamara a un doctor con un apellido que ni ella recordaba que estuviera en el plantel de médicos esa noche ni en ningún hospital que lo mencionase, pero como la desesperación era tal (además de que era novata) que una vez dejó al enfermo en una sala le pidió al otro muchacho que "no entrase a la habitación y se quedara en el pasillo" y llamaría a un doctor que estuviera de guardia esa noche, "Llama a quien te dije, no seas necia" le ordenó con la sonrisa más tétrica y bonita que había visto hasta el momento esa chica que ahora su noche se había convertido en un tormento y no precisamente por la lluvia, se rascó la mejilla derecha nerviosa para asentir y sin saber si estaba bien corrió hacia la entrada donde estaba la recepción, tomó el tubo del teléfono que tenía cerca y... "¡Diablos como iba a contactarse con ese doctor!" No había nadie con ese apellido a lo que desobedeciendo al recién llegado y siendo lo más lógico llamó al doctor que prestaba sus servicios esa noche avisándole sobre la llegada de dos individuos con ciertas características físicas distinguibles y que pedían por un doctor que hasta ese momento era desconocido para ella.

- ¡Cálmate Clarice! En primera toma aire, segundo estabiliza al paciente dándole una transfusión de sangre y...
- ¡Pero doctor! Ni siquiera sabemos que tiene – interrumpió ella muy asustada, necesitaba ya que el doctor viniera del tercer piso donde se ubicaba haciendo papeles, pero ¿Por qué se lo tomaba todo a la ligera mientras ella estaba muy conmocionada?
- Lo sé, pero ellos me dijeron que eso es lo primero que podemos hacer de pasada hasta que vengan – le contestó a la enfermera con la voz tranquila, ella no podía verle pero el hombre ciertamente estaba nervioso porque sería la primera vez que los vería en acción.
- ¿D-de que habla? – cuestionó la enfermera que a este punto estaba horrorizada porque para empeorar las cosas como si se tratase de una película de terror las luces empezaron a parpadear a causa de la lluvia que se hacía cada vez más fuerte (sumado a las claras deficiencias del establecimiento)
- Escúchame bien y anota esto, 1562- 3666 y diles que necesitan al doctor Mitsuya Takashi en este lugar – asi como terminó de hablar cortó enseguida, debía procesar el hecho de que ahora vería cosas que no estaba preparado, ni toda la experiencia en su larga trayectoria como doctor lo iba a preparar para lo que podría ocurrir que viera, era hora de rezar por su alma si es que hay alguien allí arriba que lo salvase.

La enfermera llamó a ese número, la atendieron: vendrían enseguida. La enfermera se ocupó del paciente como le dijeron: su nombre era Souya, su hermano gemelo Nahoya. La enfermera no pegó un ojo en toda esa noche, no incluso desde que vio entrar a un hombre a la hora por la puerta de la recepción tranquilamente con un paraguas negro el cual sacudió sacándole las gotas de lluvia dejándolo en una esquina de la recepción, vestido como si fuera la peste negra, pero sin la característica máscara puesta a lo que pudo observar su rostro de ojos cansados y al cruzarse las miradas él le devolvió una leve y cálida sonrisa calmante; sea quien sea ese doctor y lo que hiciese logró atenuar los gritos desgarradores y convulsiones que presentaba su más que extraño paciente de esa noche y tal vez de su vida.


- Takashi, ¿Cómo está? – preguntó el muchacho de cabellos naranjas sentadojunto a la camilla donde estaba su hermano durmiendo plácidamente con su brazoextendido recibiendo una transfusión de sangre que él mismo se había ofrecido adar para él.
- Está bien, logré estabilizarle. Despertará en la mañana – contestó paraguardar sus instrumentos dentro de un pequeño maletín médico que trajo paracerrar esta y tomarla con su mano derecha y voltear a ver a los gemelosbastante cansado.
- No me has dicho lo mas importante – retrucó para dejar de mirar a su hermanoy observar al otro hombre que estaba parado a metros de él estoico y sereno.
- Ya lo sabes, Nahoya. No necesitas que lo diga – respondió el doctor Takashipara ir caminando lentamente hasta la puerta para girar la perilla de estadispuesto a irse ya, pero volteó ya que sabía que debía ser sincero con él. –Logré retrasar el proceso de conversión, utilicé los mismos principios que élestuvo investigando... Supongo que tiene más o menos quince días.
Dicho aquello esta vez sí abrió la puerta para salir de la sala donde seencontraba el muchacho que desde este momento su vida se convertiría en uncontra reloj para ganarle a la muerte; una vez mas el lugar volvió a quedar enun silencio mortuorio, Nahoya estaba devastado casi arrancándose los cabellosde su frente con sus dedos tratando de pensar como había sucedido todo esto. Ledolía recordarlo, todo era reciente, todo pasó tan rápidamente por sus ojos quesolo había cometido un error físico, un maldito error físico logrando quedejara su frente descuidado, su ballesta de tres flechas saliera disparadalejos de su alcance y en un intento desenfrenado para que a él no le sucediesenada Souya había saltado frente a él para ser mordido por un humano-vampiro queestaban cazando justamente esa anterior fatídica noche, él debería estarmuriendo no su hermano gemelo. Se odiaba mucho en ese momento, pero élrecompondría todo, él salvaría a su hermano aun sea lo último que haríasacrificando su vida si fuera necesario.


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Dejo aquí el primer capítulo que se que está corto y no me gusta pero prometo que los demás si están mas largos, tómenlo como una introducción al mundo de seres mitológicos porque los vampiros no son lo único que merodea por estos lados, hay que tener los ojos abiertos y la mente abierta para creer que ellos existen.
Si llegasen a ver un error ortográfico, se junta las letras o demás háganmelo saber puesto que wattpad solía hacerme eso con los otros fics que he escrito en su tiempo, asi que sin mas nada que agregar me despido

Hasta la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora