Capítulo 10: Segunda parte

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Luego de ese disparo todo se volvió silencioso, Ran había logrado derribar al cazador contra el suelo para quitarle el arma de las manos en el proceso; sus corazones estaban agitados, la respiración entrecortada siendo el vampiro el primero en levantarse del suelo y yendo con rapidez hacia los dos vampiros yacidos en el césped. Estaba asustado y nervioso, su hermano no se movía (tampoco Souya) pero esta vez estaba siendo egoísta y solo se estaba preocupando por su pequeño hermanito al cual revisó de pies a cabeza encontrando el pequeño agujero de la bala cerca de su corazón. Rindou abrió sus ojos lentamente estaba cansado, se sentía con el cuerpo pesado y solo atinó a mirar a su hermano mayor para luego desviar su mirada hacia Souya, estiró su mano débilmente pero Ran se la tomó diciéndole que no se moviera demasiado que debía guardar fuerzas; Rindou no estaba escuchando todo lo que pasaba a su alrededor, él solamente se quería acercar a Souya porque sentía en su corazón que debía verlo o si no fracasaría, se levantó con todas las fuerzas del mundo de los brazos de Ran y aunque este quiso insistirle en no moverse al joven vampiro no le importó sus súplicas que se arrastró como pudo hasta Souya observando que este no se estaba moviendo. Sus ojos se le llenaron de golpe de lágrimas, giró con cuidado a Souya analizando donde estaba la herida para intentar en vano parar la sangre que borboteaba de su cuerpo. Souya apenas respiraba, daba bocanadas de aire con sus ojos mas abiertos que antes mirando a la nada misma hasta que de alguna forma logró girar sus ojos hacia Rindou y de golpe como si hubiera recobrado la cordura de todo comenzó a llorar de igual forma que Rindou, asustado por la situación.
Hasta este momento Nahoya se había quedado en el suelo sentado de cuclillas, absorto mirando la escena sin saber que hacer o decir, había cumplido su palabra pero ¿A qué costo? Se sentía miserable, frustrado, triste y furioso en un remolino de sentimientos que se incrementaba sobre todo en su estómago. Observó la escena de Rindou arrastrándose hasta su hermano con las pocas fuerzas que le quedaban al igual que Ran que se acercó hasta ambos moribundos con el rostro más asustado que pudo ver de ese vampiro en todos estos meses. Algo en él se movió, algo que le decía "¡Muévete!" dentro de su cabeza una y otra vez. Entró en desesperación y se levantó del pasto con torpeza, trastabillando en el proceso para salir corriendo hasta su hermano en un santiamén en un momento de lucidez para arrodillarse frente a él de forma tan brusca que sus pantalones a la altura de las rodillas se rompieron, daba igual en ese momento, porque Nahoya miró a su hermano entre lágrimas para pedirle una y otra vez que le perdonase.

- Souya si te quiero, por favor... Perdóname, volvamos a casa. – estaba quebrado, su voz era un hilo finito, tanto su vista como su mente se nublaban y solo podía colocar sus manos sobre la frente de su hermano que estaba mas pálido de lo que siempre solía ser.

Souya entendía lo que su hermano le decía, estaba haciendo un esfuerzo sobre humano (y vampiro) para querer hablar aunque su voz no salía, no podía emitir ningún sonido porque sentía que fallecería en cualquier momento si lo hacía. Del otro lado sentía a Rindou que debido a su herida estaba a su lado, recostado por obra de Ran finalmente, intentando hablarle, aunque sin éxito alguno. Ran sabía lo que estaba pasando, estaba serio con el rostro fruncido, recargando la cabeza de su hermano sobre sus piernas pues era lo último que podía hacer en ese momento.

-¡Haz algo Ran! N-no sé lo que sea, ¡Tú sabes que hacer! – gritó Nahoya desesperado para levantar su cabeza hacia el vampiro de mirada melancólica, su voz estaba ya perdiéndose en el vacío, en el silencio del momento.
- No puedo. – dijo de forma cortante para observar el rostro de su hermano, llevó su mano hacia la de Rindou para darle un par de caricias antes de colocarla sobre la de Souya a la vez que escuchaba las súplicas de Nahoya de que hiciera algo. – Es su destino... Ambos deben permanecer juntos.
- ¿De qué diablos hablas? ¡Olvida esa mierda de almas gemelas y sálvalos! – el cazador no se estaba dando cuenta, pero en su pedido no solo estaba su hermano si no el imbécil de Rindou, no podía creer que su hermano lo iba a dejar morir.
- Perdieron mucha sangre ya Nahoya... Debimos habernos movido más rápido. – dijo él para seguir acariciando ahora el rostro de su hermano tragando saliva reteniendo las ganas de llorar en ese momento. – Si ellos deben estar juntos y esta es la manera quien soy yo para negárselos...

Nahoya quedó en total silencio, no sabía que decir, solo estaba en un mar de lágrimas pues veía como la mano que Rindou le tomaba a su hermano a la vez era apretada por su propio hermano, ¿Era de verdad algo de almas gemelas? ¿Era solo el momento? Le da igual, solo atinó a acercarse a su hermano para dejarle un beso en la mejilla izquierda con mucho cariño para juntar las frentes de ambos mientras seguía llorando desconsolado. "Eres el mejor hermano cazador del mundo" escuchó decir Nahoya, tal vez fue su imaginación, su deseo de querer escuchar la dulce voz de su hermano, pero al alejarse del rostro de su hermano lo observó cómo este mantenía sus ojos cerrados, instintivamente levantó la cabeza hacia Ran y luego hacia Rindou que también tenía sus ojos cerrados; ambos habían dejado ya este mundo.
En esa planicie, detrás de la iglesia ahora se encontraban Ran y Nahoya, el primero estaba imperturbable en su posición acariciando el rostro de su hermano mientras que el segundo lloraba sin descanso importándole poco quien lo escuchase hacer, a la mierda eso de que un hombre no podía llorar necesitaba desahogarse porque había perdido lo que mas quería en todo el mundo y lo único familiar que le quedaba. El cazador desolado se quedó sentado al lado del cuerpo de su hermano fallecido sin saber qué hacer, tomando sus rulos en desesperación, había dejado de llorar, pero ahora no sabía cómo continuar sin él ni ahora ni en el futuro, en cambio Ran si quién había preparado el automóvil en todo este tiempo para trasladar los cuerpos hacia un "Cementerio de vampiros" o algo asi le había dicho a Nahoya ni siquiera le prestó atención. Primero se encargó de su hermano cargándolo con cuidado y dejándolo en la parte trasera del auto con el mayor de los respetos que podía otorgarle, lo observó un momento con tristeza para suspirar y cerrar los ojos, tomó fuerzas y volvió hasta donde estaba Nahoya con el recién convertido vampiro fallecido en el suelo, intentó agacharse para tomarlo a lo que el cazador se alteró al ver que un vampiro tocaba a su hermano.

- Nahoya, debemos llevarlos al sepelio, si sale el sol y ellos no están allí desaparecen para siempre. – le comentó Ran tratando de buscar paciencia en su cabeza para tratar con Nahoya, debían entenderse mutuamente, pero Ran bien sabía que Nahoya no estaba en sus cabales en este momento. – Prometo que lo tratarán con respeto.
-¡Me da igual! ¡No es un vampiro! – vociferó Nahoya enojado, estaba en fase de negación. Se levantó del suelo rápidamente y fue hasta Ran con la intención de pegarle, pero este previniendo sus movimientos lo tomó de las muñecas con fuerza intentando disuadirle de atacarle y en cambio lo ayudase a llevar el cuerpo de Souya al auto, Nahoya no quería escucharlo, estaba demasiado perdido en sus pensamientos negacionistas que no podía ver la realidad. – Es mentira, ¡Dime que es mentira! – le gritó para intentar seguir golpeándole, pero al ver que no podría y que nada estaba resolviendo las cosas dejó de forcejear, dejó caer su frente hacia el torso del vampiro para abrazarlo con fuerza a la vez que volvía a llorar, se sentía el hombre mas infeliz del mundo por su propia culpa. – Es mi culpa, yo fui quien ocasionó esto, si no fuera descuidado...
- Fue un accidente, no fue tu culpa... Solo fue acción y consecuencia. – trató de calmarle Ran, aunque en el fondo de su corazón también estaba sufriendo, si su corazón había sido quebrado cuando su madre murió ahora estaba muerto, ahora era realmente un muerto en vida.

Hasta la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora