Capítulo 3

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Nahoya encendió la radio del auto para buscar una emisora que valiera la pena para pasar el tiempo en lo que él conducía por la carretera, su hermano gemelo se molestó porque eso significaba que no estaba prestando atención al camino por delante por lo que se ofreció él a buscar una emisora que fuera de agrado para ambos, aunque estuviera difícil. Souya había estado muchísimo mejor desde que lo estabilizaron aquella noche si bien sentía los efectos de la transformación cada cierto tiempo no eran tan fuertes o peligrosos incluso para los demás, también se le sumaba el efecto de que él era un erudito de las ciencias y había estado experimentado con su cuerpo estos días en lo que el traslado se hacía definitivo y posteriormente empacaba ciertas cosas necesarias para su viaje, no tenía mucha fe en conseguir una cura para sí mismo pero de lo que si estaba seguro era de que él mismo seria su propio experimento porque aprovecharía cada oportunidad al máximo y para que a posterior más cazadores como él siguieran sus pasos, descubrieran la verdad y confirmaran una solución a una transformación vampírica, sería una total revolución a nivel científico pero para eso él debía esmerarse en aquello e incluso sacrificar su vida si quería que fuera realidad.
El chico de cabellos azules sonrió apenas aunque no se notase pues logró conseguir una emisora que pasaba buena música de jazz bailable que si estuvieran en un bar ambos bailarían con hermosas chicas hasta que sus pies se cansaran de estar parados, sin embargo se estaban dirigiendo hacia un pequeño pueblo en algún sitio de Fukushima, en su viejo auto cargado con valijas y armas listas para combatir a cualquier vampiro que se les atraviese en el camino; tenían hospedaje de por si ya que Baji se había encargado de conseguirles uno barato y que no preguntaba mucho, además de darles algunas indicaciones de cómo moverse en ese sitio y la ubicación de los posibles vampiros vástagos de los Haitani que vivían un poco más cerca del pueblo para preguntarles sobre el paradero de los primeros, eso ahorraba mucho tiempo. En el camino, para entretenerse, los hermanos hablaban de distintas cosas, Souya anotaba cosas en su libreta que siempre tenía a la mano junto a su lapicera escribiendo ciertas notas a la vez que conversaba, una habilidad realmente excelente para alguien como él que debía prestar atención a lo que decía alguien como su hermano, y a la vez debía resguardar sus anotaciones de este y por eso para Nahoya era imposible de saber y aunque le diese mucha curiosidad no podía nunca saber que escribía, de cualquier forma siempre terminaba por aburrirse al solo recibir "Si, no, tal vez" de su hermano y seguía conduciendo por el camino mirando al frente cansado aunque nuevamente volvía a mirar a su hermano con una sonrisa para comenzar una nueva charla con su hermano; al menos hasta que por fin habían llegado a la entrada del pequeño pueblo que se desviaba de la carretera principal. El sendero ya era de tierra y con algunas piedras dificultando el paso del vehículo sobre el, pero con cuidado Nahoya siguió conduciendo, ellos dando saltitos en sus asientos, el auto moviéndose como si de un pequeño terremoto se tratase y en ese momento Souya temió por sus cosas que la gran mayoría era de vidrio pero pudo respirar al fin cuando llegaron hasta una calle de asfalto algo maltratada, pero definitivamente mejor que la calle de donde venían, donde un policía sentado en una cabina pequeña los detenía con su mano en alto en lo que se levantaba de su asiento; luego de arreglar su entrada, de decir el motivo por el que estaban allí y mostrar su hospedaje el policía los dejó pasar sin problemas, los gemelos siguieron su camino por la calle pasando por una parte del pueblo hasta llegar a un hotel que no estaba muy lejos de la entrada y que quedaba incluso más cerca de lo que creían (Baji siempre les daba las cosas fácil); bajaron sus valijas del baúl con cuidado, incluso sus armas que estaban dentro de una valija especial hubieran querido traer más pero el espacio se reducía en su automóvil y tuvieron una fuerte discusión de que debían traer esencialmente, caminaron hasta la recepción donde abrieron la puerta entraron en ella dejando las maletas y de lado y Souya miró al frente donde un hombre estaba viendo una vieja televisión en blanco y negro un programa que no se llegaba a observar de que se trataba pero parecía entretenido para el señor.

- Hey, danos nuestra habitación. – exigió Nahoya con una sonrisita para dejar su valija a un lado suyo a veces era un tremendo idiota pretencioso.
- Nahoya, por favor. – lo retó su hermano con la voz seria para dejar sus cosas sobre el piso y acercarse al mostrador donde el hombre los miraba ya de mala gana por culpa de la insensatez de Nahoya. – Tenemos una reservación para una habitación, aquí tiene el nombre.

Souya estiró su mano con el papel que había sacado de su bolsillo derecho del pantalón con el nombre de Baji y número de teléfono de este por si quería llamar pero el hombre solo se conformó con ver que era el mismo día y hora de reservación que habían hecho días atrás, sacó de debajo de la mesada un libro para apoyarlo sobre el escritorio, abrió este con delicadeza y lentamente para hacer un chequeo rápido a las habitaciones disponibles con toda la paciencia del tiempo como para cobrarse de alguna forma la mala actuación del chico de cabellos naranjas, pero luego de dar un par de vueltas les entregó una llave (a Souya específicamente) dándole algunas indicaciones del funcionamiento del sitio, las tiendas del pueblo y los sitios turísticos que podían visitar como de costumbre solía decirle a sus inquilinos del momento. Souya agradeció para llevarse a su hermano fuera de allí tomándole bruscamente del brazo para dirigirse a la salida.
Luego de irse de la recepción con sus cosas en mano caminaron por el pasillo que los llevaba al segundo piso de donde se supone estaba su habitación, en la escalera mientras subían las cosas cuidadosamente Souya aprovechó para retar a su hermano por su mala educación además de molestarle por otras cosas que no venían al caso pero debía aprovechar el momento y Nahoya solo lo escuchaba, no iba a defenderse pero tampoco a quedarse mudo lo que hacía molestar a su hermano que solo rodó los ojos y dejó el tema momentáneamente por ahora. Al llegar al cuarto que compartirían este era uno típico de hotel de mala muerte en Japón, era obvio que Baji haría este tipo de cosas, pero no podían hacer mucho mas ni llamar la atención mas de lo que podrían hacerlo siendo extranjeros en ese sitio que parecía aislado del mundo y ellos estaban vestidos con ropas que se notaban a simple vista que provenían de Tokio. El menor de los hermanos dejó todo a un costado de una pared maltrecha cerca de la puerta de entrada, para acomodar también la valija de su hermano que en este mismo momento estaba acostado en la cama cansado de manejar o eso decía él dejándole todo el trabajo, tampoco se molestaba porque prefería él ordenar todo y no dejar todo a la suerte de Nahoya que podrá ser el mejor cazador de la Gran Tokio pero era también era el mejor desordenado del mundo; Souya luego de dejar todo en su lugar suspiró de cansansio, miró a su hermano y caminó hasta la cama donde se unió a él para acostarse a su lado observando ambos al techo de madera escuchando los sonidos de los pájaros y algún que otro sonido de una habitación que tenía también hospedadores haciendo ruido en la lejanía; él levantó su brazo vendado mirando con atención esta como intentando buscar una respuesta que no iba a aparecer mágicamente pero intentaría todo lo posible para buscar la solución, Nahoya lo miró de reojo algo melancólico a pesar de su sonrisa la culpa le estaba corroyendo lentamente en su mente, necesitaba disipar esos pensamientos por lo que se sentó en la cama aprovechando el descuido de su pequeño hermano que estaba distraído en su mente para estirar sus manos y hacerle cosquillas logrando que su hermano riera hasta el hartazgo comenzado ambos a jugar como si se tratasen de dos chicos de 10 años de vuelta, debían olvidarse por un momento que ellos tenían 27 años y debían estar ya metidos en una misión, la última (tal vez) que tendrían juntos.
Esa misma tarde luego de un par de indicaciones de los pueblerinos y de caminar algo cansados hasta el bosque dieron con un pequeño sendero de tierra pero que parecía bien cuidado donde se veía que solían pasar seguido los automóviles por este, con árboles a los costados que daban una hermosa sombra con matas a los costados y flores que hacían del sitio un lugar agradable, el sol se colaba de entre las copas de los árboles y el suave viento movía las hojas en su vaivén cálido, algo inusual para estar en invierno pero era agradable después de todo y aun teniendo un hermoso espectáculo frente a él Nahoya estaba cansado y aburrido de tanto caminar, él hubiera venido en auto hasta aquí pero Souya quería dar primero una vuelta al lugar además de descansar y observar el paisaje que estando en el auto no podría haber aprovechado como quería, pero finalmente su viaje al fin dio frutos observando a lo lejos una vieja casona de tres pisos, de un estilo muy europeo del siglo XX erigida para imponer y misteriosamente armoniosa con el bosque. Cuando llegaron hasta los límites del terreno se veía como esta estaba custodiada por unas rejas de estilo gótico antiguo, dando la bienvenida a los visitantes que se atrevían a penetrar sus puertas, árboles que carecían de sus copas verdes rodeando por doquier la casa con flores marchitas decorando el exterior dejando ver el estado nostálgico y frío típico del invierno, que cuando los hermanos abrieron las rejas dejaron oír un chirriante sonido que dejaba al descubierto su llegada a quien sea que estuviese dentro, ambos hicieron una mueca de disgusto no querían ni preferían haber hecho eso, dejaron la puerta abierta y sin miedo alguno siguieron adelante hacia las escaleras que daban a la puerta de entrada. Souya no pudo evitar mirar hacia izquierda donde en un pedestal se ubicaba un pequeño ángel de alas delgadas mirándolo detenidamente con los ojos llorosos, realmente a Souya le dio algo intimidación y de tristeza a la vez una simple estatua pero no se dejó intimidar del todo y siguió su camino al terminar de tragar saliva e ignorar ese sentimiento tan lúgubre que le dejó la estatua rumbo a las escaleras hacia el pequeño Porsche de la casa, miró a su hermano que estaba sonriendo aunque sabía que este estaba algo nervioso al igual que él, con la adrenalina corriendo ya por su cuerpo pues estaba listo para pelear con cualquiera sea un humano o no y su hermano estaba igual, no era necesario que hablasen porque ambos se conocían mas que bien lo que pensaban cuando trabajan juntos.
Nahoya golpeó la puerta 3 veces y se alejó de esta unos cm para voltear a ver a su hermano sonriendo ampliamente, estaba nervioso muy nervioso de hecho pero iba a ser fuerte para cualquier cosa, pero mas allá del silencio nada pasó nadie venía a abrir; volvió a insistir una vez más pero como la primer vez nada ocurrió, intentó una tercer vez cabreado porque odiaba la espera y el mucha paciencia no tenía en este momento y cuando se estaba por empezar a quejar al aire de que "Odio que me hagan esperar como si fuera que son la gran cosa estos malditos hijos de p-" ni siquiera pudo terminar su frase porque la enorme puerta de madera marrón se abrió dejando ver a una figura alta, sus largos brazos con sus manos de dedos finos y largos sosteniendo el pomo de la puerta observándole con ojos de iris violetas serios, su cabello era negro pero parecía que había teñido su cabello a mitad de este de color rubio y ahora tenía el cabello atado en una trenza que caía sobre su lado derecho del hombro, sus labios finos medio entre abiertos anunciaban que iba a decir algo por eso (y solo por eso no es como que a Nahoya lo hayan intimidado con tan poco) se calló para quedarse observándolo fijamente.

- Esta casa no es un tour, váyanse por donde vinieron. – pronunció el hombre que ahora inclinó un poco la cabeza para observar a ambos hermanos, no va a negar que le pareció curioso el cabello de los gemelos y sus gestos contrarios en el rostro.
- No vinimos por un tour, vinimos a buscar a Haitani Ran – respondió Nahoya con una sonrisa en los labios, había vuelto a tener confianza en sí mismo y se colocó por encima de su hermano, esta vez no iba a cometer errores por si algo ocurría.

El hombre de ojos lilas inclinó un poco más la cabeza curioso, sonrió apenas dejando ver sus dientes en especial sus colmillos sobresalientes para mirar de abajo arriba a Nahoya observando todo lo que podía rápidamente para luego seguir su mirada a Souya haciendo el mismo procedimiento, ¿Por qué dos chicos lo estaban buscando? ¿Serán cazadores imprudentes que quieren acabar con ellos? Siempre hay de estos cada cierto tiempo y que él se dedica a jugar con ellos por mera diversión antes de matarles al succionarles la sangre.

- ¿Por qué dos conejitos esponjosos me buscan?- preguntó para inclinarse esta vez hacia adelante, especialmente sobre Nahoya para mostrarle sus colmillos relucientes, obvio que el susodicho no iba a echarse atrás y levantó la mirada junto a su cuello para contestarle mordazmente a su anfitrión un "Vengo por un trato sucio vampiro" - ¡Oh! – exclamó Ran divertido por la osadía de Nahoya, ¿Qué tan creído y confiado debes ser para decir eso luego de pedir un trato? Parecía idiota decir eso - ¿Un trato conmigo? ¿No crees que es tonto decirme eso y luego llamarme sucio vampiro? – cuestionó Ran para volver a ponerse derecho observando a los dos hermanos como mantenían la mirada sobre él, el de cabellos naranjas tenía una sonrisa encantadora pero era un gran maleducado por lo que había escuchado en minutos.
- Ignórelo, señor Haitani. Venimos por un trato, pero por favor olvide lo que dijo. – contestó rápidamente Souya aterrado y molesto a la vez quien estaba ya con la vena que se le sobresalía, su hermano a veces podía ser desesperante y orgulloso por mantener su estatus.

Ran Haitani estaba intrigado, no va a negar que le daba mucha curiosidad por que dos sujetos se le aparecieron en la puerta con una oferta de un trato y que encima provenía de dos individuos muy similares pero que parecían tener personalidad contrapuesta, curioso cuanto menos. Llevó su mano libre derecha hacia su rostro pasando su dedo índice sobre sus labios y terminando en su barbilla pensando en que podía hacer, podría escucharlos por un momento para divertirse y luego cerrarles la puerta en la cara eso realmente sonaba a un buen plan que lo hizo sonreír sin darse cuenta de una forma maliciosa que los hermanos no dejaron pasar desapercibido, aunque no pudieron decir nada puesto que de la nada a su lado, por encima de su hombro se asomó un muchacho de cabellos rubios con mechones de color celestes intercalados, también tenía ojos violetas detrás de unos lentes redondos observando a los gemelos como si se tratase de un gatito curioso.

- ¿Quiénes son? ¿Por qué molestan a Onii-san? – preguntó molesto frunciendo el ceño para mirar con impaciencia y superioridad al par de hermanos, sin embargo quedó algo atontado al ver al muchacho de cabellos azules abultado de repente ¿Qué era lo que había sentido hace segundos con solo verlo?
- Que te im-
- Venimos a hacer un trato con Ran Haitani, solo es eso. Escúchennos por favor. – se adelantó a hablar Souya para inclinarse frente a ellos tratando de ganar su favor, dios mío porque le tocó un hermano como Nahoya que se pone pesado en un momento como este, pero que podía hacer después de todo lo quería tal y como era solo que a veces casi (siempre) mete la pata.
- Mmmm ¿Y qué tienen que decirme para que yo me interese en hacer un trato con ustedes? – preguntó Ran observando a los gemelos con una sonrisa, ahora había dejado espacio para que su hermano se asomase a ver, si bien él tomaba las decisiones finales no podía evitar dejar que su hermanito diera su opinión.
- Estoy enfermo, un humano-vampiro terminó por morderme, gracias a un doctor el tiempo de conversión se retrasó pero venimos aquí en busca de una solución. Se rumorea que si un vampiro puro por voluntad propia le entrega su sangre a un humano que se está por convertir este se le puede revertir el proceso de conversión, yo he estudiado todo ese método al igual que Nahoya, mi hermano, pero no hemos podido comprobarlo solo necesitamos de su ayuda. – comentó rápidamente Souya que se había vuelto a poner derecho para mirar no solo a Ran si no a su hermano quien no dejaba de verlo ¿De forma intimidante? Le daba mala espina ambos igualmente y tampoco sabía si se había expresado bien pues las palabras solo le salieron, ni siquiera tuvo tiempo de formular bien el resumen de la historia.
- ¿Y qué ganaría yo? – preguntó Ran ladeando su cabeza, pensando en ese tonto rumor de hace siglos que nadie pudo comprobar, sonrió por la tontería que le venían a platicar para seguir hablando de algo que se le ocurrió en ese segundo. – Además si yo te muerdo ahora es más que seguro que te conviertas en vampiro de la baja estirpe, no tiene sentido. – mintió pero debía hacerlo para poder probar a los gemelos y jugar con ellos.
- Lo sé mas que bien, pero yo tengo un método para que esto se revierta sin necesidad de convertirme en un vampiro. – respondió Souya sin pensar para mirar a los dos vampiros que tenía enfrente que parecían estar a punto de estallar de la risa frente de sus caras, no le gustaba que los tratasen de idiotas, pero debía apurarse a hablar sobre la otra parte del trato para atraerlos. – A cambio, les ofrecemos inmunidad por parte de la Gran Tokio por tres generaciones seguidas sin opción de remoción, damos nuestra palabra que nunca los tocarían.

Ran que estaba a punto de reírse escuchó con atención su plan, giró los ojos hacia un costado tratando de pensar en ese trato a la vez que miraba a su hermano aunque enseguida soltó una risita para cruzársele una idea-broma por la cabeza solo para molestar.


- Mmmmm ¿Y si tú me das de tu sangre? – sugirió Ran mirando al chico de cabellos naranjas revoltosos para dedicarle una sonrisa, el mencionado lo miró fijamente para sonreír ampliamente. – Además de lo que me mencionaron anteriormente, claro.
- Ni de coña, imbécil. – le contestó Nahoya riéndose de los nervios sintiendo la mano de Souya sobre su hombro, si Souya no se moría por ser vampiro se moriría por lo que decía Nahoya.

Ran lo miró sorprendido por su contestación para volver a voltear a ver a su hermano quien estaba serio mirando a algo en específico, lo codeó y le hizo señas con la mano para que hablase o dijese algo pero su hermano parecía estar tan perdido en la nebulosa que rodó los ojos y no tuvo más que otra que volver a hablar.

- Son un par de ridículos. Vuelvan por donde vinieron. – contestó Ran para cerrar la puerta rápidamente corriendo a su hermano de la puerta cuidadosamente y finalmente quedar ellos a solas en el vestíbulo de la casa, se disponía a irse a hacer sus cosas cuando su hermano menor le preguntó "Hey, ¿Por qué no me dejaste hablar?"
- ¿Qué? Te dejé hablar, pero parecías perdido en tus pensamientos, además no valía la pena. – respondió para suspirar cansado y llevando su mano izquierda a su trenza la cual empezó a enrollar en su dedo índice jugueteando con este.
- ¿Qué no valía la pena? Ran, esto puede ser la llave para poder saber más sobre las almas gemelas. – soltó el muchacho de anteojos que se los volvió a acomodar en el puente de su nariz para mirar a su hermano mayor algo molesto.
- ¿Sigues con eso? – espetó Ran para volver e inclinarse hacia él con la intención de retarle. – Rindou, esas son tonterías, no existe algo como almas gemelas, además son solo un par de humanos charlatanes sin nada más que hacer, ¿Ya viste a ese idiota mal educado? No sé cómo no lo maté ya, debo estar cansado seguro.
- Me da igual ese idiota, su hermano Ran, su hermano podría ser mi alma gemela.– comentó Rindou para mirar a los ojos a su hermano tratando de buscar que una vez más le diera la razón y él lo comprendiera. Iba a lograrlo a como dé lugar.
- ¡No! ¡Definitivamente no! No voy a dejar que te involucres con ese piojoso de sonrisa sarcástica, anda a saber si no tiene pulgas en ese cabello roñoso. –respondió Ran enfadado para mirar fijamente a su hermano como si dijese con la mirada "Ya déjalo aquí".

Un silencio incómodo se formó ahora en el vestíbulo de la casa, ambos vampiros se miraban desafiantes esperando a que uno dijera algo más.

- ¡Estamos aún aquí!- se escuchó detrás de la puerta por parte de la voz de Nahoya quien estaba con una vena que se le sobresalía en el rostro y a punto demoler la puerta abajo con sus puños al escuchar como ese tonto de la trenza le insultaba, pero que Souya estaba tironeándolo para atrás intentando que se fueran de allí.
- ¡Váyanse de aquí humanos!- Exclamó Ran molesto a través de la puerta para colocar las manos en su cintura mientras lo decía, tomó aire para voltear a vera su hermano observándole muy fijamente enojado. – Y tú, basta de ese tema. Se acabó todo, el asunto quedó zanjado.

Ordenó para llevar sus manos posteriori a sus cabellos que sobresalían de su rostro para ordenarlos un poco, cerró los ojos un momento y luego dio la media vuelta hacia un costado para irse del vestíbulo en dirección a las escaleras, estaba muy cansado y quería acostarse a dormir, era muy temprano para estar despierto ya en la noche podría moverse con más facilidad que ahora, además que debía pensar en quién demonios eran esos dos engendros que habían aparecido con esa tonta propuesta de la nada, debía prepararle una visita a Honda cuanto antes.

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¡Hola! Aquí yo de vuelta. La semana que viene vuelvo a cursar de vuelta una materia pero debo finales - llora en universidad-  por lo que puede que me demore, no porque no tenga la historia hecha (que esto final ya tiene xD ) solo que me demoro en chequear todo, releerlo y que quede coherente, además que soy masoquista y que debo escribir otras cosas jajajaja quien me manda agarrar proyectos a mil 
Espero les guste el cap de hoy y cuídense, vayan por la sombra

Hasta la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora