Magnus abrió la puerta del lugar mostrando su ojo a un panel electrónico que lo escaneó.
Se enderezó y empujó la silla de ruedas dónde estaba Alexander quien tenía en brazos a sus dos bebés.
Jace lo seguía se cerca al entrar y Catarina se quedó afuera, admirando el ambiente y evitando a la familia.
– Robert y Maryse vendrán a verte
Dijo Jace a Alec informando de la próxima visita, sólo sus padres sabrían su ubicación y no iban a divulgarlo. Ellos vendrían a estar seguros de que unos de sus dos hijos biológicos estaba bien, habían perdido a Max, era una necesidad cruda el estar seguros de que Alec vivía.
– ¿Qué sucede con Issabel?
Jace suspiró y tomó al pequeño bebé Max. Había adquirido esa costumbre cuando extrañaba a su hermano muerto.
– En realidad no tengo idea. Quizá necesite ayuda profesional.
Alexander no sabía que su hermana había declarado que había sido él quien la había golpeado. Ella no tenía gran daño en el cuerpo, algunas contusiones simples.
– Pues somos dos
Declaró Alexander simplemente, casi podría decirse que con humor negro.
Se veía cansado. Entonces el rubio y la doctora se encargaron de los niños mientras Magnus curaba a Alexander y lo recostaba en la cama.
Les llevaron a sus hijos después de un rato por haberlos bañado, alimentado y casi dormido.
Alexander se durmió y Magnus se preguntó porqué Alec no había hecho aparición desde el submarino. ¿Estaba esperando algo?
Los sensores saltaron con la alarma y fué como se dieron cuenta que tenían visitas incluso cuando la camioneta venía a un par de kilómetros.
Jace corrió a apagarlos antes de que las minas se activaran.
– Es Issabel
Informó Jace a los adultos en casa.
Entonces Magnus vió como los ojos de Alexander se obscurecieron.
– Bienvenido Alec
Dijo el moreno. No le pidió que se controlara, al contrario. Quería saber... ¿Porqué tenía que protegerse? ¿Porqué salió Alec? ¿Había peligro? ¿Issabel? ¿Ella era el peligro? O Alec quería proteger a Alexander de Alguna cosa hiriente que le diría la pelinegra.
Jace lo notó también, demasiado obvio como para dejarlo pasar. Él también quería saber a qué venía esa reacción.
– Cat, Jace, los niños deben ir a dar un paseo
Ordenó Magnus y ambos desaparecieron rumbo al cuarto del matrimonio. Tomaron a los bebés y se internaron en una puerta escondida detrás del espejo de cuerpo entero que había en el baño.
Adentro descendían unas escaleras hasta un pasadizo donde podían ir directamente a un pequeño lugar parecido a un invernadero bajo tierra.
– Déjanos
Pidió/ordenó Alec.
Magnus no se opuso a nada, no le negaría nada a Alexander cuando todo era tan sospechoso.
El moreno salió de la sala continúa a la entrada y cambió de habitación. Esperó un tiempo hasta que escuchó el motor detenerse y las llantas en la gravilla de afuera.
Pov Magnus
Removí de mis pies en calzado y cuando la puerta de la entrada se abrió, atravesé el pasillo, quedando oculto en las sombras pero desde mi lugar podría escuchar toda la conversación de los hermanos y verlos un poco.
– ¿Porqué estás en mi casa?
Exigió Alec antes de decir "Hola"
– Le pedí a papá la dirección para venir a verlos
Dijo ella muy insegura. Yo nunca había escuchado ese tono en mi cuñada, ella era alguien con tanta energía y seguridad en sí misma que eso era extraño.
– Eres idiota si crees que dejaré que te acerques a mi familia
Honestamente salté ante el tono de odio repentino en el chico.
– Sé que no estoy hablando con mi hermano. Tú eres ese... Monstruo.
Y su tono no era de desagrado u odio a diferencia de él, ella estaba confundida y esperanzada.
La silla azotó cuando él se puso de pie rápidamente y encaró a su hermana.
– Alexander estaría destrozado de saber lo que hiciste - comenzó Alec - Pero no creas ni por un segundo que te dejaré hablar con él. Si tratas de llegar a él, dejaré que sepa lo que hiciste y entonces te va a odiar.
La intención de mi chico era irse, estaba por salir cuando Issabel creyó el acto cómo una oportunidad.
Ella secó sus manos en los jeans que traía y tragó antes de hablar, sé escuchaba indignación en su tono.
– Tú no sabes lo que yo he sufrido. Lo difícil que fué para mí...
Alec regresó sobre sus pasos, la tomó del cuello y la levantó varios centímetros del suelo
– ¿Que no sé lo que has sufrido? ¿Acaso sabes tú lo que yo he sufrido? ¿Te atreves a comparar y ponerte por encima de mí?. Déjate de idioteces Issabel, naciste en cuna de oro, rodeada de lujos y siendo cuidada incluso por tu hermano más pequeño, en lugar de luchar por hacer algo por tí misma preferiste extender la mano y exigir. ¿Sabes lo que es el sufrimiento? ¿Quieres poner en una balanza nuestras vivencias? Porque te aseguro que no entras en la categoría para poder medirte conmigo. - tomó un respiro y siguió - Hiciste una elección, tú decidiste ser el verdugo en lugar del prisionero, fué tu mano la que se alzó con el látigo, tú sostuviste el fuego que quemó mi pecho y las pinzas que arrancaron mis uñas. Si soy un monstruo es gracias a que tú, maldita egoísta de mierda, decidiste que yo no había sufrido lo suficiente hasta el momento y debía sacrificarme para que salieras ilesa.
Acto seguido la arrojó lejos y ella tosió un par de veces.
Pero mi cabeza no estaba trabajando lo suficientemente rápido. ¿Alexander dijo lo que creo que dijo?
– No te discuto eso, -dijo en replica - solo digo que también fué difícil para mí.
Yo no aguantaba más. Mis pensamientos hicieron clic y mi cuerpo se adelantó por sí solo.
Esquivé a Alexander y llegué hasta Issabel, la tomé del cabello y la jale hasta ponerla de pie.
Sin importarme nada caminé arrastrándola hasta la puerta de entrada de la casa y la tiré por las escaleras.– Tienes suerte de estar viva, pero eso cambia en diez segundos. ¡Lárgate!
Ella corrió de vuelta a la camioneta y piso el acelerador a fondo.